Ayer (era ayer antes de que Diogenes me cambiase la programación para poder ser de nuevo el centro de atención) ya vimos como Marvel y DC se han esforzado en convertirse en lo peor del año, una tendencia suicida que confío en que desaparezca en este 2016, pero hoy no toca hablar de eso. Lo que toca hoy es recordar, y para algunos descubrir, todos esos buenos comics que se publicaron en 2015 y de los que en algunos casos no hemos tenido ni tiempo de reseñar por aquí. Así que olvidémonos por un rato de lo malo que nos ha dado el 2015 y vamos a recordar los buenos momentos.
En serio, ¿De que les sirve tanto rediseño mierda para ser modernos si luego la imagen que promocionan es la mas clásica posible?
Pese a la caña metida ayer a Marvel y DC, estas aun tienen algún comic que otro que leerse, aunque a veces sea casi un trabajo arqueológico el encontrarlos. Es cierto que en el caso de DC eso es un poco más difícil, pero no imposible, y si uno no es un radical intransigente como Diógenes y es capaz de leer lo poco bueno que publica la editorial sin boicotearles, se pueden encontrar alguna que otra lectura interesante. Justice League 3001 sigue siendo, tras unos comienzos balbuceantes y pese a Howard Porter, uno de los comics más divertidos de la editorial, en el que Giffen y DeMatteis demuestran estar tan en forma como siempre en esto de hacer humor, y aunque sigue siendo tristísimo que la idea original de que el dibujante de la serie fuese Kevin Maguire, el comic aun es capaz de hacernos reír.
Humor también es el que encontramos en series como Starfire, Harley Quinn y Power-Girl, donde Jimmy Palmiotti sigue recordándonos que es uno de los mejores guionistas que le quedan a DC ahora mismo, pese a que (de forma incomprensible) eso no siempre venga acompañado por el apoyo del público. Algo de humor, aunque no tanto, es el que también encontramos en el Grayson de Tom King y Mikel Janin, quienes partiendo de una premisa muy absurda, consiguen mes a mes darnos uno de los mejores comics de la DC actual. Un honor compartido (algo de lo que estoy muy sorprendido) con el Gotham Academy, un comic del que de ninguna manera soy su público objetivo, pero que ha conseguido hacerme disfrutar mes a mes, demostrando que un buen cómic es un buen comic y que eso de “es que ese comic no está hecho para ti” normalmente no es más que una justificación barata para defender comics flojos.
Bastante interesante pero lastrado por un desarrollo algo lento, sigue mes a mes la entretenida serie del nuevo Doctor Fate, una serie que aunque ha comenzado bastante bien, como Paul Levitz y Sonny Liew no pisen un poco el acelerador, corren el peligro de aburrir a los lectores. Un aburrimiento que no hace acto de presencia en una de las mejores sorpresas del año en DC, la serie de Superman: Lois & Clark, en la que tras los eventos de Convergence, Dan Jurgens y Lee Weeks han recuperado a los auténticos Superman y Lois Lane y los han introducido en una tierra en la que casi todo les resulta extraño y deformado y que se ha convertido en su forzoso nuevo hogar. Si, la nostalgia a veces es muy mala, pero en casos como este es lo mejor que hay.
Pero es dentro de la línea vértigo donde encontramos la mejor oferta de la editorial, una línea que aunque le quedan muy lejos sus días de gloria bajo la batuta de Karen Berger, aun publica mucho material que vale la pena leer. Hemos podido disfrutar desde de clásicos recuperados como el Astro City de Kurt Busiek, uno de los mejores comics de superhéroes de la vieja escuela que quedan en el mercado, a un Sandman: Overture que pese a no estar a la altura de la serie clásica, ha sido una lectura en la que JH Williams III ha destacado mucho más que un Neil Gaiman en piloto automático, resultando un comic visualmente espectacular mas para ser visto que leído.
