Mortal Kombat empieza tremendamente fiel al original, con Sub Zero asesinando a la familia de y al propio Scorpion. Hasta ahí bien, tanto Hiroyuki Sanada como Joe Taslim están bien en sus papeles de los dos ninjas, diría hasta que muy bien, me vendieron perfectamente la escena aunque sea un tópico la mar de sobado. Pero es que ahí debería haberse acabado la película, porque todo lo demás es total y absolutamente desastroso.
El argumento del videojuego original de Mortal Kombat era otro tópico -pero es que es lo que tienen los tópicos, que se basan en ideas que funcionan- basado en el torneo de artes marciales de Operación Dragón. Con los años y las sucesivas entregas del videojuego, aquella primitiva historia en la que Liu Kang, Raiden, Sonya, Kano, Johnny Cage, Scorpion y Sub-Zero se enfrentaban en un torneo organizado por Goro y Shang Tsung se transformó en una especie de lucha milenaria entre las fuerzas de la Tierra y una dimensión paralela dominada por un tal Shao Khan, hechiceros del infierno, diosas del tiempo, nigromantes y yo que sé que más, con personajes que morían y resucitaban como si esto fueran los últimos treinta años del Universo Marvel. Así, la adaptación que hizo del videojuego Paul Anderson allá en los 90 -mucho antes de liarse a hacer pelis de Resident Evil con su señora- funcionó por no tomarse mucho en serio y ceñírse a la historia del videojuego, poniendo de protagonista a Liu Kang y dejando de secundarios a Johnny Cage y Sonya Blade sin preocuparse mucho de desarrollar la historia de Scorpion. Pero claro, estamos en 2021 y a fecha de hoy Scorpion es poco más o menos que el protagonista de Mortal Kombat XI.
Así, la trama de esta película de Mortal Kombat gira alrededor de un descendiente de Scorpion llamado Cole Young, un luchador de MMA venido a menos que es atacado por Sub Zero porque el muy cabrón se ha pasado cuatrocientos años cazando a los descendientes de Scorpion y ni por esas ha conseguido acabar ya con todos. Gracias a la intervención y el sacrificio de Jackson Briggs -interpretado por un irreconocible Mehcad Brooks, el Jimmy Olsen de Supergirl- Cole y su familia consiguen escapar del perverso ninja, tras lo que el muchacho decide hacer caso a su salvador y ponerse en contacto con Sonya Blade (Jessica McNamee), una compañera del ejército de Jax que le revela que esa marca de nacimiento que tiene en forma de logo de Mortal Kombat es una invitación a un milenario torneo de artes marciales en el que la gente se pega usando poderes místicos y movidas. Y de paso le presenta a Kano, un miserable hijo de mil hienas que también tiene la marca de marras porque mató a otro que la tenía y pues eso, que te puedes ganar la marca «por kombate».
Tras ser atacados por Reptile, los tres deciden ir a buscar el Templo de Raiden, donde supuestamente se entrena la gente para el torneo ese y cosas. De momento los personajes son sosos a matar, Sonya está buscando a la gente de los tatuajes esos «porque sí», no se preocupa mucho por su amigo Jax porque lo da por muerto y vale y Kano… El Kano que interpreta Josh Lawson trata de ser el alivio cómico de la película, siendo un borde de tres pares de narices y escoria pura y dura, pero la única forma en la que destaca es por contraste, básicamente porque Sonya es un «no personaje» y Cole es -y mira que me jode reducirlo a esto, porque me parece un argumento de crítico huevazos- un jodido Poochie. Cualquier escena en la que aparezca es peor sobre todo porque aparece el, es un cuerpo extraño en una película que ni le necesita ni falta que hace. De hecho, su razón de ser como descendiente de Scorpion pide a gritos que en todo momento alguien lo mate y su cuerpo sea poseido por su antepasado para que pueda llevar a cabo su venganza, pero no, lo tenemos siendo un peso muerto que se arrastra durante toda la película para desesperación de todos los espectadores.
Para cuando los tres encuentran a Liu Kang (Ludi Lin) y después de que éste les diga que suya es la sagrada labor de buscar a los luchadores del Mortal Kombat los lleva al templo de Raiden (que pillaba tremendamente cerca, con lo que la Liu debe solo hacer su «labor sagrada» cada vez que sale a comprar el pan y punto; y ya que estamos, si Raiden los estaba buscando, ya podía haber teleportado a Liu Kang donde ellos y así les ahorraba ser asesinados por Sub Zero y gentuza así) donde conocen al Dios del Trueno que no es Chris Hemsworth si no Tadanobu Asano y a Kung Lao (Max Huang), que aclaran a Cole que para poder enfrentarse a Sub Zero y los demás esbirros del malvado Shang Tsung (Chin Han) y así poder salvar nuestra dimensión, debe aprender a desbloquear su poder interior a base de entrenamiento. Entrenamiento que, basicamente, se reduce a darse de leches con Kung Lao. Mientras tanto, Sonya Blade descubre que, a pesar de ser la mejor luchadora de los tres, como no tiene tatuaje no tiene poder interior que valga y no la dejan jugar con los chicos, por lo que la mandan a cuidar de Jax, que fue rescatado por Raiden tras su enfrentamiento con Sub Zero y ahora se está recuperando de que el pérfido villano le arrancara los brazos.
Y… Y… Y podría seguir contándoos la película entera, pero es que no hay por donde cogerla. Por supuesto que Kano los traiciona y deja que los invadan las fuerzas de Shang Tsung, por supuesto que Cole consigue desbloquear su poder interior para salvar a su familia de Goro -Goro, joder, que debería ser el tío más poderoso de toda la peli por debajo de Shang Tsung- y por supuesto que su poder es llevar una especie de jersey de ganchillo feo que se ilumina de color rojo raro y le hace generar dos cuchillas raras. Luego tenemos fatalities cutres, fatalities clásicos como Kano arrancando un corazón o Shang Tsung bebiendo almas, pero en general personajes clásicos como Raiden están mucho peor que la versión de Christopher Lambert -que en las originales no hacia nada- y Liu Kang es un boceto de personaje, contando su triste historia de huerfanito y teniendo su momento de gloria en un enfrentamiento con… Kabal. Y sí, por supuesto que Cole derrota a Goro, se pega con Sub Zero y en el clímax de la película por fin aparece Scorpion -porque lo llama Raiden- para que entre los dos se cepillen a Sub Zero, que acababa de congelar también a la familia de Cole y cerrar el círculo y blablabla.
En toda la película no hay un solo personaje que funcione realmente, el único con algo de sustancia es Scorpion -que es un tio que busca venganza y sale un rato al principio y un rato al final, nada más- pero en el resto de la película hay una nube de incompetencia, de inutilidad, de mal gusto -joder con el jersey de punto, ¡pero que mierda de diseño es ese!- alrededor del personaje de Cole Young que lo único que puedo hacer es preguntarme que es lo que ha podido llevar a los guionistas Greg Russo y Dave Callaham a empotrar al personaje en la trama, por qué el director Simon McQuoid no hizo nada al respecto y en que carajo estaban pensando los productores al permitir semejante despropósito y aun así promocionar la película sin sacar apenas imágenes de su supuesto protagonista, centrando toda la promoción en Sub Zero y Scorpion. Publicidad engañosa, porque Sub Zero hace poco más que ser el coco de la peli, Shang Tsung les molesta demasiado como para hacer algo con el y el dichoso torneo de Mortal Kombat imagino que lo están reservando para una segunda parte. Yo que sé, esto me pasa por ver películas de artes marciales…