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El Amanecer de los Muertos, el remake de James Gunn y Zack Snyder

«Cuando no queda sitio en el infierno, los muertos caminarán sobre la Tierra», decía el slogan de la película original de George Romero, y así lo repite el guión de James Gunn para la película de Zack Snyder. Allá por 2003 y con el 28 días después de Danny Boyle todavía muy reciente, los zombies habían resurgido con toda la fuerza del mundo y por eso lios productores Marc Abraham y Eric Newman decidieron que era una buena idea que la tercera película de su nueva productora fuera un remake de Dawn of the Dead, lo que por aquí se llamó «Zombi» a secas. Y sí, dieron en el clavo con el momento.

El mayor pecado de esta película es que buscas Dawn of the Dead en youtube y casi todo lo que sale es de esta película y no la de Romero.

Porque hace veinte años EEUU estaba rodeada de terrores, algunos reales, otros inventados, la mayoría basados en pura paranoia, y allí donde las peliculas originales de Romero se habían movido entre la paranoia racial y la guerra fría, el no hay futuro o directamente la deshumanización de la sociedad y la muerte de los valores, ahora ya se buscaba un terror completamente irracional que consistía básicamente en un ser que corría mucho y te mataba muy rápido. Y sobre eso trabajó un guionista que era fan declarado del original, James Gunn, creando una «reimaginación» de la historia original que poco tiene que ver con la ella más allá de que la mayor parte de la acción ocurre dentro de un centro comercial. La introducción ha cambiado por completo, los personajes ya no tienen nada que ver y se introducen varias de las típicas preguntas que se hacían los fans de los zombis que doy por hecho que a Romero ni le importaban ni le interesaba sacar en una película, como la forma en la que un zombi podía infectar a una embarazada y la forma en la que eso podría afectar al feto y una completa falta de finalidad a una buena parte de las escenas de la misma; las cosas ocurren sí, pero no parece haber un plan a largo plazo, un tema o una historia que te quieran contar a lo largo de la misma. No hablamos de que la película necesite una lección moral o algo parecido, si no de que, para una película que supuestamente vende como uno de sus temas la redención, no se preocupa en lo más mínimo en desarrollar el proceso que te lleva hasta ella en ningún momento. Pero claro, estamos hablando de una película de Zack Snyder, la primera película de Zack Snyder como director.

Los planos de tráfico desmadrado y la carretera remiten al 28 días después de Danny Boyle.

Para que os hagáis a la idea, Snyder venía de dirigir publicidad y ésta está considerada como su «película buena». Todavía no ha desarrollado sus tics que tomará del 300 de Frank Miller, y la película cuenta con Matthew Frank Leonetti como director de fotografía, un veterano de películas como Límite 48 horas con Walter Hill o Días Extraños con Kathryn Bigelow, con lo que a buen seguro para Snyder esta fue una oportunidad para aprender mucho de un maestro, y probablemente por eso seguramente sea la única película de Snyder en la que la fotografía no está machacada como un diente de ajo en una fiesta del alioli. Es una fotografía algo quemada, a la que parece que le han metido demasiado rato en una cubeta de lejía, pero sirve perfectamente al propósito del film y no llega a parecer ridícula. En lo que sí que creo que está la marca Snyder es en los montajes musicales a lo largo del film, algo muy de James Gunn que seguramente tenía ya en el guión pero que Snyder ha explotado constantemente y que en esta película tiene uno de sus mayores exponentes, utilizándolos de la misma forma que en Watchmen para ponerte en situación de cómo ha empezado la pandemia zombi; aunque en este caso hace algo mucho más perverso, que es ponerte como primera escena del montaje no a gente siendo mordida por un pangolín o algo parecido, si no a gente rezando en una mezquita. Una imagen que a primera vista no tiene nada que ver con todo lo que pasa después en el montaje, pero que en esta película y en el contexto de su estreno cobra otro significado bien claro: la película está hablando de la xenofobia y la «guerra contra el terror», pero no de una forma tan eficaz como Romero hablaba de estos temas.

¿Por qué?

Desconozco como llegó a estar el mensaje de la película «lost in translation», pero doy por hecho que vosotros también tenéis vuestras sospechas. El poner una oración en la mezquita puede significar que la paranoia nos lleva a la ruina, que el virus lo inventaron terroristas islámicos -¿recordáis la paranoia por los sobres rellenos de ántrax?- o, si pensamos fatal, que le está echando la culpa a los musulmanes en general y ésto es una racistada tremenda. Teniendo en cuenta lo mucho que intenta la película alejarse de todo mensaje político -que lo intenta muchísimo y con todas sus fuerzas, vaya que sí- como que me quedo con la idea de que Gunn intentó introducirlo en la película y Snyder lo diluyó por completo porque joder, conocemos a Zack Snyder y su trastorno de déficit de atención; es un tipo que puede llegar al set dispuesto a hacer una secuencia que explique perfectamente la trama principal de la película y acabar pasándose la tarde haciendo un plano que se le acaba de ocurrir porque le parece estéticamente muy bello. Y a las pruebas me remito, porque en esta película se dedica mucho tiempo a lo estético y poco tiempo a la narración, con planos totalmente irrelevantes a los que se les dedica mucho tiempo como cuando la protagonista, Ana, se lava la mano en una fuente y nos ofrecen un plano subacuático en cámara lenta para enseñarnos como la sangre se mueve lentamente bajo el agua. Totalmente irrelevante y equívoco, porque puede hacerte creer que Ana está infectada -que no lo está- o que hay algo que la vigila desde el fondo del agua -que tampoco-. Simplemente a Snyder le gustó y lo casco en el montaje final.

¿Se está lavando la culpa del superviviente o qué?

No, no la considero una gran película y creo que es el ejemplo perfecto de por qué los zombis lentos y tontorrones de Romero funcionan mucho mejor; allí donde las bestias rabiosas de Snyder no cuentan absolutamente nada más allá de parecerse a Jay Leno o Burt Reynolds, en la película de Romero la caracterización de muchos zombis te cuenta quienes eran y cómo murieron. Falta atención por el detalle, el zombi no tiene personalidad y la película no tiene más ambición que darte un par de sobresaltos y hacerte pasar el rato con gente corriendo y sufriendo. Una pena.

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