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Pues se ha acabado Blood Hunt

Entre toda la maraña de la Comicon de San Diego, la gente más interesada por el relanzamiento mutante de Tom Brevoort o la pseudo línea Ultimate de DC (y la de Marvel, que siguen habiendola resucitado hace bien poco) casi parece que ha pasado desapercibido Blood Hunt, el evento vampírico escrito por Jed MacKay para este verano, ése que tenía a los Vengadores y buena parte del resto de los superhéroes de la casa pegándose contra chupasangres que se empeñaban en taparles el sol. Por supuesto, todo lo que venga después de la siguiente imagen es spoiler, así que seguid leyendo libremente y por vuestra propia voluntad…

Lo que más me molesta es que algunos cómics anteriores habían recuperado al Drácula de Colan, pero aquí han vuelto a sacar al adefesio que parece salido del Legacy of Kain ese.

Me parece un poco chapuza que el gran giro de toda la historia sea que Blade es el líder de todos los vampiros, pasándole por encima al mismísimo Drácula y al terminar la historia nos cuenten que bueno, que Blade había sido poseído por Varnae, que es completamente inocente y aquí no pasa nada. No nos aclaran mucho cómo fue la posesión, no hay mucha exploración sobre lo que supone ésto para el propio Blade (te has pasado toda la vida luchando contra algo y acabas convertido en ello, aunque no controlara su propio cuerpo) y no nos dan muchas explicaciones más, saltando directamente a una resolución del conflicto que depende exclusivamente de un plan del Doctor Muerte que, oh sorpresa, le sale estupendamente bien. El Doctor Extraño se lo llega a preguntar directamente por lo bien que le sale, ¿habías planeado ya todo esto? Y lo que es peor, ¿tenía forma de prevenirlo?
El problema de la mayor parte de estos eventos es que tienen que sacar a mucha gente pegándose y muchas veces no tienen justificación para ello, no tienen un peso en la historia y deberían ser más un ruido de fondo que otra cosa. Sï, hay una invasión de vampiros por todas partes, y hay historias pequeñas -como la que mencionábamos aquí de los 4F, que se alargó por tres números cuando en realidad le valía y le sobraba uno- en la que los personajes «aprenden algo» en el marco del evento o les sucede algo relevante, pero no son importantes para el conjunto en lo más mínimo. Eventos como Secret Wars II son un caso claro de ello, la mayor parte de los cruces no tenían ningún sentido, pero normalmente en la serie principal, en el hilo conductor, se contaba una sola historia relevante y el resto era decorado. En el otro lado tenemos a Inferno, un crossover muy criticado en su día por la parte de la Patrulla X pero que en realidad tenía en el centro a Illyana Rasputin, que llevaba la parte más importante de la historia. La resolución de la trama Madelyne/Jean acabó en chapuza porque ya era una chapuza, pero lo que desde luego no podemos hacer es decir que todo lo que nos contaron era completamente irrelevante.

¿Que nosotros vamos con Madelyne? Por supuesto. A fecha de hoy, os diría que hasta le tengo cierta manía a Jean… ¡Y a Scott ya no digamos!

Y con esto vuelvo a Blood Hunt, porque mientras lo leía tenía siempre la sensación de que todo lo que no era la parte del Doctor Extraño me sobraba. Lo traicionan, lo transforman en vampiro, tiene que huir de su propio cuerpo, pacta con el Doctor Muerte… Mientras que los Vengadores lo único que hacen es dar tumbos por aquí y por allá, tener planes que no acaban de funcionar y sí, se encargan de Varnae y éso es vital para que el hechizo del Doctor Muerte funcione, pero narrativamente no tiene mucha chicha, se pegan y se pegan hasta llegar a ese punto. Lo que es peor, el hechizo del Doctor Muerte se libra del problema vampírico, pero a la vez los vampiros ya no se queman con la luz del sol. Y no, tampoco dicen qué es lo que ha hecho el hechizo del Doctor Muerte, más allá de «destapar el sol» que ahora resulta que no hace daño a los vampiros. Ya, yo también estoy igual de perplejo, he releido el cómic varias veces para ver si me había perdido algo, pero el cómic sigue pareciendome igual de apresurado, toma atajos. Habría sido mucho más interesante si fuera una historia contada en Doctor Extraño, porque los temas que tocaba eran mucho más del personaje que de los Vengadores. Ni siquiera el Caballero Luna, otro personaje de MacKay, hace gran cosa, solo el bueno de Stephen.

¿Si a un hechicero supremo le engañan como a un pardillo se convierte en el pardillo supremo?

Dicho todo esto sí, Pepe Larraz sigue siendo estupendo, pero eso no quita que todo el crossover haya sido más que un medio para llegar a un fin, otro evento más. Que lo protagonice el Doctor Muerte me parece estupendo, pero visto el percal, espero que MacKay haya tenido más tiempo para tomárselo con calma. No nos olvidemos de que éste evento es uno los últimos trabajos de Brevoort antes de irse al reino mutante, con lo que eso que se anuncia para noviembre de One World Under Doom va a entrar directamente bajo la nueva administración, que probablemente sea Wil Moss. Ya veremos que es lo que acaba pasando, pero los precedentes no me hacen ser muy optimista a pesar de que las series individuales de MacKay suelen ser bastante divertidas. Y ojo, que Blood Hunt tuvo sus momentos.

Bueno, a ver, que no es para tanto, que solo ha destapado el sol…

En realidad, lo de que el Doctor Muerte domine el mundo no es algo nada nuevo. Ya lo hizo en la novela gráfica Emperador Muerte o hasta en el 2099, pero el resultado nunca fue gran cosa. En algunos casos directamente se aburre, en otros es un tirano más sin ninguna gracia que acaba cayendo por su propio ego. Lo interesante de una historia del Doctor Muerte como líder supremo siempre ha sido el ver cómo en realidad tiene razón, y que ciertas cosas del mundo mejorarían. Que algo tan esencialmente corrupto como una autocracia es imposible que esté bien, pero la gracia siempre está en la idea de lo seductor que es ceder tu libre albedrío en favor de una falsa seguridad, dejar que tus problemas los arregle otro que sabe mejor que tú mismo lo que necesitas. Ese paternalismo infame de los autócratas, retrotraernos a todos los ciudadanos a la infancia, una historia en la que los personajes luchen por recuperar el libre albedrío pese a que muchos lo han cedido de mil amores porque «de momento va bien» y ni se les pasa por la cabeza que, en el momento en el que les vengan mal dadas, no tendrán ninguna herramienta legal para defenderse del sistema.

 

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