Logan es esa película crepuscular que nos anunciaban, el «Wolverine:The End» que nos prometían los trailers y la despedida -por ahora- de Hugh Jackman del personaje. Y en esa labor es muy honesta, con un montaje y una dirección sólidas que saben en todo momento lo que estan haciendo y hasta en ocasiones deslumbran. Y sin embargo, Logan es profundamente amarga no por la historia que nos esta contando, si no por lo que nos podían haber contado hasta ahora…
Y es que no dejamos de estar hablando de una película que podría haber estado protagonizada por John Wick, Jack Reacher o cualquier asesino a sueldo del cine moderno. Porque Logan no es Old Man Logan -ni falta que le hace- pero tampoco es Logan, no es Lobezno. Las historias del personaje siempre fueron más pedestres que las que vive con sus compañeros de la Patrulla X, pero Logan es una película que sugiere ideas pero que a su vez nunca las lleva hasta sus últimas consecuencias; nos muestra a un Xavier enfermo de alzheimer al que a veces le dan ataques y deja a todo el mundo congelado en kilómetros a la redonda, pero a la vez es incapaz de explorar cómo puede ser la vida de alguien al que le desaparecen sus propios recuerdos y es capaz de sustituirlos por los de la gente de su alrededor o lo que es peor, reescribirlos; tenemos la suerte de que haya un concepto parecido siendo explorado en Legion, porque al fin y al cabo Logan es la historia de Lobezno y deberíamos centrarnos en el. Así que supongo que esto se les perdona…
Pero es que una de los temas centrales de Logan está en que el hombre hace todo lo que puede por proteger a Xavier pero a la vez guarda una bala de adamantium para volarse la tapa de sus propios sesos. En que esta viejo y envenenado por su propio adamantium, pero no busca curarse porque lo que realmente quiere es morirse. Sobrevive cuidando a Xavier y nada más, pero nunca nos dicen que es lo que ha hecho que se canse de vivir, de seguir luchando. Estamos hablando de un personaje que se define precisamente por ser un luchador, y la película en ningún momento es capaz de decirnos que lo ha llevado hasta ese punto. Supuestamente hubo un evento traumático en el que murieron muchos mutantes pero, mientras que Old Man Logan te dejaban claro por qué Logan ya no quiere tener nada que ver con el rollo superhéroico y la culpa que lleva consigo por haber sido manipulado por un villano para haber matado a toda la Patrulla X, en Logan no nos dicen nada más que el hecho de que ya no nacen mutantes y se acabó. Y eso es inexcusable, porque no dejamos de hablar de las motivaciones del protagonista.
Y todo esto por no hablar de que la película sigue siendo un epílogo a una serie de películas sobre un personaje que ha hecho de la supervivencia su bandera, del matar o morir, y hasta la película menciona directamente las fabulosas aventuras de los X-Men que nunca hemos llegado a ver. Porque es cierto que se hacen referencias a la Estatua de la Libertad -el clímax de X-men 1- o al lago Alkali -el de X-Men 2- pero a la vez nos dejan la sensación de que el grupo hizo muchísimo más, pero nunca nos lo contaron. Porque la serie X-Men de la Fox no ha dado para tanto en todos estos años, y una historia como Logan no tiene la misma fuerza en su «caída en desgracia» si antes no lo hemos visto enfrentarse a amenazas del nivel al que se han enfrentado Los Vengadores en los casi diez años que llevan de franquicia cinematográfica. Logan pone de relevancia que X-Men ha sido una serie truncada, una serie que se rompió y que Fox parece haberse molestado en recuperar sólo por una especie de vergüenza torera de tener las joyas de la corona de Marvel y no ser capaz de sacarles el rendimiento que supuestamente deberían haberle sacado.
Pero ya digo que Logan funciona como película si te olvidas de quién ha sido Logan todos estos años, del bagaje del personaje en películas anteriores o de la existencia de un cómic anterior. Logan se enfrenta a esos niñatos cyborgs y a sus mierdas, a los transgénicos y a todas las criaturas de laboratorio que le echen encima, destilando un aura de «fuera de mi césped» que Jackman y Stewart llevan a cabo de forma magistral, demostrando aquello de nunca hubo mejor vasallo si tuviera buen señor; es una puñetera tragedia que toda la buena química que se muestra en esta película entre los dos actores no se aprovechara en los 17 años de películas de la serie. Lo peor es que aun así y después de ver la trilogía de X-Men y Días del Futuro Pasado, nos queda la impresión de que el Lobezno de Fox es Mary Poppins con garras de adamantium, siempre protegiendo a críos y adolescentes ya sea contra Magneto, contra el proyecto Arma X o contra los Cosechadores. Hay tanto potencial en un personaje tan rico, en un Lobezno que se ha pegado contra dinosaurios en la Tierra Salvaje, que ha visitado planetas alienígenas y hasta se ha enfrentado al mismísimo Galactus… Y si ese potencial se hubiera explotado, Logan habría sido una película mucho mejor, porque realmente te habrían enseñado el contraste de lo bajo que había caído aquel tipo que se había enfrentado al universo y aun así había sobrevivido.
Ya entrando en el territorio spoiler, quejarme amargamente de Calibán, un personaje que está para justificar que los Cosechadores sean capaces de perseguir a los protagonistas y poco más. Muere de forma un tanto anticlimática -su sacrificio se basa en reventarles la caravana a los malos y poco más- y su papel es más bien prescindible cuando el contraste respecto a los dos «suicidas» de la película -Logan porque yo que sé, Xavier porque se insinúa claramente que en uno de sus ataques mató a toda la Patrulla X- podría haber dado muchísimo más de sí. Y eso por no hablar de unos villanos planos que, más allá de explicarnos que matan mutantes con maíz -cuánta crueldad- son tremendamente planos y hasta acaban recurriendo al tópico de clon malvado en la segunda mitad de la película, cuando habría sido más interesante tener un clon de un villano clásico del personaje como Dientes de Sable, que ya tiene un historial enorme de ser clonado.
Pero, amarguras y lamentaciones por el lo que pudo ser aparte, Logan es una película cuidadísima en lo visual -ese Mangold que a ratos se preocupa más de la fotografía que de la misma película, pero al que le perdonamos todo porque aun así es muy bueno- y que mantiene muy inteligentemente esa sensación de derrota del protagonista, de estar acabado y de no tener ya fuerzas para seguir adelante; es ese desgaste emocional la mayor virtud de la película y lo que el espectador buscaba en ella, el mostrar la última batalla de un personaje acabado física y espiritualmente. Es una película que se disfruta más si nos olvidamos de todo lo que lleva consigo el personaje y la valoramos solo por si misma, que al final es lo que deberíamos estar haciendo con cualquier film en vez de preocuparnos por posibles secuelas o por si tiene una escena postcréditos antes de que nos hayamos sentado a ver la película. Descansa en paz o hasta que te llame Marvel Productions, Logan.
Que triste es que tenga que ser Masacre el que se de cuenta de lo icónico que es el Superman de John Williams…