Hoy toca hablar de anime, que hacia tiempo que no recomendaba ninguno, y en esta ocasión quiero hablar de una serie estrenada este mismo año y que ha pasado injustamente desapercibida, Dance Dance Danseur. Una serie que toma prestados algunos elementos del genero deportivo (o spokon) para aplicarlos al ballet clásico, creando con ello una historia con algunos elementos bastante originales y que toca algunos temas bastante de actualidad. Algo que ha conseguido que Dance Dance Danseur se convierta en una de mis series favoritas del año y a la que mas gente debería darle una oportunidad.
Tras asistir de niño a un recital de ballet Junpei Murao se enamora de la disciplina y decide dedicarse a ella en cuerpo y alma. Pero las burlas de sus compañeros de clase y la insistencia de su familia de que tras la muerte de su padre es el hombre de la casa, Junpei abandona su sueño en busca de actividades mas “masculinas” como las artes marciales. Y esto es así hasta que años mas tarde Miyako, una nueva compañera de clase, reconoce en sus acrobacias algunos movimientos de ballet y le invita a acudir a la academia de su madre para que le demuestre lo que es capaz de hacer, reavivando una pasión que llevaba demasiados años apagada y dándole a Junpei una segunda oportunidad para hacer realidad su sueño, si se atreve a tomarla…
Ya lo he comentado por aquí en otras ocasiones, pero cada vez me gusta mas el giro que ha dado el genero “deportivo” y aledaños en los últimos años en Japón, desprendiéndose de muchos de los elementos mas tóxicos que lo caracterizaban, cuando no directamente atacando dichos elementos, o como en este caso poniendo el foco en disciplinas menos utilizadas. En Dance Dance Danseur nos encontramos muchos elementos tremendamente familiares, empezando por ese protagonista algo verde que se mete de lleno en una actividad en la que tiene poca practica pero muchísimo potencial (aunque en este caso mas bien es que la tenia algo abandonada) y gracias a una persona estricta que le entrena consigue realizar avances increíbles que le permiten adelantar a personas con muchos mas años de experiencia con quienes mantiene una rivalidad condenada a convertirse en amistad. En ese sentido esto difícilmente podría ser un Spokon mas clásico.
El responsable de esta vuelta de tuerca al genero deportivo es George Asakura, autor del Manga Seinen del mismo nombre y que lleva desde 2015 serializándolo en la revista Weekly Big Comic Spirits de la editorial Shogakukan, habiendo alcanzado ya los veinticuatro tomos recopilatorios. Este ha conseguido, partiendo del armazón básico de los spokones crear una serie bastante original tomando lo que necesita de ese genero pero alejándose de este cuando es necesario. La principal diferencia que nos encontramos frente a series deportivas es que aquí no nos encontramos ante una actividad deportiva sino ante una disciplina artística. Esto provoca que pese a que si que hay un elemento de competitividad muy fuerte en la serie, este se centre en duras pruebas de acceso para entrar en prestigiosas academias que permitan a sus protagonistas acceder a importantes compañías de ballet y no en campeonatos o ligas profesionales, haciendo que las dinámicas de los personajes sean algo diferentes de lo que estamos acostumbrados en Spokones de corte mas tradicional.
También encontramos aquí el contraste entre el enfoque clásico de muchas historias de este genero en el que lo importante era ganar a cualquier precio (aunque aquí exagerándolo mucho) y el enfoque mas moderno y mas sano, centrado en sus dos protagonistas. Junpei, tras años de inactividad, tiene la suerte de encontrarse con una profesora como la madre de Miyako, que es estricta y a veces dura con el, que se llevan a matar muy a menudo (su relación es de lo mejor de la serie) pero que le respeta y le trata como a una persona y no como a una herramienta.
Por su parte Ruō, el sobrino de Godai, ha tenido la desgracia de aprender Ballet de una forma brutal y despiadada a manos de alguien que le ha tratado como si fuese una cosa, con un durísimo entrenamiento que en ocasiones rozaba la tortura y que le ha convertido en un bailarín excelente y en una persona emocionalmente destrozada.
Aunque donde sin duda esta serie destaca con luz propia sobre muchas otras, es en la forma en la que sistemáticamente se ha dedicado a destrozar la masculinidad toxica, y nada ejemplifica esto mejor que el personaje de Junpei. Y a partir de aquí hay unos cuantos SPOILERS que mejor pongo aparte pese ya que desvelan algunos elementos de los tres primeros episodios de la serie.
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A través de flashbacks descubrimos que de niño Junpei llevaba el pelo largo y muchas personas creían que era una niña, algo que se acentuó cuando comenzó a practicar ballet. Una pasión que en principio su propio padre quiso quitarle de la cabeza para proponerle que practicase algo mas masculino como las artes marciales que el practicaba, aunque este no tardo demasiado en darse cuenta de lo mucho que apasionaba la danza a su hijo y le permitió dedicarse a ella.
