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The Punisher en la era de Street Fighter II

A principios de 1990, Capcom lo era todo en los salones recreativos. Los nombres de Sega, Konami o Namco también eran de relumbrón, pero la buena, la importante, la que cortaba el bacalao, era Capcom. Porque Capcom tenía al rey absoluto del salón recreativo, Capcom tenía a Street Fighter II. Y Street Fighter II no se había creado en un vacío, no señor, detrás de Street Fighter II estaba el equipo de desarrollo de recreativas de Capcom comandado por Yoshiki Okamoto, y en Street Fighter II estaba su director Akira Nishitani y el genio artístico de Akira Yasuda. Y fue el crédito del éxito de Street Fighter II el que permitió a este último llevar a cabo su proyecto soñado: X-Men Children of the Atom.

Flyer de X-Men, el videojuego. Oro puro para los fans de mutantes de la época, aunque tuviera el tufo a… Ése señor que usted ya sabe.

Hasta ese momento, la Marvel de Perelman había licenciado los juegos de una forma bastante lamentable. Si Cadence había cedido a Spiderman para un juego de Atari 2600, durante los años siguientes solo habíamos tenido aventuras conversacionales para ordenadores domésticos y algún que otro proyecto puntual que no estaba a la altura de la licencia, y así es como a finales de los 80 cedieron los derechos de recreativas y consolas de Spiderman a Sega, que realizaría cartuchos del personaje para todas sus plataformas, siendo uno de los juegos estrella de los inicios de Megadrive. Con la llegada de Perelman y Terry Stewart, otros personajes y el propio Spiderman acabaron en manos de uno de los nombres más infames del desarrollo de la época, LJN, que procedería a pergeñar leyendas de la infamia nintendera como Silver Surfer y otras barbaridades. En el campo de las recreativas nos encontraríamos Captain America & The Avengers, un beat’em up de Data East ligeramente basado en Actos de Venganza y el otro yo contra el barrio desarrollado esta vez por Konami, X-Men, basado a su vez en la frustrada serie de animación Pryde of the X-Men.

Seis jugadores y la Patrulla X de Claremont y Cockrum jugable más Dazzler porque… Yo que sé, les apetecía meter a Dazzler en vez de a Kitty o Pícara.

Y sí, ésta última recreativa debería haber sido la entrada de Marvel en las grandes ligas del videojuego, pero aúnque no estábamos ante una recreativa ni mucho menos mediocre, nos encontramos que aquello no estaba a la altura de lo que la desarrolladora japonesa había estado haciendo con Tortugas Ninja. Y aun así, no fue Marvel la que buscó a Capcom, fue el fanatismo de Yasuda y compañía por los mutantes lo que hizo que la casa de Ryu, Ken y compañía se plantara en la puerta de Marvel pidiendo la licencia. Y en Marvel aceptaron encantados, con la única petición -ah, el hubris- que un personaje de Street Fighter apareciera en el juego de los mutantes. El personaje elegido, recién salido de la última entrega de la serie, era el enigmático Akuma, un jefe final secreto de Super Street Fighter II Turbo que ejercía un papel parecido en lo que iba a ser X-Men: Children of the Atom. Sin embargo, el acuerdo entre Marvel y Capcom iba a ir mucho más allá, porque un año antes de la salida de X-Men en 1994, Capcom se atrevería con otro personaje de Marvel y lanzaría en el mes de abril uno de los juegos más legendarios de la compañía: The Punisher.

Quién me iba a decir a mi que iba a ver los personajes de Marvel dibujados por la gente de Street Fighter II…

Si Nisihitani se puso manos a la obra con X-Men junto a Yasuda y ambos abandonaron por completo su trabajo en la serie Street Fighter II, con The Punisher Akira Yasuda se puso también manos a la obra y el director del proyecto sería Noritaka Funamizu, el heredero de Street Fighter II y capitán de un barco que iba a reunir de nuevo a los compositores de Street Fighter II, la gran Yoko Shimomura -que compuso casi todo- e Isao Abe. El equipo de Capcom, que también había demostrado su capacidad para el brawler con juegos que redefinieron por completo el género como Final Fight, además de inundar los salones con joyas como Knights of the Round, Warriors of Fate, Captain Commando y otros juegos licenciados de aquellos años como Cadillacs & Dinosaurs, se plantaba ante Frank Castle con la idea de hacer un videojuego que adaptara el combate a puñetazos habitual del género combinandolo con lo más característico del personaje, los tiroteos. El resultado… Fue peculiar, porque en vez de romperse los cuernos, los desarrolladores de Capcom decidieron que los mamporros siguieran siendo la estrella -sabia decisión- pero que hubiera todo tipo de armas por el escenario y secuencias muy concretas a lo largo del desarrollo en la que hubiera tiroteos, pero completamente delimitadas.

Que uno de los matones se llamara Hannigan daba que pensar…

Y en cuanto al juego en sí… En fin, solo se puede decir que Yasuda hizo lo que le vino en gana, porque aunque el juego pone como antagonistas a algunos enemigos del Castigador de aquellos años como un señor calvo llamado Scully que tenía un campo de entrenamiento ninja -pura Cannon era aquello, sí- también incluía a un asesino de mutantes del Daredevil de Ann Nocenti y hasta a los mismísimos Cosechadores, con Niño Bonito siendo uno de los esbirros que se paseaban por el escenario y Rompehuesos uno de los jefes finales, dejando para el final del todo por supuesto a Kingpin, que por la época también tuvo un enfrentamiento sonado con Frank Castle. Coronando el juego teníamos al segundo personaje jugable, nada más y nada menos que el Coronel Nick Furia, luciendo esta vez un traje de SHIELD de color pardo -originalmente era negro como en el cómic, pero se confundía con el traje de Frank Castle- pero con su puraco y todo su carisma. Que ojo, hoy en día puede parecernos lo más normal del mundo porque las cosas están como están, pero en su día me parecía aberrante que Nick no detuviera a Frank en cuanto tuviera la más mínima oportunidad. Pero yo que sé, aquel juego era demasiado divertido…

Esta ilustración no era muy allá pero sí, demuestra que en Capcom sabían la pinta que tenía normalmente Nick Furia.

Sin embargo, poco pudimos disfrutar de aquel juego más allá de las recreativas. Tras una penosa versión doméstica para Megadrive, el juego jamás fue reeditado y durante casi treinta años la única forma de disponer de él ha sido a través de la emulación, que ya estuvo disponible más o menos desde 1997 gracias a Callus, con lo que la memoria del juego pudo perdurar y ser conocido por nuevas generaciones. Finalmente y tras demasiados años no haciéndole el menor caso, la semana pasada Capcom por fin entró en razón y sacó un recopilatorio de todos los juegos de Marvel realizados por la compañía, incluyendo X-Men Children of the Atom y sus sucesores, más el Punisher de Capcom como «extra», que en realidad no deja de ser ya una cuestión de justicia. Y sí, ésto no hace más que destacar el hecho de que otros clásicos de la compañía como Aliens VS Predator o Cadillacs & Dinosaur -el videojuego de las Xenozoic Tales de Mark Schultz, sí- nunca hayan salido de las recreativas, pero uno puede soñar…

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