Hoy toca hablar de otra de esas series que he descubierto gracias a mi “reinmersión” en el manga y el anime (esos que Diógenes tanto desprecia) el pasado año, Mob Psycho 100. Una divertida comedia, a veces muy cafre, que destripa sin piedad todos los tópicos y lugares comunes del genero paranormal, pero que pese a su extremo tono paródico es capaz de tocar temas temas bastante serios con una sorprendente sensibilidad y presentarnos un reparto de personajes a cada cual mas extravagante con los que es difícil no encariñarse.
Shigeo Kageyama, mas conocido como Mob, es un chaval de instituto del montón, extremadamente tímido y torpe, con unas habilidades sociales casi nulas, una forma física penosa… y probablemente es el psíquico mas poderoso del planeta. Unos poderes que le han llevado a reprimir sus emociones para no desatar el caos a su alrededor, y que le han convertido en un imán para toda clase de amenazas sobrenaturales, impidiéndole llevar esa vida normal que tanto ansia. Amenazas que si supiesen lo que les conviene no tratarían de provocar a Mob mas allá de sus limites…
Mob Psycho 100 (Mobu Saiko Hyaku) es una serie que antes de dar el salto al anime en 2015 nació como webcomic en la Ura Sunday de Shogakukan en 2012 a cargo del mangaka conocido como ONE, el creador entre otras cosas del famoso One Punch Man. Y del mismo modo que en aquella serie ONE parodiaba sin piedad el genero superheroico, en esta ocasión ha centrado sus miras en el genero sobrenatural abarcando todo el espectro de este. Gente con poderes psíquicos, mediums, espiritistas, organizaciones secretas, todo cabe en esta parodia que toma su inspiración en la incontable cantidad de obras de ficción que han tocado estos temas. Y con un crio de protagonista que podría haber salido de The Fury, Firestarter, Carrie o mangas como Akira o Mai the Psychic Girl, enfrentado a amenazas que a menudo son tan poderosas como ridículas.
Y es el ridículo, o mas bien la falta de este, lo que hace grande a esta serie. El tono parodico extremo de esta serie hace que no nos encontramos aquí con una obra que siga los pasos en cuanto a estética de sus múltiples referentes, sino que muy a menudo parezca estar mas cerca de los delirios pop del Batman de Adam West. Los villanos son grotescos y risibles, sus motivaciones grotescas en muchos casos, y los ataques de los personajes tienen nombres tan absurdos como los lugares por los que se desplazan (como esos institutos con nombres de condimentos). Y el delicado equilibrio entre el contraste existente entre esa atmósfera tan absurda que lo rodea todo con las situaciones tan dramáticas en las que se ve envuelto Mob a menudo funciona tan bien que es difícil tomársela como una simple parodia.
Una serie cuyo aspecto visual admito que puede echar atrás a mas de uno. A primera vista nos encontramos con un anime de un aspecto casi amateur, con personajes de un diseño a veces extremadamente simple y que en muchas ocasiones parecen simples esbozos a medio acabar coloreados de forma un tanto chapucera, casi como si fuese obra de un crio. Pero tras esta peculiar decisión estética se encuentra un anime con unos combates tan fluidos como espectaculares y psicodélicos, sin miedo a zambullirse en el surrealismo o las abstracción mas delirante y que hacen que uno no tarde en dejar de lado esta singular estética para disfrutar de una serie única.
Y aunque Mob es un personaje entrañable al que es difícil no tenerle cariño por lo perdido que va por la vida, hay otro personaje que se convirtió inmediatamente en mi favorito, su mentor Arataka Reigen. Este es un médium que tomo a Mob bajo su tutela hace años al descubrir sus habilidades prometiéndole enseñarle a hacer uso de estas… solo que en realidad este es un autentico fraude. Reigen es un timador y un caradura de pocos escrúpulos que carece de las mas mínima habilidad psíquica, su negocio consiste, cuando no le pide a Mob que se encargue de las amenazas reales que se encuentran, en timar a sus clientes ofreciéndoles masajes que eliminan maldiciones, retoques fotográficos con photoshop que expulsan a los espíritus y lanzar puñados de sal que guarda en sus bolsillos contra toda amenaza que se encuentre, ya sea mortal o espiritual…
Pero a pesar de todo ello es un personaje extremadamente decente a su manera. El cariño que le tiene Reigen a Mob es tan autentico como si se tratase de su propio hijo, se desvive por su bienestar, se indigna con las injusticias que se encuentra en su día a día, no dudando incluso en jugarse la vida para proteger a su pupilo cuando cree que este lo necesita. Y sobre todo siempre se asegura de que Mob crezca convirtiéndose en una persona decente que haga lo correcto (el famoso haz lo que digo, no lo que hago)
Y esto ultimo entronca con uno de los elementos que mas me ha sorprendido de la serie, esa humanidad de sus personajes. Seria fácil quedarse en la superficie, en los combates espectaculares y el humor absurdo, pero detrás de eso, y de forma nada sutil nos encontramos con una serie que aborda algunos temas con una seriedad sorprendente. Reigen constantemente esta aconsejando a Mob a ser la mejor persona posible y a rehuir la violencia, buscando soluciones dialogadas siempre que sea posible. A través de otros personajes se nos muestra a que extremos tóxicos se puede llegar dejándose guiar por la envidia o por una búsqueda nada sana de la popularidad, y con el propio Mob vemos los necesario que es aceptarse a uno mismo y lo poco saludable que es reprimir las emociones. Y aunque uno esperaría que en una serie tan excesiva como esta se tocasen esos temas como a un chiste mas, se tratan con una honestidad y delicadeza de lo mas bienvenida.
Mob Psycho 100 consta de momento de dos temporadas de doce y trece episodios respectivamente, con una tercera en camino que si hay algo de suerte se estrenara en algún momento de este año (y una adaptación en imagen real con una pinta horrible). Una corta duración que aunque provoca que sepa a muy poco, la convierte en un anime perfecto para verse en un par de fines de semana para aquellos que busquen algo diferente con lo que pasar un buen rato.