Ted, el osito de peluche parlante y malhablado a quien su propio creador, Seth MacFarlane, le presta la voz, y que ha coprotagonizado hasta la fecha dos películas, no era precisamente uno en el que pensase que necesitaba una precuela expandiendo su pasado. Pero esta época en la que los grandes estudios prefieren apostar por lo familiar, Ted ha conseguido acabar su propia serie de televisión, una que aunque con algún pequeño problemilla menor que otro me ha sorprendido muy gratamente, me lo ha hecho pasar muy bien y ha conseguido que una pequeña parte de mi se alegre de esa falta de riesgo de los estudios.
La breve carrera como estrella mediática de Ted, el oso de peluche que cobró vida gracias a un deseo de su dueño el pequeño John, ha quedado atrás y este vuelve a vivir con su familia, donde pasa sus días tumbado en el sofá viendo la tele y siendo una mala influencia para el ahora adolescente John. Pero su días de ser un vago también han llegado a su fin, y ahora Ted tendrá que hacer frente a un desafío inesperado, asistir al instituto…
Hay que reconocerlo, la premisa de esta serie es tan ridícula o mas que la de las películas de las que es precuela, serie que tenia todas las papeletas para ser un mero sacacuartos con el que exprimir una historia que aunque divertida no parecía dar para mucho mas. Y aunque es cierto que lo que nos cuenta aquí MacFarlane no aporta demasiado a lo que ya nos había contado y que su protagonista ya no sorprende como cuando se estreno su primera película, se las ha arreglado para crear una comedia muy divertida con un sabor añejo y que me ha sorprendido bastante. Una serie en la que aunque no repite Mark Wahlberg, por estar ambientada en los años noventa y ser su personaje un adolescente por aquel entonces, interpretado aquí por el joven actor Max Burkholder, si que cuenta con un buen puñado de caras que resultaran familiares a los fans del otro gran proyecto de MacFarlane, The Orville.
Porque aunque esa gran serie serie se encuentra en el dique espacial (MacFarlane ha dicho hace solo un par de semanas que la serie no esta cancelada, aunque sin entrar en mas detalles) muchos miembros de su reparto se han dejado caer por aquí. Obviamente tenemos a Ted a quien le vuelve a poner voz MacFarlane y que interpretaba en The Orville al Capitán Owen Mercer, el joven co-protagonista de la serie, ademas de ser una voz recurrente en Padre de Familia y American Dad, interpretó a un alien allí, su padre en la ficción, Scott Grimes era el piloto de la nave, la directora de su instituto era la doctora e incluso su prima Blaire, Giorgia Whigham, fue también una extraterrestre en aquella añorada serie. Una circunstancia que a ratos me hacia pensar que igual esta serie era una simulación de la holocubierta de la nave.
Y rodeado de un reparto tan familiar, MacFarlane ha construido en torno a Ted una comedia que es muy reminiscente de la época en la que se ambienta. Porque esta ambientación en la década de los noventa no le ha servido solo para llenar la serie de chistes sobre los cambios sociales, culturales y tecnológicos que llegaran en el futuro, nuestro pasado (unos con mas gracia que otro) sino que ha recuperado también en parte con esta serie la esencia de las sitcoms de aquellos años, algo que me ha provocado, con sorpresa, el darme cuenta de que añoraba mas de lo que creía aquel tipo de series.
Por eso me lleve otra sorpresa, no tan agradable, cuando me encontré con el formato escogido para esta serie. Y es que aunque Ted pedía a gritos contar con el formato de una sitcom clásica, episodios de veinte minutos y una temporada larga, nos hemos encontrado con una temporada de tan solo siete episodios de cuarenta y tantos minutos de duración. Un formato que ha provocado que algunas de las historias contadas se hayan alargado mas de lo necesario y no lleguen a funcionar igual de bien de haber tenido que ir al grano al contar con la mitad de tiempo.
Pero independientemente de esos pequeños problemillas y de que la serie no destaca precisamente por su originalidad, tanto quienes disfrutamos del paso de Ted por el cine como quienes busquen sencillamente una comedia divertida, con mucho corazón y en la que de vez en cuando se tocan temas importantes de forma muy certera, además de ser también vulgar y grosera en otros momentos, encontraran en Ted una buena forma de pasar el rato , y a veces eso es todo lo que hace falta.