Sin duda una de las mayores pandemias que sufrimos ahora mismo (por detrás del Diogenismo) es la del cambio climático, una que a la larga nos va a joder bien a todos. Una epidemia que como no podía ser de otra forma ha tenido su reflejo en incontables ocasiones en toda forma de ficción en escenarios tan diversos y devastadores como los inmensos desiertos sin fin de Mad Max, la agonía acuática de ver Waterworld hasta el final o infiernos helados como el que hoy nos ocupa en Snowpiercer. Y es que tras el cómic francés original y la increíble película de Bong Joon-ho, nos llega ahora una tercera vuelta de tuerca de la misma historia en formato de serie de televisión. Una adaptación a la que me daba algo de miedo enfrentarme por miedo a que no estuviese a la altura de la película pero que de momento esta resultando ser un producto bastante digno.
Siete años después de los intentos de controlar el cambio climático convirtiesen la Tierra en un infierno helado, el Snowpiercer se ha convertido en el ultimo reducto de la humanidad. Un gigantesco tren en perpetuo movimiento alrededor del mundo en el que conviven varios miles de personas en un delicadisimo equilibrio tan artificial como brutalmente injusto, en el que una pequeña élite vive rodeada de lujos mientras el resto de pasajeros se reparten entre sirvientes y prisioneros con menos derechos que un animal. Un pequeño mundo aislado en el que se ha cometido un crimen despiadado que nadie esta preparado para investigar, una situación desesperada que les obliga a recurrir a la ayuda de un habitante de la clase mas baja que en otra vida fue policía y cuya investigación amenazara con desvelar los innumerables secretos que esconde el Snowpiercer.
Aunque tenia muchas ganas y curiosidad por ver esta serie, al mismo tiempo tenia algo de miedo porque la película de Bong Joon-ho me había apasionado muchísimo (el cómic aun no me lo he leído) y me daba miedo que esta serie no estuviese a la altura. Pero como por suerte no soy como Diógenes y no dejo que lo que me guste o me deje de gustar una obra afecte a mi disfrute de otras de las que estas deriven, me dispuse a ver la serie sabiendo que en el peor de los casos me seguiría quedando un peliculón del que disfrutar. Y tras haber visto los dos primeros episodios me ha quedado claro que aunque el escenario y muchos de los temas que se tocan en ambas adaptaciones del cómic son las mismas, tonalmente son tan diferentes que se pueden tomar como dos obras completamente separadas y disfrutar de ambas.
Una de las grandes diferencias la encontramos en que aquí desaparece ese tono casi de fabula siniestra o de pesadilla de la película para encontrarnos en su lugar con un mundo mas mundano y menos “mítico”. Así es como muchos de los elementos de la historia que allí apenas se tocaban aquí se nos muestran con toda su crudeza, aprovechando que el formato televisivo permite ahondar mas en todo ello y sus creadores pueden explayarse en detalle en el funcionamiento de este peculiar mundo, algo que puede ser una fortaleza para la serie o su punto mas débil. Y aunque el retrato de la lucha de clases se mantiene intacto y su salto a televisión. no ha suavizado la crudeza de esta despiadada sociedad, con momentos especialmente desagradables en los que sin llegar a mostrar demasiado consiguen dejar al espectador en un estado de desazón importante.
Aunque el mayor cambio que nos encontramos se refiere al enfoque de la serie, ya que aunque se conserva de fondo esa idea de la rebelión contra la élite, esta pasa a un segundo plano para ceder protagonismo a algo mas propio de Agatha Christie y que podríamos llamas “Asesinato en el Snowpiercer Express”. Si, la serie en la superficie es básicamente un thriller de misterio en el que Andre Layton (Daveed Diggs), un ex detective de homicidios, es reclutado por la dirección del tren para investigar una serie de brutales asesinatos que los guardias de seguridad de a bordo no están capacitados para investigar. Una investigación que es la excusa perfecta para descubrir al espectador a través de los ojos de Layton ese peculiar y decadente mundo del Snowpiercer y que poco a poco ira desvelando que allí pocas cosas son lo que parecen.
Pero de momento para mi lo mas interesante de la serie esta siendo el personaje de Jennifer Connelly, Melanie Cavill, la voz del tren que realiza los anuncios por megafonia y la encargada del departamento de hospitalidad del mismo. Una leal empleada del Snowpiercer que hace las veces de portavoz y enlace entre la dirección del tren y sus empleados y también es la encargada de recibir y solventar las quejas de los pasajeros de primera clase. Un personaje enigmático y complejo que es de los pocos a bordo en sentir algo de empatia y mucha fascinación por los pasajeros de los vagones de cola.
Tras dos episodios vistos (de diez que constara la temporada) de momento estoy bastante contento con esta versión de Snowpiercer, aunque de nuevo recomiendo que quienes se dispongan a verla eviten comparaciones con la película y se la tomen simplemente como otra historia ambientada en un escenario similar, que a fin de cuentas es lo que es. Una serie que si mantiene el nivel mostrado hasta ahora puede acabar convirtiéndose en una gran serie, aunque corra el peligro ya mencionado de que al desvelar demasiado de ese extraño “mundo burbuja“ se le vean a este las costuras, pero de momento no puedo negar que estoy disfrutando bastante de este viaje a toda velocidad escapando a la extinción.