Pese a que hace mucho que renegué tanto del cómic como de la serie de televisión de The Walking Dead por una mezcla de indiferencia y aburrimiento, estos últimos días he picado con la ultima serie añadida añadido a la franquicia por la promesa de ofrecer algo un poco diferente. Y como nos encontramos en este año raro en el que los estrenos brillan por su ausencia y hay horas de ocio que rellenar, al final la curiosidad fue un poco mas fuerte que mis reticencias y le he dado una oportunidad a The Walking Dead: World Beyond. Y para mi sorpresa me he encontrado, tras visionar los tres primeros episodios de la misma, con una serie que sin ser revolucionaria es bastante entretenida y prometedora, y en estos tiempos que corren casi que me conformo con ello.
Diez años después de que los “vacíos/empties” (zombies de toda la vida) comenzasen a caminar por el mundo, pequeños grupos de supervivientes han conseguido recuperar cierta semblanza de normalidad en algunos rincones del mundo. Campus Colony es uno de esos pequeños oasis de tranquilidad, una comunidad educativa fortificada que forma parte de una alianza de ciudades que han conseguido sobrevivir al apocalipsis y que sirve como centro de estudios para sus habitantes mas jóvenes. Pero cuando el anterior líder de la colonia, quien había partido en una misión por el bien de la alianza, envía a sus hijas un enigmático mensaje que pone en cuestión las intenciones de dicha alianza, estas decidirán abandonar la seguridad del único hogar que han conocido en la ultima década su hogar para partir en su búsqueda. Una misión que las obligara a atravesar ese territorio hostil e infernal en el que se ha convertido el mundo mas allá de sus muros en el que contaran con la ayuda de unos compañeros de viaje voluntarios y otros no tanto sin saber que hay otra amenaza que pende sobre sus cabezas mas peligrosa que los muertos que caminan…
Como decía al comienzo hace mucho tiempo que abandoné tanto el cómic como la serie de televisión de Walking Dead por una mezcla de aburrimiento e indiferencia, con personajes que no conseguía que me interesasen y tramas que parecían atrapadas en un bucle repetitivo. Por eso ni me plantee ver el primero de los spin-offs de la serie de televisión, Fear The Walking Dead, y estaba decidido a hacer lo mismo con esta serie. Pero tras las recomendaciones de un amigo, comprobar que el planteamiento de la serie parecía ofrecer algo diferente, y sobre todo saber que desde el comienzo la serie ha sido planificada para constar solo de dos temporadas de diez episodios, por lo que en teoría no debería haber relleno, y que por ello se supone que deben tener claro lo que hacer con la historia y los personajes, me decidió a darle una oportunidad de la que de momento no me estoy arrepintiendo.
De entrada el que sus protagonistas sean un grupo de adolescentes que se han pasado buena parte de la ultima década a salvo tras los muros de su colonia, protegidos del horror en el que se ha convertido el resto del mundo, ya les otorga un punto de vista algo diferente al que poseen los protagonistas de las otras series que lo han sufrido todo de primera mano desde el comienzo. Unos adolescentes que por suerte no son especialmente repelentes y tienen potencial, con su buena carga de secretos y traumas, algunos de los cuales en lugar de estirarlos lastimosamente a lo largo de toda la serie como suele ser habitual ya se airean y comienzan a resolver en los episodios ya emitidos, lo que me hace tener fe en que aquí de verdad van a ir al grano (crucemos los dedos)
Unos adolescentes que han acabado con un par de “niñeras” a la fuerza, Huck y Felix, del equipo de seguridad de Campus Colony. La primera, interpretada por la actriz Annet Mahendru, es una ex-marine que se resiste a hablar de su pasado antes de llegar a la colonia pero que pese a los horrores que deja claro que ha vivido durante esa época mantiene un optimismo y fe en la humanidad inquebrantables y que ni se plantea el no ayudar a quien lo necesite, unas cualidades la alejan un tanto de buena parte de los estereotipos de lo que suele ser un personaje femenino “fuerte”. Tan atípico como ella es Felix, su mejor amigo y abiertamente gay desde el primer episodio a quien da vida el actor bisexual Nico Tortorella (se ve que no todo el mundo piensa que la ficción debe estar alejada de la representación positiva de lo que se aleje de lo habitual) Alguien que considera al Doctor Bennett como a un padre y que por ello es incapaz de dejar solas a sus hijas en esa misión de rescate en la que se han embarcado que es mucho mas complicada de la que ellos creen.
Aunque de momento el personaje que parece mas interesante, pese a lo poco que se esta dejando ver de momento es el de la Coronel Elizabeth Kublek (Julia Ormond) de la República Cívica Militar, la organización que dirige esa alianza de colonias supervivientes. Una mujer enigmática y responsable de acciones mas que cuestionables pero cuyo duro y frio exterior parece esconder un interior mucho mas complejo y ambiguo que la aleja de ser una simple villana.
Y tras tres episodios me encuentro sorprendentemente satisfecho con esta serie, que si bien no creo que vaya a convertirse en una de mis series favoritas ni nada parecido (aunque igual esta me sigue sorprendiendo) es un producto bastante divertido, que esta sabiendo alejarse un tanto de las convenciones del genero de acción y de horror y que pese a ser otra serie de zombis (un genero que me suele aburrir) todo lo que la rodea de momento es lo bastante interesante como para darle una oportunidad.