Esta noche es nochebuena y mañana es navidad. Una fecha que no queremos dejar pasar de largo (pese a que Diógenes es a la Navidad lo que el Scrooge del principio del libro de Dickens es a dichas fiestas) Y para ello nada mejor que celebrarla recordando un cómic publicado en los años noventa que nos recuerda que no todo fue malo en aquellos años. Comic que tratándose de uno surgido de los talentos de Garth Ennis y John McCrea es tan irreverente, divertido y violento como cabria esperar y que lo convierte en la forma perfecta de celebrar estas fiestas por aquí. Así que agarremos las pistolas, suficiente munición y salgamos a dar caza a Papa Noel en compañía de Tommy Monaghan y Natt the Hat.
Era la noche antes de Navidad, y Bob odiaba las fiestas con todas sus fuerzas. Odiaba que la gente fuese feliz y simpáticos los unos con los otros, que se reuniesen con sus seres queridos y se cantasen canciones mientras cenaban pavo. Por eso cuando cayo por accidente en un reactor nuclear que le dio el poder de consumir la vida de aquellos a los que tocase hizo lo que cualquiera como el haría en su situación. Robar el disfraz del Papa Noel que había contratado su empresa para amenizar las celebraciones y dar rienda suelta a su odio radiactivo a través de las calles de Gotham.
Por suerte para los Gothamitas (ya que Batman estaba muy ocupado apaleando criminales en otra parte de la ciudad) los responsables de la central nuclear no querían que les salpicase otro escándalo y decidieron contratar los servicios de un par de asesinos a sueldo para que se hiciesen cargo discretamente de su problema. Y así ese contrato llego a las manos de Tommy y Natt como un milagro de navidad, justo a tiempo para permitirles conseguir un dinero rápido con el que comprar regalos a sus seres queridos y celebrar así el espíritu de la navidad.
En su cruzada para acabar con la Navidad Bob encontró el objetivo perfecto para desatar su rabia, un centro comercial repleto de gente comprando regalos de ultima hora, rodeados de música, adornos y luces y siendo felices o aparentándolo al menos. Una rabia que no discriminaba a nadie, a los niños, a sus padres y madres, enfermos y sanos, todos sufrirían su castigo nuclear por ser felices en esas fechas y quedarían reducidos a esqueletos humeantes.
Por suerte para los Gothamitas esos inesperados emisarios del espíritu navideño llegaron al centro comercial con sus pistolas cargadas y el pie pisando a fondo el acelerador de su coche para darle a Bob un regalo de navidad que no esperaba.
Y cuando Bob yacía en el suelo con la mayor parte de sus huesos rotos y los organos internos destrozados por el impacto del coche, se dio cuenta de la gravedad de la situación. y trato de arrepentirse. La había cagado, se arrepentía de lo que había hecho decía, ahora amaba la navidad aseguraba Bob. Y lloró, suplicó y rogó piedad a estos enviados por el espíritu navideño (y por su ex-jefe de la central nuclear que estaba harto de los tarados radiactivos que se escapaban de allí)
Pero Tommy y Natt realmente querían el dinero, tenían los cargadores de sus pistolas llenos de balas de punta hueca y Bob no dejaba de ser basura humana que había matado a varias docenas de personas solo porque odiaba la navidad. Así que una y otra vez retumbaron las pistolas como campanas en un campanario (muchos ángeles debieron obtener sus alas esa noche, aunque no Bob, el fue derecho al infierno) a medida que llenaban a Bob de agujeros y trayendo con ello paz a la nochebuena.
Con el contrato cumplido, Bob convertido en un queso de gruyere y el dinero en sus bolsillos, Tommy y Natt pudieron comprar los regalos para sus seres queridos, tomarse unas cervezas y celebrar el regalo que el autentico Papa Noel había dejado caer en sus regazos, sin duda por haber sido mas buenos de lo normal.
La moraleja de esta historia, como bien nos recalcan Ennis y McCrea, que si vas por la vida siendo un Scrooge (o un Diógenes) , quejándote de que los demás disfruten y sean felices, lo mejor que te puede pasar es que te metan un par de tiros en la nuca, como dicta el espíritu de estas fiestas.
Y con esta entrañable y cálida fabula navideña le deseamos una feliz nochebuena y prospera Navidad a todos nuestros lectores, sin apoyar ni desaconsejar por supuesto el llegar a los extremos a los que llegan Tommy y Natt en este cómic (aunque bien sabemos que mas de uno se merecería recibir una visita de estos dos) . Así que nos limitaremos a decir que Feliz Navidad mientras ponemos el numero del Bar de Noonan en marcionista rápida, que nunca se sabe cuando puede hacer falta…