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Guionista vs Guionista – Scott Lobdell VS Brian Michael Bendis (I): Scott Lobdell y X-Men #46

Vale, hoy vamos a hacer un invento nuevo al que vamos a llamar «guionista vs guionista», porque lo que viene a hacer es comparar dos escenas parecidas a cargo de distintos escritores. Eso sí, anto todo hay que dejar una cosa bien clara: en estas páginas han influido tanto dibujantes, entintadores, coloristas, editores (y sus jefes) como las modas y situación de la época en la que se realizaron estos tebeos. Así que vamos a intentar ser justos y ceñirnos a lo que se ve en el cómic, a que transmiten y cómo lo hacen, teniendo en cuenta los antecedentes de cada uno y lo que hicieron después en esta escena. Probablemente fracasaré en el empeño, pero así por lo menos estaré en buena compañía. En fin, vamos con ello.

El infame.

El primero es todo un fan favourite de los 90, top ten de la revista Wizard (no sabéis lo que os envidio a los que no tenéis ni idea de lo que es esto últo) y está hecho todo un zeitgeist de lo que era escribir el mainstream en aquel momento o, dicho de forma menos pedante y ridícula, el único guionista capaz de aguantar la presión que suponía escribir Uncanny X-Men en plena burbuja especulativa y, porque probablemente no tenía más remedio, aceptando todas y cada una de las arbitrarias demandas editoriales de aquel momento durante cosa de cinco o seis años (más o menos cuando empezó a creerse lo de la Wizard y empezó a exigir cosas). Sí, estamos hablando del marqués de lo insustancial, el archiduque de la impostura, el infame vizconde de la repetición hasta la náusea… ¡Scott Lobdell!

Odiado y perseguido por un mundo del cómic que ha jurado someter. O algo.

El segundo vendría a ser otro de los guonistas más famosos de la década siguiente, ni de lejos tan mal considerado por la crítica pero amado y odiado a partes iguales por el público. Un demoledor superventas por méritos propios y responsable de algunos de los momentos más impactantes de la historia reciente, corresponsable de remodelar Marvel para el siglo XXI  y ojito derecho de aquel nuevo régimen de Joe Quesada, aquel que tomó posesión de X-Men en un momento en el que parecía que todo lo que tocaba lo convertía en oro. Estamos hablando del emperador del diálogo naturalista, el maestro del giro dramático, el genio documentándose a la puerta de los institutos y príncipe del crossover… ¡Brian Michael Bendis!

The match of the millennium!

Y sí, no sé para qué he hecho toda esta presentación si a fin de cuentas ya me había autoespoileado con el título, ¡pero me apetecía hacerla, puñeta! Para llevar a cabo éste choque de titanes vamos a enfrentar dos escenas parecidas en la que dos personajes discuten un conflicto interno en uno de ellos. En el caso de Lobdell no os sonará tanto, pero en el caso de Bendis, como no podía ser de otra forma, la escena que vamos a elegir es una que hizo correr ríos de tinta, poniendo en pie de guerra tanto a lectores como a todo mingafría que pasaba por allí, ya sean homófobos, partidarios de la bivisibilidad o… Yo que sé, a mucha gente. Porque allá por 2015 el bueno de Brian Michael Bendis (y Jean Grey) sacó del armario de una forma un tanto directa a Bobby Drake, alias el Hombre de Hielo, y aquello fue tela de polémico aunque no subiera precisamente las ventas. Muchos (yo incluido) consideraron que la cosa no venía de ningún lado, que Bobby había tenido varias relaciones heterosexuales y que siempre había mostrado poco o ningún interés por su mismo sexo, peeeeeeeero… Nos equivocábamos, porque Scott Lobdell ya había marcado el camino veinte años antes.

No, no, no me refiero a este legendario «¡QUE SALGAS DEL ARMARIO TE DIGO! ¡QUE SALGAS DEL ARMARIO YAAAAAAAAA!»

Y estuvo allí porque, según creen algunos, también en sus tiempos intentó sacarlo del armario, pero fracasó. Tenéis que entenderlo, Lobdell nunca tuvo mucha habilidad a la hora de hacer evolucionar personajes y justo tenía que lidiar con el trance de tener que imitar a un guionista cuyo rasgo principal se basaba en ello. Sus editores le exigían que imitara a su predeceror en X-Men pero que a la vez los personajes se mantuvieran estáticos, con lo que su situación era lamentable y el hombre iba metiendo tímidas evoluciones en personajes que no le importaban a absolutamente nadie como, lo habéis adivinado, el Hombre de Hielo. Repitiendo una de las historias anteriores de Claremont, Bobby había sido poseído por Emma Frost como le había pasado años antes a Tormenta y, durante aquella posesión, la pérfida Reina Blanca le había dejado claro que no tenía ni idea de manejar sus poderes, que era un zote y un inútil, hundiéndole en la miseria y llevándolo cual Vegeta a un viaje personal durante el que crearía una forma «supersaiyan» de sus poderes de cubito de hielo que exhudaba por los cuatro costados los peores excesos noventeros.

