Si, lo se, el titulo puede que sea algo exagerado, pero me he permitido parafrasear (mas o menos) la cita de Dave Gibbons de la portada del único recopilatorio que existe de este personaje, ya que tras tener la oportunidad de reencontrarme hace unas semanas con este personaje que tan buenos ratos me hizo pasar en mi infancia, The Spider, o Flierman (que raras han sido a veces las traducciones de nombres) como lo rebautizaron aquí, se merece ese apelativo y mucho mas. Así que voy a a aprovechar para refrescar la memoria de quienes lo conocieron en su día y descubrirles a las nuevas generaciones este fascinante personaje al que sus autores supieron hacer destacar.
La ciudad de Nueva York se enfrenta a una nueva amenaza, la de un genio criminal que armado con su superioridad intelectual y un arsenal que desafiá la ciencia conocida, pretende construir un imperio criminal a una escala a la que nadie se a atrevido a soñar. Una misión para la que reclutara a lo mas mas granado del mundo del crimen y en la que tendrá que enfrentarse por igual a las fuerzas de la ley como al mundo del hampa, quienes por muy diferentes motivos no ven con buenos ojos los grandiosos planes del misterioso hombre conocido solo como The Spider. ¿Pero es The Spider realmente el criminal que afirma ser o es algo mucho mas complicado?
Allá por los gloriosos años ochenta, cuando Cómics Forum y Zinco aun no habían comenzado a publicar, para mi todo el mundo del cómic se reducía por un lado a Bruguera (no solo sus clasicos, sino también unas horrendas ediciones de Spiderman) y por el otro a aquella peculiar mezcla de cómics que publicaba Vértice a través de su sello Surco y en la que uno se podía encontrar la Patrulla X de Claremont y Byrne, clásicos como Flash Gordon y unos cómics muy raros en blanco y negro que no se parecían en nada a todo lo demás. Yo entonces no lo sabia, pero se trataba de cómics de la editorial británica IPC (International Publishing Company) publicados a comienzos de la década de los sesenta y eran tan diferentes a todo lo que yo conocía en aquella época que raro hubiera sido que no llamasen la atención. Mytek el gorila robot gigante que podía ser pilotado desde dentro, Kelly que viajaba por el tiempo portando su ojo mágico que le hacia invulnerable, un espía dotado de una mano artificial, una Zarpa de Acero, que le permitía hacerse invisible y luego estaba The Spider.
De entre todos esos pintorescos personajes que poco tenían que ver con los superhéroes, mi favorito sin duda era The Spider, o Flierman como lo conocí durante décadas gracias a las traducciones de Surco (quienes curiosamente una década antes ya habían publicado sus aventuras bajo el nombre Spider el Hombre Araña e incluso como Spiderman, pero para evitar confusiones con el héroe de la Marvel sufrió ese desconcertante cambio de nombre). Pero es que el personaje lo tenia todo para destacar, poseía un aspecto casi inhumano, con unas siniestras cejas y unas orejas puntiagudas que le hacían parecer un Vulcano pese a que fue creado un año antes de que comenzase a emitirse Star Trek, su atuendo aunque remitía vagamente a los héroes del cómic con esas mallas ajustadas, el estar complementadas por aquel extraño arnés, ser completamente negro y carecer de mascara le hacia parecer otra cosa muy distinta, y las extrañas armas y vehículos que utilizaba (yo adoraba su ridículo helicóptero) o que todos sus ayudantes fuesen criminales definitivamente le alejaban de todo lo que existía en aquel momento.