Pero tras la muerte de este todo se rompe para Junpei, las burlas de sus compañeros ya le habían hecho avergonzarse de su pasión por el ballet, y la insistencia de su familia de que era el hombre de la casa, de que debía ser masculino, le llevo a renunciar a todo eso, simbolizado en el momento en el que llorando se corta el pelo delante del póster de una película en la que su padre, un especialista para escenas de acción, había trabajado, porque eso es lo que la sociedad le dice que debe ser un hombre.
Durante años Junpei sigue así, practica artes marciales y se lo pasa bien con ellas pero le falta algo que no se atreve a perseguir, pese a que cuando esta solo en su habitación a veces aun practica algunas de las posturas básicas que aprendió de niño en la barra de la que no es capaz de desprenderse.
Y de pronto un día se encuentra con que una chica que le gusta no solo no considera que practicar ballet sea algo poco masculino, sino que le anima a volver a ello dándole una segunda oportunidad a la que no tarda en agarrarse con todas sus fuerzas cuando al volver a practicarla se da cuenta de lo muchísimo que echaba de menos el ballet y las emociones que le hacia sentir. Junpei es mas feliz de lo que lo ha sido en años (una felicidad de lo mas contagiosa), y aunque al principio solo vuelve a bailar para estar cerca de Miyako no tarda en querer dedicarse de nuevo en cuerpo y alma a la danza y empieza a albergar sueños imposibles que ni de niño se había atrevido a soñar. Esto es algo que no le resulta fácil de aceptar, y Junpei trata de ocultar ante su familia y amigos que ha vuelto a bailar, porque una parte de el aun se avergüenza de ello, le da miedo lo que pensaran los demás.
Para Junpei el punto de ruptura con esa mentalidad tan toxica sobre lo que es realmente masculino y lo que no, le llega a través de Ruō, su rival/amigo. Este ha estado sufriendo el acoso de sus compañeros de clase desde el primer día, quienes se divierten humillándole por su timidez extrema y su aspecto “afeminado”, culminando esto en un acto de humillación publica ante todo el instituto que les sale mal, cuando Ruō ya no puede mas y simplemente se pone a bailar delante de todos como mejor sabe. Una actuación que deja callado a todo el mundo y emocionando a Junpei de tal forma que este decide seguir el ejemplo de Ruō y dejar de ocultarse, planteándose que quizás ser un hombre de verdad consista simplemente en no avergonzarse de ser como es.
En tan solo tres episodios la serie lanza un mensaje muy poderoso y aun tristemente necesario (no hay mas que ver como han reaccionado muchos cavernícolas a esa campaña publicitaria protagonizada por un Fary muy trasnochado) sobre como convenciones sociales caducas aun lastran a muchas personas, como si los roles de genero fuesen algo grabado en el adn y que si alguien se sale de estos es una rareza.
Incomprensiblemente y pese al mensaje tan positivo que contiene buena parte de la serie, hacia el final de esta la historia deriva hacia una relación toxica y codependiente entre dos de sus protagonistas que no presagia nada bueno para ninguno de ellos y que hace que los espectadores nos llevemos las manos a la cabeza. Una deriva de la historia que quiero pensar que simplemente estamos viendo a medias, que dado que esta temporada solo adapta los cinco primeros tomos del manga (de los veinticuatro publicados hasta la fecha) esto es algo que se acabara resolviendo mostrándonos como es tan toxico como la actitud que llevo a Junpei a abandonar el ballet, pero como quizás no tengamos una segunda temporada (crucemos los dedos para que no este así) este giro en la historia queda como una mancha en una serie que había conseguido ser tan positiva.
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Pero aparte de los mensajes positivos que salpican la serie, Dance Dance Danseur es una serie muy divertida que sabe combinar muy bien la comedia y el drama, que al centrarse en una temática tan poco explotada como el Ballet clásico le aporta un punto de originalidad, y en la que MAPPA (que aun me deben el estreno de Ice Adolescence) se ha volcado a lo grande en el apartado técnico, contando la serie con algunos episodios realmente espectaculares.
De momento no hay noticias de que esta primera temporada vaya a tener continuación, y dado lo desapercibida que parece que ha pasado (y que en MAPPA deben andar saturadísimos de trabajo con todo lo que estrenan) me hace temer lo peor. Algo que seria una lastima teniendo en cuenta todo el material del manga que queda por adaptar, llegando el anime solo hasta el quinto tomo del manga. Pero incluso si sucede lo peor estos once episodios hacen de Dance Dance Danseur un anime de lo mas original del que vale mucho la pena disfrutar.