Aquí Bobby Drake pegándose contra el tarao de su padre que no le gusta ninguna de las novias de su hijo.

Tras alguna escena introspectiva en Uncanny X-Men 319 en la que Bobby se quejaba de lo «súbitamente» intolerante que era su padre, Lobdell decide en 1995 llevar su discurso más allá y, siempre según algunos, sacar del armario a Bobby Drake. Ya fuera por exigencia editorial o porque Lobdell no sabía ya que hacer con ello, la escena que vais a ver a continuación no tuvo la menor consecuencia más allá del cambio de los poderes de Bobby, y todo ese supuesto subtexto gay se terminó allí, igual que cuando Lobdell sacó del armario a Estrella del Norte en Alpha Flight. Dicho esto y una vez nos hemos quitado el «tema polémico» de encima, aclaro que la razón principal de este post no es la salida del armario de nadie, así que no le déis más vueltas; el objetivo fundamental es ver como estos dos autores enfrentan una escena parecida, con un personaje enfrentándose a otro por sus verdaderos sentimientos. Así que vamos a centrarnos solo en la parte literaria del asunto:

¡Tres páginas, un conflicto! ¡A ver como lo resuelves, Scott!

Son dos páginas en las que Andy Kubert nos situa en una localización desde el exterior, nos mete dentro en la siguiente viñeta mostrándonos a uno de los personajes, Jean Grey y en la tercera nos mete al segundo, Bobby Drake. Vamos a destripar esto:

SCOTT LOBDELL, X-MEN #46

PAGINA 1

VIÑETA 1:

Exterior, noche. Vemos la librería desde fuera, deben de ser las últimas horas de la tarde, con un cuadro de texto informándonos de la localización.
Monologo interno de Jean Grey cuestionándose si es embarazoso para ella «algo».

VIÑETA 2:

Jean tirada en el suelo mirando libros que tiene desparramados por todo el suelo de la librería, está en la sección infantil (esta información la da el dibujante y parte del monólogo) Jean monologuea con que es la mente más poderosa del planeta con la excepción de Xavier pero que aun así no es capaz de decidirse a la hora de comprar un regalo.
Aparece Bobby desde fuera de la viñeta trayéndole algo.

VIÑETA 3:

Trae té para Jean, «earl grey» y Jean le pregunta a Bobby que se ha pedido él y le responde que café helado. Es una coña por el tema de que él es el Hombre de Hielo y tal.

PAGINA 2

VIÑETA 1:

Bobby curioseando libros mientras Jean sigue mirándolos.
Dialogo entre Bobby y Jean, Boby preguntándose por qué le cuesta pedirle ayuda a Jean. Jean le da las gracias por acompañarla de compras, porque Scott lo odia. Bobby le responde que todos los hombres lo odian, que es algo biológico.
Esto es tremendo, porque Lobdell por boca de sus personajes acaba de decir que todos los hombres odian comprar, así en general, y en el particular está diciendo que odian comprar libros. Un escritor diciendo que si eres hombre (heterosexual o no) no te gusta ir a comprar libros, TELA.

VIÑETA 2:

Bobby sigue curioseando, y le confiesa a Jean que ha ido allí solo porque «ella lo sabe».

VIÑETA 3:

Jean extrañada (o yo que sé, esos ojos no son humanos) le responde que no sabe de qué está hablando, que se explique.

VIÑETA 4:

Plano general de los dos en la librería, Bobby sigue metiéndose en camisas de once varas y le dice que siendo como es telepata supone que ella ya lo sabe.

PAGINA 3

VIÑETA 1:

Seguimos en la misma situación, Jean le explica que ella es una persona decente que no se va metiendo en las cabezas de los demás.

VIÑETA 2:

Bobby le viene a contar que que le gustaría hablarle de «poderes mutantes»… Y ahí más o menos se acaba la escena.

Es un poco contradictorio que esto vaya sobre salir del armario cuando justo después te hablan de las virtudes de reprimir facetas de tu ser.

Por supuesto, la conversación no va sobre salir del armario, si no sobre la posesión de Emma Frost que había sufrido no hace mucho y lo humillado que se sentía por ello (con lo cual no sé hasta que punto Lobdell lo estaba sacando del armario, por mucho que él y Nicieza quieran ponerse medallas por ello, ninguno de los dos son conocidos por tamaña sutileza). Como podéis ver, la información que se da es tremendamente escasa, hay muy muy pocos matices, con requiebros verbales absolutamente redundantes y que no añaden ninguna información, por no hablar de que los dos personajes hablan más o menos igual y en fin, que sales de la escena más o menos como estabas.

Y sí, ésta era la portada del cómic en cuestión. Sobran comentarios.

La semana que viene le tocará el turno a Brian Michael Bendis y «la» escena. Si en este post estaremos todos más o menos de acuerdo, id preparándoos para la batalla que viene…

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