Aunque suelo darle unas cuantas oportunidades a las series de televisión antes de abandonarlas, una vez que lo hago es raro que las acabe retomando, ya que muy poco deberían tener que me interesasen como para seguir aguantando, o para ser más exactos eran series que me provocan el mayor crimen que puede cometer una obra de ficción, aburrirme. Y eso es precisamente lo que me pasó con la serie de Halo, una que comencé con bastantes ganas y que tuve que abandonar porque sus episodios se me hacían eternos en el peor de los sentidos. Pero por circunstancias que me avergüenza reconocer he acabado dándole una segunda oportunidad a la serie y tras cuatro episodios vistos debo reconocer con sorpresa que me lo estoy pasando bastante bien, así que toca analizar qué es lo que ha sucedido.
Antes de continuar me gustaría aclarar que mi relación con la franquicia de Halo es bastante superficial, solo jugué al primer juego y jamás lo terminé porque me aburrió lo predecible de su mecánica, y nunca me he leído ni las novelas ni los cómics basados en estos juegos, por lo que cuando vi la serie en su estreno no lo hacía como un fan de la saga cabreado ante los cambios sufridos en la historia (de los que no era consciente) y me daba igual si el Master Chief se quitaba la armadura y estaba todo el rato enseñando su cara, para mí era simplemente una serie de ciencia ficción con una premisa que me parecía prometedora aunque no especialmente original. Pero aquella primera temporada me provocó el mayor crimen que puede cometer una obra de ficción, aburrirme. Cada episodio se me hacía eterno, no dejaba de mirar la hora para ver si quedaba mucho para que se acabase y me daba absolutamente igual lo que le sucediese a los personajes, así que tras cuatro o cinco episodios la abandoné y no volví a pensar en ella.
Por ello cuando la serie regresó hace unas semanas no le presté la más mínima atención, era una de tantas series que había dejado atrás y que al no estar ni siquiera basada en algo que me entusiasmase, como sí ha pasado a menudo con series basadas en cómics que tampoco eran gran cosa, ni me planteé el probar suerte de nuevo. Pero entonces llegó Diógenes y me comentó que la había estado viendo y que había cambiado, que muchos de los problemas de la primera temporada se habían corregido y que igual debería probar suerte de nuevo. Y teniendo en cuenta lo quisquilloso y exigente que suele ser con estas cosas, si él decía eso es que realmente había algo diferente. Así que me animé a darle una nueva oportunidad y como señalaba al comienzo me he llevado la sorpresa de que me he visto casi del tirón los cuatro episodios emitidos hasta la fecha, que me lo estoy pasando bastante bien y que tengo bastantes ganas de ver el próximo episodio.
Aunque antes de entrar en materia sobre lo que he encontrado diferente igual toca ser justos y reconocer que la serie ha tenido una trayectoria algo complicada. Quien iba a ser el director y productor ejecutivo de la serie, Rupert Wyatt, abandonó el proyecto antes de comenzar la producción por problemas de agenda y fue reemplazado por Otto Bathurst, mientras que Kyle Killen sería el showrunner además de guionista y productor ejecutivo. A estos cambios hubo que añadir que la duración de la temporada se redujo de diez a nueve episodios, que la cadena añadió a un segundo showrunner, Steven Kane y que la producción y rodaje de la serie tuvieron que lidiar con los parones provocados por la pandemia del Covid. Así que con todo ese ajetreo de cambios de última hora, cada vez más personas dirigiendo cosas y los problemas logísticos derivados de las cuarentenas puedo entender que la serie no acabase saliendo todo lo bien que podría haber salido.
Pero en esta nueva temporada han habido algunos cambios más, el más visible que Killen y Kane han dejado su trabajo de co-showrunners y han sido reemplazados por David Wiener. Y ya sea porque ahora hay una única persona al mando o porque este se ha encontrado con menos problemas a la hora de rodar, o quizás sencillamente que sea mejor en su trabajo o se encuentre más inspirado, el cambio se ha notado y de qué manera. La principal diferencia que me he encontrado es el ritmo de la serie, de pronto en esta la historia fluye como deberían hacerlo siempre, yendo al grano, sin dar rodeos innecesarios ni marear al espectador con tramas secundarias que no aportan nada y que parecen simple relleno. Y todo ello de una forma ágil y fluida que no da un momento de respiro, constantemente están pasando cosas que hacen avanzar la historia, esta se centra en los personajes principales e incluso están consiguiendo que me importe lo que les sucede a estos.
Además Halo conserva uno de los pocos puntos fuertes de su primera temporada, unas escenas de acción emocionantes y potentes bastante bien rodadas y en las que no es confuso lo que está sucediendo, ya se trate de tiroteos o de combates cuerpo a cuerpo con muñecos de CGI, algo que tiene su mérito en estos tiempos en los que está de moda el camuflar las carencias con una acción confusa que acaba mareando al espectador.
Aunque lo que más me ha sorprendido, y es algo que se debería tener en cuenta más a menudo en la ficción, es que pese a que me he saltado como la mitad de la primera temporada no me he sentido especialmente confuso ni perdido en ningún momento. Wiener y su equipo han sabido hacer esta segunda temporada bastante accesible, dando a cada rato información suficiente para que no nos sintamos perdidos (ya sea por no recordar lo que sucedió en la primera temporada o por habérnosla saltado como es mi caso) e incluso en los casos en los que me he encontrado a personajes en situaciones radicalmente diferentes a las que recordaba, no he tenido el más mínimo problema para seguir la historia.
Así que cuando pensaba que Halo para mí era una cosa del pasado, me encuentro ahora con que soy un fiel espectador de la misma, aunque sigo siendo completamente ajeno a los cambios sufridos en la adaptación y las críticas que me estoy encontrando de los fans de los videojuegos me suenan a otro idioma. Pero aunque soy el primero en reconocer que Halo dista mucho de ser una serie perfecta, y dudo mucho que acabe convirtiéndose en una de esas que sé que revisitaré en el futuro, al menos ahora se ha convertido en una serie divertida que ha conseguido despertar mi interés por unos personajes que me daban igual y que me hace esperar con ganas la emisión de su próximo episodio, y a veces eso es todo lo que hace falta.