El ser humano contra la bestia, una batalla casi tan antigua como la vida en nuestro planeta que se ha librado de incontables formas a lo largo de los milenios y de la que nos llega ahora su ultima entrega de la mano de uno de los grandes cómicos de nuestro tiempo. Una batalla que enfrenta a un hombre contra ¿una simple abeja?. Si, la premisa puede sonar ridícula, pero cuando quien tenemos delante es alguien de la talla de Rowan Atkinson sabemos que dicha batalla va a valer mucho la pena y a resultar hilarante. Así que vamos a ver como se desarrolla este épico enfrentamiento en el que a veces resulta difícil tener claro quien es el mas animal de los combatientes.
Trevor no esta atravesando la mejor de las rachas tras sus problemas para encontrar empleo y su divorcio, pero su suerte parece estar empezando a cambiar y ha conseguido un trabajo como cuidador de casas, estrenándose cuidando una enorme mansión perteneciente a una pareja que se marcha de vacaciones. El trabajo parece simple, pasar una semana ociosa rodeado de lujos haciendo bulto para que la casa no se quede vacía, o lo seria si no fuese por la abeja. Una abeja que parece seguir a Trevor a todas partes, zumbando sin cesar, una abeja que no puede sacarse de la cabeza, que ocupa sus pensamientos a todas horas y con la que necesita acabar como sea, cueste lo que cueste…
A estas alturas no creo que haga falta reivindicar a Rowan Atkinson como uno de los grandes de la comedia, solo por su trabajo en Blackadder o en Mr. Bean ya se merece todo el reconocimiento del mundo, habiendo hecho reír a varias generaciones de espectadores en todo el mundo y que tras mas de cuatro décadas en la profesión aun mantiene intacto todo su talento. Y es que pocos actores podrían haber sacado adelante una premisa tan absurda como esta, una que nace parcialmente inspirada de un sketch de Mr.Bean y que William Davies, co-creador de la serie junto con Atkinson, llevaba años tratando de convencer a este de realizar. Y su insistencia acabo dando sus frutos en esta divertidísima comedia de escasísima duración, una decena de episodios de poco mas de diez minutos de duración cada uno (con un primer episodio doble) en la que Rowan Atkinson hace lo que mejor se le da, crear el caos.
Pero pese a estar inspirado en esto los personajes son bastante diferentes
Pero aunque a primera vista esta serie pueda parecer un simple remedo de su clásico Mr. Bean las diferencias entre este y el personaje que Atkinson interpreta aquí, Trevor, son notables. Mientras que Mr. Bean era un tipo realmente extraño con un punto egoísta y casi sádico que no hablaba y que parecía disfrutar creando el caos allá por donde pasaba, Trevor es todo lo opuesto. Este es un tipo de lo mas normal, majo, un poco perdido, que solo quiere tener un trabajo para poder proporcionarle a su hija todo lo que esta necesite pero que tiene un problema obsesionándose con insignificancias.
De esa obsesión que cada vez va a mas, como si se tratase de un Capitán Ahab de tierra firme, que le absorbe por completo, cegándole ante todo lo que le rodea incluso ante el sentido común mas básico, parte la premisa de esta serie. Porque donde cualquier otra persona ignoraría a la abeja o buscaría alguna forma inofensiva para espantarla, Trevor va perdiendo la cabeza obsesionándose con esta, elaborando estrategias cada vez mas descabelladas, irracionales y disparatadas para librarse de ese “enemigo” que lo único que hace es revolotear por ahí.
Y ahí es donde brilla como quiere Rowan Atkinson, gracias a su dominio sobre la comedia física y los gags visuales muy deudora de los cómicos clásicos del cine mudo y que ha perfeccionado con los años. Casi sin necesidad de palabras, con una expresividad extrema digna de un dibujo animado (que le ha ganado el apodo de el hombre con la cara de goma) y su habilidad para meterse en embrollos en los que su integridad física parece peligrar a cada paso, consigue encadenar situaciones progresivamente mas absurdas en las que los espectadores solo deseamos que vaya un poco mas lejos y aun así es capaz de sorprendernos yendo aun mas allá de lo que nos hubiésemos atrevido a imaginar. Y pese a ser un peligro con piernas que no nos gustaría tener cerca, Atkinson consigue que Trevor transmita una ternura que casi consigue que nos pongamos de su parte y queramos verle triunfar pese a que sabemos de sobra que lo que hace es cualquier cosa menos racional.
Con una duración de poco mas de hora y media Man vs Bee es una divertidísima serie que se puede ver de una sentada (en Netflix) y con la que es complicado no acabar riéndose. Una comedia que como ya señalaba en el titulo demuestra que Rowan Atkinson sigue en plena forma, que no ha perdido un ápice de su capacidad para hacer reír al publico y de quien espero que nos acompañe muchos años haciendo eso que se le da tan bien.