Y alejándose un poco de glorias pasadas y del tono que Vertigo tuvo originalmente, la cantidad de series que merece la pena leer por su variedad y calidad no es pequeña precisamente. Tenemos por ahí el Suiciders de Lee Bermejo o los Twilight Children de Darwyn Cooke y Gilbert Hernandez, rarezas que juegan con el límite entre la ficción y la realidad como el New Romancer de Peter Milligan y Brett Parson en el que personajes históricos reciben una segunda oportunidad de vivir o el Art Ops de Shaun Simon y Mike Allred, que nos descubre que el arte está más vivo de lo que parece. Y con un tono mucho más duro y realista tenemos el enésimo titulo del pluriempleado Tom King (¿Cuándo descansa este hombre?) The Sheriff of Babylon, un curioso drama policiaco ambientado en la Baghdad ocupada por los estadounidenses en 2003.
Aunque si alguien ha destacado este año en DC ha sido Grant Morrison con su Multiversity, una serie en la que el escocés ha vuelto a brillar y en la que acompañado por algunos de los mejores dibujantes del momento ha realizado un bonito homenaje al pasado y presente del comic de superhéroes que han ido de lo bueno a lo genial, destacando sin duda esa peculiar reinterpretación de Watchmen protagonizada por los héroes de la Charlton que Moore y Gibbons usaron como plantilla y en la que acompañado por Frank Quitely no ha dejado indiferente a nadie con este comic (El especial Pax Americana) que merece más de una relectura. Añadámosle a eso alguna puya que otra contra la situación actual del género, los grandes eventos de la propia DC y de Marvel o incluso contra sí mismo y nos encontramos con lo mejor que ha publicado DC este pasado año.
En Marvel la situación está algo mejor aunque no demasiado, pero escarbando un poco podemos encontrar un buen puñado de títulos bastante disfrutables. Ms. Marvel de G Willow Wilson no solo sigue siendo uno de los títulos más divertidos de la editorial (y por lo visto de los que mejor funcionan a nivel de público) sino el mejor ejemplo de cómo añadir diversidad sin que resulte forzado con calzador. El regreso del Doctor Extraño a su propia cabecera después de un par de décadas convertido en un simple secundario ha sido todo un acontecimiento en el que hasta ahora Jason Aaron y Chris Bachalo no se están desenvolviendo mal. Tampoco se desenvuelve mal Dan Slott con su nueva etapa en Spiderman, que si bien tiene poco que ver con la imagen clásica del personaje al menos está resultando divertida esta sacudida del “status quo”, aunque es con el Silver Surfer que realiza conjuntamente con Mike Allred donde me tiene completamente rendido a sus pies.
También da gusto encontrarse con que, tras la salida de Bendis de los Mutantes, empiezan a salir títulos de lo más interesantes como los Extraordinary X-Men de Jeff Lemire. Pero para mí lo mejor del año en Marvel (si no me falla mucho la memoria) ha sido el Vision de Tom King (en serio, ¿Cómo hace este hombre para trabajar tanto y mantener el nivel de calidad tan alto?) Gabriel Hernández Walta, una serie en la que recuperando una trama muy clásica del personaje, la búsqueda de su humanidad, nos encontramos con una inquietante historia de horror superheroico en la que la tensión no hace más que aumentar y que casi nos hace creer que esta vez sí, nada será lo mismo después de esto.
Destaca también la línea de Star Wars, que abandonando la continuidad construida durante décadas por multitud de novelas y los comics de Dark Horse, nos presentan este nuevo Universo Expandido 2.0 en el que aunque se echan de menos algunos elementos de su vieja continuidad, no podría haber comenzado mejor. Y todo eso gracias a gente como Jason Aaron, Stuart Inmonen, Kieron Gillen, Salvador Larroca, Mark Waid, Terry Dodson y tantos otros, que nos ha dejado más que claro que Marvel/Disney se han esforzado al máximo para que la calidad de estos títulos este en lo más alto el año en el que la famosa saga galáctica ha regresado a la gran pantalla.
Pero lo bueno no se queda ni muchísimo menos en DC y Marvel, más bien todo lo contrario, lo realmente bueno, con contadísimas excepciones, hay que buscarlo fuera. Y eso es algo que veremos mañana en la tercera y última parte de este repaso, donde repasaremos los grandes comics de los que hemos podido disfrutar por parte del mercado independiente estadounidense y el europeo.