El mes pasado llegó a su fin de forma prematura la serie de Avengers Inc, un cómic con el que Al Ewing y Leonard Kirk se alejaron un tanto de la tónica habitual de una serie de los Vengadores, algo que quizás es lo que haya provocado tan temprano final. Pero aunque es una lástima que este divertido cómic con tanto potencial se haya acabado antes de tiempo, quiero aprovechar la ocasión no solo para celebrar que todavía hoy en día se busquen formas de no hacer lo mismo de siempre, sino también para reivindicar una vez más esa continuidad demasiado a menudo denostada tanto por lectores como por autores y de la que este cómic es un gran ejemplo de todo el jugo que se le puede sacar si uno se molesta un poco en ello. Y a partir de aquí cuidado porque hay numerosos SPOILERS de toda la serie.
Durante estos cinco números hemos visto cómo Janet Van Dyne asumía el papel de detective para investigar una serie de misteriosos asesinatos cuyas víctimas habían vuelto a la vida, una de ellas, Torbellino, asumiendo una nueva personalidad y adoptando uno de los viejos alias de la Visión, Víctor Shade. Algo de lo que ya en el primer número de la serie se nos revelaba que se encontraba un resucitado y envejecido Hank Pym quien parecía tener unos propósitos bastante siniestros.
Al final de la serie todo salió a la luz, Pym había conseguido separarse de Ultrón (con quien llevaba fusionado desde la novela gráfica Rage of Ultrón de 2015) tras los eventos narrados en la miniserie de Ant-Man de hace un par de años, tras lo cual había regresado a su época con un envejecimiento prematuro debido a todo el proceso, bueno y también un poco al MCu probablemente. Desde entonces este había estado reclutando a villanos de segunda y tercera fila para formar con ellos una nueva Legión Letal con la que enfrentarse a un Ultrón, ya que sabia que este no había sido derrotado del todo.
Y efectivamente, Ultrón seguía vivo dentro del propio Hank, como un virus en su mente, controlándole parcialmente para que esa nueva Legión Letal se convirtiesen en sus nuevos avatares, abandonando sus habituales cuerpos robóticos para residir en múltiples cuerpos superhumanos al mismo tiempo, de forma que si alguno caía derrotado siguiesen existiendo múltiples copias por ahí. Pero su control de Pym no era absoluto, y aunque este tuvo que obedecer sus órdenes de poner una parte del villano en cada uno de esos reclutas, le quedaba suficiente individualidad como para escoger qué partes de Ultrón utilizar, poniendo dentro de Torbellino, el hombre que había renacido como Víctor Shade, a un viejo conocido del que hacía mucho que no oíamos hablar… ¿Ultrón 12?.
Para los más nuevos o desmemoriados del lugar toca hacer un viaje en el tiempo a la maravillosa década de los ochenta, más concretamente hasta 1985, cuando Steve Englehart, Al Milgrom y Joe Sinnott estaban haciendo un cómic memorable que por aquí nos ha hecho pasar muy buenos ratos, los West Coast Avengers (o los Nuevos Vengadores como les conocimos entonces). Allí nos encontramos con un Ultrón que había sufrido una evolución nueva para él, ya que tras ver a su “padre” actuar como un héroe sin ningún tipo de poder contra la Legión Letal del Segador, a la que este Ultrón pertenecía, se sintió inspirado por ello y decidió buscar la redención y el perdón de Hank Pym. En este breve periodo de benévola existencia Ultrón, haciéndose llamar Mark, consiguió forjar una nueva relación con Pym, consiguiendo incluso que este le aceptase como a su “hijo”.
Pero esta relación terminó bruscamente cuando Ultrón 11, cuya cabeza se había traído Ben Grimm desde el mundo de las Secret Wars y había perdido por el camino (culpa de los Fantasmas del Espacio), consiguió regresar a su viejo laboratorio, instalarse sobre un nuevo cuerpo y tras horrorizarse al ver en qué se había convertido su siguiente versión (generada por sus ordenadores tras ser secuestrado por el Todopoderoso) decidió acabar con este y borrar todo rastro de su existencia para asegurarse de que una aberración como esa jamás volviese a existir. Y aunque ese Ultrón 11 fue derrotado inmediatamente por el Hombre Maravilla, Pym quedó destrozado por la muerte de ese Ultrón al que realmente había llegado a considerar como a su hijo. Pero pese a que Ultrón regresó una y otra vez y sufrió múltiples evoluciones a cada cual más dispares, este particular episodio de su existencia quedó olvidado durante décadas hasta que Ewing, quien se crió con esos mismos cómics, decidió traerle de vuelta.
