Pese a las constantes discusiones, amenazas veladas e intentos frustrados de asesinato que son el pan de cada día de Brainstomping hay una cosa en la que Diógenes y yo estamos completamente de acuerdo, Shane Black debería estar en un altar. Pero es que no podía ser menos tratándose del creador de Arma Letal, guionista de las dos primeras películas de la saga y del Ultimo Boy Scout, director y guionista de Kiss Bang y responsable último de la mejor película de Marvel hasta la fecha, Iron Man 3. Con todos estos antecedentes las expectativas que tenía sobre su último proyecto, The Nice Guys, eran altísimas, y tras haber visto la película solo puedo decir que me he quedado cortísimo, porque la película las ha reventado ampliamente.
El encanto retro de la película se sale por los cuatro costados
Los Ángeles, 1977, la actriz porno Misty Mountains ha fallecido en un grotesco y dramático accidente de coche. Un accidente tan misterioso y espectacular que uno pensaría que su investigación recaería en las manos más capaces. Pero en su lugar es Holland March (Ryan Gosling), un detective privado de tercera, cobarde, torpe y alcohólico, quien acaba investigando esa misteriosa muerte. Una investigación que le hará chocar de la forma más brutal con Jackson Healy (Russell Crowe), un matón a sueldo a quien una de las partes implicadas ha contratado para quitarse de encima a investigadores molestos. Condenados a entenderse March y Healy formaran una incómoda alianza que les acabara llevando a destapar una conspiración criminal que alcanza a las más altas esferas del mundo criminal y que pondrá sus vidas en el punto de mira. Pero si en algo están especializados estos dos peculiares investigadores en es escapar para salvar su pellejo, una habilidad que les va a resultar más necesaria que nunca.
Como suele pasar en este tipo de historias las amistades tienen comienzos conflictivos
Si algo me ha demostrado Shane Black en todos los años en los que he disfrutado de su trabajo tanto de guionista como de director es que nunca decepciona, y The Nice Guys no ha sido una excepción. Combinando ese género de las “buddy movie”, en el que Black se mueve como pez en el agua, con el género negro y una ambientación retro en el lado más sórdido de Los Ángeles en los 70, Black nos presenta una historia de lo más clásica en la que dos tipos de lo más diferentes se ven obligados por las circunstancias a trabajar juntos e ir detrás de un Macguffin como una casa. Una fórmula que a primera vista suena a más que gastada pero con la que Black consigue dejarnos pegados al asiento con una carcajada siempre a punto. Pero todo esto no es del todo merito suyo, aunque sería injusto no reconocerle que sabe sacar lo mejor de los actores de los que se rodea, y mas en una película en la que tenemos un reparto de lujo con nombres como Kim Basinger o Keith David. Pero son sus dos protagonistas, Ryan Gosling y Russell Crowe, quienes brillan aquí con luz propia gracias al cambio radical de registro que han experimentado en esta película.
Incluso ellos mismos parecen sorprendidos de este cambio
Aunque esta no es la primera incursión en el mundo de la comedia, ambos actores son bastante más conocidos por sus papeles dramáticos y por ello me llamaba mucho la atención esta película, por poder verles en papeles tan diferentes de lo que es habitual en ellos. Lo que no esperaba encontrarme es con que tanto Crowe como Gosling (sobre todo este último) tienen un grandísimo talento para la comedia y una gran química juntos (tanto dentro como fuera de la gran pantalla) que hacen que sea una gozada el visionado de esta película. Pero mientras que a Crowe le ha tocado el papel más clásico y tópico de tipo gruñón con un humor más seco y sarcástico, es Ryan Gosling quien brilla en esta película con un inesperado don para la “comedia física” en la tradición de clásicos como Buster Keaton. Un cambio de registro que en ambos casos demuestra que un gran director sabe sacar lo mejor de los actores con los que trabaja.
Lo dicho, Gosling debería volcarse mas en la comedia
Lamentablemente todo esto no sirvió de mucho para contribuir al éxito de la película, y pese al reparto estelar, lo sobresaliente del trabajo de director y guionista y las buenas críticas recibidas, la película no termino de funcionar en taquilla, recaudando solo ligeramente más de lo gastado en producirla. De esto solo podemos sacar dos conclusiones, la primera y es que dudo que veamos alguna vez una secuela de esta película, aunque confío en que Gosling y Crowe repitan en la comedia. La segunda y más triste conclusión es que el público es idiota, no se explica de otra manera lo que ha sucedido aquí. Pero aquí nos da igual, en Brainstomping estamos con Shane Black a muerte y lo estaremos con cada nuevo proyecto que saque porque sabemos donde está la calidad.