Y aunque cuando lo conocí, The Spider ya estaba en el bando de los buenos y trabajaba con la policía para atrapar criminales, por la sencilla razón de que eso le parecía un mayor desafío a su intelecto que luchar contra la propia policía, en estas primeras historias que he tenido la oportunidad de leer por primera vez hace unas pocas semanas The Spider estaba decidido a ser el mayor criminal del mundo, algo que afirmaba mientras al mismo tiempo utilizaba armas no letales como su pistola lanza redes y su pistola de gas paralizante y en mas de una ocasión podíamos verle evitando que la gente inocente sufriese algún daño, policías incluidos, por lo que su cambio de bando ya parecía predestinado desde el comienzo. La creación de este peculiar antiheroe se la debemos a Ted Cowan, un guionista que entro en el mundillo por el desafío de un amigo a enviar una historia a un concurso y que se paso los siguientes cuarenta años siendo uno d ellos escritores mas prolíficos del mercado británico. Pero pese a que fue Cowan quien creo al personaje, este no tardo mucho en cederle el puesto a un escritor Estadounidense que hacia poco que se había creado sin trabajo, un tal Jerry Siegel al que es posible que algunos conozcan por haber ayudado a crear a cierto popular superhéroe…
En manos de Siegel The Spider se volvió mas arrogante y sanguinario que antes y parecía preocuparle menos la seguridad de los agentes de la ley que le perseguían, pero pero sin llegar a cruzar la linea de matar (aunque amenazaba mucho) y se enfrento a villanos mucho mas grotescos. Pero si por algo destacan para mi estas historias son como agridulce testimonio de que Jerry Siegel era un escritor mucho mas versátil de lo que parecía y que de haber tenido un poco mas de suerte podría habernos regalado muchísimas grandes historias, por desgracia eso no fue así.
Y tanto Cowan como Siegel tuvieron la inmensa suerte de trabajar con un artista como Reginald «Reg» Bunn. En sus manso el mundo de The Spider era uno de ángulos imposibles, sombras siniestras y un nivel increíble de detalle que con el paso del tiempo tuvo que sacrificar para mantener el ritmo de publicación que le pedía la editorial, lo que le valió no solo ser uno de los dibujantes mas puntuales de la editorial, sino el ganarse el apodo de “el rey del rayado” al reemplazar los detallados fondos del principio por manchas y sombras a base de rayas que sin embargo no afectaban al disfrute de las historias.
Tras terminar su publicación a mediados de los setenta el personaje ha surgido aquí y allá tanto en forma de relanzamientos fallidos como el de 2000 A.D. que le convirtió en un caníbal o la miniserie Albion con un argumento del mismísimo Alan Moore desarrollado por su hija Leah y John Reppion a homenajes como el del propio Alan Moore cuando le saco, junto a otros famosos héroes británicos, como victima de la Furia o el relativamente mas exitoso cuando Paul Grist le rescató en su Jack Staff ya anciano y retirado, aunque esto ultimo fue solo porque Grist creía erróneamente que el personaje había pasado al dominio publico, por suerte para todos el malentendido se saldo sencillamente con los propietarios de los derechos pidiéndole a Grist que no volviese a utilizar el nombre de The Spider cuando utilizase al personaje de nuevo. Y nadie me quitara nunca de la cabeza que la interpretación de The Shade de James Robinson para su Starman, aquel que también paso de villano a antiheroe, que solo había sido criminal como pasatiempo y que tenia como enemigo a un hombre llamado Spider, no le debe muchísimo a este clásico personaje del cómic británico.
Lamentablemente el personaje, pese a lo fascinante que resulta y a lo bien que siguen funcionando sus historias clásicas medio siglo después, no parece gozar del favor el publico, ya que tras la edición del tomo del que he podido disfrutar estos días y que se publico en 2005 no parece haber habido ningún otro intento ni de contar nuevas historias del personaje ni de recuperar el material clásico, y cuando en 2010 Planeta DeAgostini se decidió a recuperar a los personajes de la IPC se limitaron a reeditar solo algunas historias de Zarpa de Acero y del Ojo Mágico de Kelly, por lo que The Spider sigue condenado al limbo de la nostalgia. Pero aunque sea realmente complicado hacerse con sus historias, es una labor que merece la pena por el poder descubrir a un personaje que tantos años después sigue sin parecerse a ningún otro.