Y a pesar de que Ewing y Kirk tuvieron que cerrar esta historia antes de tiempo y se nota cierto apresuramiento, hay que reconocerles que consiguieron un final satisfactorio. La Avispa llamó a sus aliados para hacer frente a Ultrón, Hank Pym consiguió librarse del todo de la parte de este que seguía residiendo dentro de él y tuvo incluso la oportunidad de conocer brevemente a su hija Nadia y trabajar juntos para derrotar a Ultrón.
Ambos trabajaron juntos para que Ultrón 12 consiguiese saltar del cuerpo de Torbellino al nuevo cuerpo del Ultrón Malvado y hacerle huir, reconstruyendo dicho cuerpo de forma más acorde a su personalidad y haciéndose llamar oficialmente Mark Doce. un nuevo héroe perteneciente a uno de los árboles genealógicos más complicados del Universo Marvel. Aunque este fue un final agridulce ya que Hank, en lugar de quedarse con su peculiar familia y tratar de recuperar su vida, partió con su Legión Letal, quienes ahora odian a Ultrón tanto como él por cómo les manipuló, para dar caza al villano y no parar hasta destruirle definitivamente.
Pero aunque este cómic ha terminado aquí, no me cabe duda de que esta historia continuará. Después de todo hablamos de Al Ewing, alguien que se ha especializado en los últimos años en contar sus historias a lo largo de múltiples series, retomándolas en los lugares más insospechados y entrelazándolas con la continuidad de Marvel para reforzar aquella vieja idea que a veces parece algo dejada de lado de que todo esto transcurre en el mismo mundo. Aquí en estos Avengers Inc sin ir más lejos le hemos visto continuar algo cuyas semillas había plantado en la miniserie del Hombre Hormiga que él y Tom Reilly realizaron hace un par de años, introducir elementos que va a desarrollar en su etapa de Thor o que se habían estado desarrollando en series de otros equipos creativos como esas leyes anti-superhéroes de Nueva York (de las que muchos autores actuales ya no parecen acordarse) y recuperar viejas historias de hace casi cuarenta años.
Por todo ello Al Ewing se ha convertido en uno de mis guionistas actuales favoritos, porque no es sencillamente alguien que tiene buenas ideas y sabe cómo aplicarlas, sino que comprende a la perfección cómo funcionan los engranajes del cómic de superhéroes, ese aspecto casi de culebrón de personajes e historias entrelazadas que le aportan al género esa sensación casi como de «realidad». Un aspecto en el que se nota que Ewing no solo le gusta lo que hace, sino que pone trabajo en ello, que se esfuerza, ya que no estamos ante alguien que se limita a soltar referencias de viejos cómics como meros guiños al público, cuando recupera algo del pasado lo hace por algo, porque encaja con la historia que quiere contar y lo integra en ella a la perfección, apreciándose que se ha tomado la molestia de hacer eso que para muchos a ambos lados de la página parece anatema, documentarse (y tirar de la nostalgia bien entendida).
Así que aunque es una pena que Avengers Inc no haya sabido conectar con el público y sus bajas ventas hayan provocado este cierre prematuro, yo me alegro de que un cómic así haya existido aunque sea tan brevemente, de que aún haya espacio para hacer pequeños experimentos como este y buscar salirse un poco de lo habitual para contar historias divertidas que hacen buen uso del rico pasado e historia de sus personajes. Unos personajes por los que siento curiosidad por ver dónde encontraremos de nuevo, ya que con esa forma de Ewing de continuar sus historias en los lugares más insospechados, es difícil de predecir dónde o cuándo veremos continuar este enfrentamiento entre Pym y Ultrón, pero de lo que no tengo dudas es de que me divertiré leyéndolo cuando suceda.