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Secret of Mana remake: Si ya lo digo yo, que la nostalgia es muy mala…

Secret of Mana fue mi primer JRPG. Ya, ya sé que no es ninguna revelación porque al fin y al cabo no deja de ser uno de los primeros JRPG -si no el primero- que se editó por estos lares, pero creo que es necesario avisarlo porque puede que no sea neutral. El caso es que Secret of Mana es un juego realizado por Squaresoft en 1993 para Supernintendo que destacó por sus gráficos preciosistas, una banda sonora acojonante que no parecía hecha por el chip de sonido de una consola de 16 bits y la posibilidad de jugar en cooperativo a tres jugadores, toda una rareza en un juego del género. Todos disfrutamos del juego original, muchos hasta farmearon lo indecible hasta llegar a nivel 99 -que no valía para absolutamente nada, pero lo que sentía el personal por este juego era pura devoción- y luego ya salieron otros juegos como Secret of Evermore o Terranigma que hicieron que muchos se olvidaran de Secret of Mana.

Pero el tiempo fluye como un río… Y la historia se repite de nuevo.

De un tiempo a esta parte, Square Enix anda haciendo remakes de absolutamente todo con el objetivo de sacarlos para el mayor número de dispositivos posibles, principalmente para teléfonos móviles. Ya habían sacado un remake de la primera parte -Mystic Quest por aquí, Final Fantasy Adventure en USA y Seiken Densetsu en Japón- que nos dejaba claro que estas versiones estaban hechas con demasiadas prisas y poco presupuesto, pasando juegos de sprites al 3D sin mucha cabeza. Me hubiera gustado creer que Secret of Mana se llevaría una versión mejor, una que fuera lo que se merecía el juego original y la memoria que teníamos de el, pero… La verdad es que es mucho peor.

Tema principal de Secret of Mana para Supernintendo.

Empezando por un diseño artístico sin ideas al que le hubiera venido de perlas usar el cel shading de Valkyrie Chronicles o Ni no Kuni, este remake se las arregla de maravilla para resaltarte todos los fallos del juego original y poner los suyos por encima de el. Si en el juego original el combate no era ninguna maravilla, en el remake han añadido la posibilidad de atacar en diagonal y fallar los golpes mucho más a menudo del original, aumentar los márgenes de invulnerabilidad de los enemigos cuando están en el suelo -que ya estaban en el original, pero eran bastante más cortos- y destrozar el sistema de anillos de inventario, que en su día eran una serie de menús circulares que iban saltando de un personaje a otro y que en este juego te ponen en el centro de la pantalla sin avisarte de a que personaje pertenecen. Pero lo que me parece peor con diferencia es el destrozo que han hecho con los controles, que te obligan a utilizar más botones todavía para hacer lo mismo que el original de Supernintendo; ahora utilizamos un stick analógico para movernos, la cruceta para cambiar de personaje y ni siquiera nos dejan redefinir los controles a nuestro gusto, algo imperdonable cuando tratan de vendernos nostalgia.

Tema principal del remake. Algo me falla…

Sobre la música… Uy, vaya, aquí si que se lo han currado y la ha supervisado el compositor original, Hiroki Kikuta. El problema es que la mayor parte de los temas son demasiado distintos del original, y los cambios son hasta molestos. Y esto que estoy diciendo parece una herejía, porque al final estamos hablando de que Kikuta ha reclutado a un montón de compositores japoneses y auténticos maestros de los 80/90 como Yuzo Koshiro han hecho versiones para este remake. Y sin embargo pues nada, no me acaba de funcionar. Será la nostalgia que me hace oir otra cosa que el tema original, vete a saber, pero algunas elecciones musicales del remake como cambiarte la música del menú de cargar partida o no cambiartela cuando cierto continente «se eleva» pues como que da por saco.

En el original había una mezcla entre lo cómico y lo infantil que no ha acabado de trasladarse bien al 3D.

Eso sí, el juego ahora incluye varias escenas de video en las que vemos como van conversando nuestros personajes cada vez que vamos a la posada, pequeños chistes que no añaden gran cosa pero nos dejan ver como el protagonista es capaz de hablar y los piques entre los compañeros. Lamentablemente tanto estas conversaciones como en las escenas de video tenemos ningún tipo de sincronización labial, con lo que los personajes mantienen la boca cerrada mientras hablan o la tienen completamente abierta durante toda su intervención. Cosa que en 2018 es una auténtica cutrez para una compañía como Square Enix. Y es que cabrea que algunas de las escenas más recordadas del juego sean recreadas aquí de forma tan torpe, os puedo poner como ejemplo una escena en la que los héroes están a punto de morir en el tejado de un edificio y son rescatados en el último momento por un personaje que viene volando hacia la pantalla. Esto, que era todo un prodigio de modo 7 en la Supernintendo, aquí se pierde completamente porque se ha decidido introducir una escena de video completamente anticlimática en la que nos cuentan que va a venir ese personaje a rescatarlos. Y como esa hay unas cuantas.
Si en foto quedan bien, el problema es cuando los ves en movimiento y no mueven la boca.

Sin embargo creo que el mayor problema del juego está en su adaptación a un motor 3D; mientras que en el original podíamos ver absolutamente todo lo que había en pantalla, en este remake los muros y estructuras se solapan con los personajes, problema que Square ha solucionado silueteando a los personajes cuando se ponen detrás de esos objetos al más puro estilo Age of Empires, pero si aquello no acababa de funcionar en el juego de Microsoft, aquí queda peor todavía porque sólo siluetean a los personajes y no a los enemigos y los cofres que dejan al morir, con lo que algunos bichos te atacan desde su escondrijo invisible y tienes que liquidarlos a hechizos para poder verlos. Un disparate que se arregló hace más de quince años cuando a alguien se le ocurrió meterle una transparencia a los objetos que se solapaban sobre nuestros personajes y enemigos, pero parece que la idea no les ha llegado a los chicos de Square en todo este tiempo.
Ah, y la curva de dificultad no la han arreglado, de hecho creo que es hasta peor. La primera parte del juego es insultantemente fácil hasta que llegas a un «grindeo check» y te toca subir armas, hechizos y oro durante un buen rato para poder avanzar. Sigh…

En resumen, Secret of Mana va a revivir tu nostalgia por un precio exagerado -cuarenta eurazos- pero la de disgustos que te vas a llevar por el camino puede que te amarguen su buen recuerdo. Honestamente, creo que por esos cuarenta euros te puedes conseguir una SNES mini con el juego original o, ya puestos, también puedes parchear el juego original con una traducción más decente -la original no era gran cosa, pero no podemos negar que tiene su punto nostálgico lo de «sees the reaper»- y disfrutar del auténtico Secret of Mana.

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