Blackhawk: Remontando el vuelo con la ayuda de Howard Chaykin

1941, el fascismo avanza de forma inexorable por toda Europa. Italia está gobernada por Mussolini desde hace mas de una década, España ha caído en las garras de Franco y Adolf Hitler, al mando del ejército nazi, avanza de forma imparable a lo largo de Europa. Francia ya ha caído bajo sus garras y Gran Bretaña aun se mantiene firme en su oposición al eje. Mientras tanto Estados Unidos aun no ha entrado en la guerra y se mantiene a la espera entreteniéndose en destruir la reputación de un hombre que, sin saberlo, será la única esperanza que tienen de sobrevivir a la guerra. Fue en este escenario donde Howard Chaykin nos presento en 1987 su versión de Blackhawk, el mítico héroe del aire de DC.

Chaykin, tu antes molabas

Tras haber combatido al fascismo en la guerra civil española y haberse convertido en un héroe para muchos por sus hazañas en Europa, la buena fama de Janos “Blackhawk” Prohaska está cayendo en picado. Un senador estadounidense, aprovechando el pasado socialista de Blackhawk, se ha empeñado en demostrar al mundo que este en realidad no es más que un espía de la Unión Soviética infiltrado en los Estados Unidos a las órdenes de Stalin. Las sospechas han calado tan hondo que su ciudadanía estadounidense ha sido revocada y tanto el cómo su escuadrón de pilotos han caído en desgracia al perder el favor del público.

Otra cosa no, pero tiene cara de disfrutar volando

Lo que no sabe Blackhawk es que todo esto es un plan orquestado por Lord “Death” Mayhew, un aristócrata y estrella de Hollywood (con un mas que notable parecido a Errol Flynn) que realizo misiones para Franco en la Guerra Civil Española y que actuaba como espía nazi en estados Unidos hasta que BlackHawk le descubrió y revelo su doble juego al mundo. A Mayhew no le basta con servir a sus amos nazis y ayudarles a ganar la guerra, quiere además vengarse del hombre que arruino su carrera destruyendo su reputación antes de acabar con su vida. Así que al mando de su escuadrón de pilotos, los Leones Blancos, Mayhew se dedicara en cuerpo y alma a su tarea de destruir América utilizando para ello las más terribles armas a su disposición…

Con los dedos de la mano, los dedos de los pies…

En los años ochenta Chaykin estaba en uno de los mejores momentos de su carrera y parecía que todo lo que tocaba se convertía en oro. Es verdad que su manía de que los protagonistas de sus comics fuesen casi clónicos unos de otros era un poco raro, daba igual de que comic se tratase, el protagonista siempre era un tipo grandote de mandíbula cuadrada, pelo oscuro, bastante machista y al que se podría definir como “súper macho” (y hay quien dice que ese modelo no es más que una versión idealizada del propio Chaykin). Pero todo lo que escribía era tan bueno que daba igual, y este Blackhawk no es una excepción. Aquí dejo un poco de lado esa faceta del personaje de “hazañas aéreas” para contarnos un thriller político con muchísima acción. Y fue tan exitoso este relanzamiento del personaje que, al igual que sucedió con La Sombra, Blackhawk acabo volviendo a tener serie propia, que mantenía el tono que Chaykin le había dado a sus aventuras.

Vale, clónicos, lo que se dice clónicos no son, que Buck Rogers parece que se ha pasado con el botox

Lo triste de recordar este cómic es darnos cuenta de que hace mucho que no vemos al viejo Howard Chaykin, quien con los años ha terminado por convertirse casi en una caricatura de lo que fue repitiendo una y otra vez los mismos esquemas, como si hiciese los cómic con una plantilla.  De hecho, pese a gustarme mucho su trabajos en los años ochenta, hace ya mucho que perdí la esperanza de volver a leer al Chaykin de antaño. Pero pese a ello aun le doy una oportunidad a cada cómics nuevo que saca para ver si con suerte ha recuperado la chispa que tenia, si, incluso lo hice con Black Kiss II, pero de momento no hay suerte…