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¿Es que sólo yo entendí Iron Man 3? (II): La semana de Iron Man

<-Viene del post de ayer

Lo habíamos dejado ayer con Tony bebiendo tranquilamente en la soledad de la bodega de su casa, un sitio en el que sólo hay una butaca porque es para su disfrute personal. Es como el sueño de Homer Simpson de poner la nevera al lado del sofá pero con vino de marca…

Oops.

En esto que llega Pepper a casa y se encuentra con la armadura controlada por control remoto mientras Tony «hace gimnasia»… Ya, bueno. «Gimnasia». Y que Tony «ya ha cenado». Borracho, borracho y borracho. Que no digo que no exista esa ansiedad en Tony, pero lo que está claro es que él la compensa bebiendo y mamándose hasta las tantas. Alguno me dirá «ya, pero es que se pasa el día diseñando armaduras, y eso no debe ser algo que pueda hacer un borracho». No, desde cero no, pero si os fijáis en las películas anteriores las armaduras venían construidas directamente por J.A.R.V.I.S., con lo que el trabajo de Tony se centraba en la fase de diseño dándole vueltas a un holograma. Las armaduras que se ven más tarde van de lo lamentable a lo absurdo, en el mejor casos son simplemente derivativos de las tres originales y en el peor son engendros que parecen paridos por un delirio de Rob Liefeld. ¿El tipo que le vacilaba a Máquina de Guerra por su ametralladora ahora tiene una armadura con dos taladros gigantes en vez de manos? Y eso por no hablar de lo mala que es la IA que las controla y lo poco que duran, porque a poco que les metes una buena hostia se desparraman por el suelo.

¡Algunas armaduras son clásicos del cómic, pero otras son auténticas chapuzas!

Una de las cosas que parece haberle sentado peor al personal por la película viene dada por la escena en la que Tony desafía al Mandarín sin tener ningún plan ni nada parecido por si él le ataca. Una idiotez demasiado grande, ¿no? Quiero decir, Tony le vacila delante de la prensa al mayor terrorista del mundo y acto seguido le rompe el móvil a uno de los periodistas, comportándose como un enajenado y un borde. Luego se queja de que «no esté activada la seguridad de su casa», y acto seguido tres helicópteros le revientan la casa entera, cargándose todas las armaduras de las películas anteriores en el proceso (o sea, las que no diseñó estando borracho). Y así es como acabamos con Tony hecho una mierda, con sólo una armadura-prototipo lamentable y dado por muerto, ¡desafiar al Mandarín es de idiotas, o de borrachos!

«En realidad estaba llamando a los Vengadores, pero comunica.»

Creo que más o menos la cosa se explica sola a partir de aquí, Tony maltrata al niño porque es un borracho, tiene otro ataque de ansiedad al salir de un bar, y en general todo el mundo se queja porque Tony no avisa a Los Vengadores ni a SHIELD para solucionarle la papeleta. Bueno, vamos a dejar las cosas claras; de entrada esa pega la vamos a ver en todas las películas de Marvel a partir de ahora. No puedes leer un cómic de Lobezno en el que el hombre se quede sólo luchando contra un enemigo terrible sin pensar «¿por qué este idiota no llama a la Patrulla X o a Los Vengadores?» Que podemos jugar al abogado del diablo y dar excusas como «lo hace por orgullo después de hacer el ridículo por televisión, esta demasiado borracho como para darse cuenta» y tal, pero creo que la realidad se impone en estos casos. Por cierto, la madre del soldado muerto que se encuentra en el bar -y que había quedado para darles el informe sobre su hijo a los malos- es nada más y nada menos que la actriz que hacía de la prostituta sarnosa de «Me llamo Earl». Yo no diría que es una elección de casting casual… Y por cierto, durante toda la escena hay un vaso sobre la mesa. Vacio. Nadie bebe.

¿Qué? ¿Dudas de que todavía me quede una teta buena?

El Mandarín hace otra de las suyas por la tele y el gobierno de los EEUU continúa su guerra contra el terror a golpe de mandar a Iron Patriot a buscar al Mandarín a costa de reventar bodas, bautizos y funerales por todo Oriente Medio. Si has estado atento a las noticias de los últimos años, seguramente te habrás dado cuenta de que eso es exactamente lo que suele hacer el ejército de EEUU con sus drones/robots asesinos, pero esto es una peli de acción tontorrona y no creemos que las escenas de Iron Patriot sean precisamente para criticar eso, ¿no?

¡OE OE OE OEEEEEEEEEEEEE!

Tras un ataque de ansiedad en mitad de la carretera y lejos de cualquier bar, Tony decide asaltar la mansión del Mandarín en Miami en plan comando molón. De cómo Shane Black -el guionista y director- se autohomenajea a lo largo de la película ya hablará M’Rabo en su artículo a lo largo de la semana, yo sólo voy a decir que, efectivamente, si por algo son conocidos los borrachos es por montarse películas. Y Tony te esta contando una película de puta madre… Que a todo esto, hemos llegado a la parte en la que se descubre que el Mandarín en realidad es un actor yonqui contratado por Killian y blablabla. Aquí es donde muchos se rasgan las vestiduras y se olvidan de que, al margen de que es un giro redondo dentro de la película y su crítica a la «guerra contra el terror», el Mandarín tiene diez anillos que le dan poderes. Que uno de los anillos manipula la percepción de la realidad de la víctima, y le hace ver cosas que no son. Que, siendo como es tan conocida su banda terrorista, lo mismo al Mandarín le ha dado por hacer un Kaiser Sozé… Pero eso -al margen de que no me resulte tan divertido- lo dejaremos para otra película, porque esto es Iron Man 3.

¡Que estoy mu loca!

Y bueno, el resto ya va todo seguido. Tony se enfrenta al malo, le echa un millón de sus armaduras desechables encima, casi todas se rompen y Pepper al final de la película se convierte en una superwoman a la que el fuego no le chamusca ni la ropa -a la supermatona del ataque en el bar tampoco se le jodía la ropa, el extremis por lo visto está al servicio de los censores de la Marvel/Disney-. Lo importante es que al acabar el follón, Pepper le pregunta a Tony si va a poder quitarse el extremis del cuerpo, y el tío le contesta que si hace 20 años estando bebido -porque sí estaba bebido- pudo darle una cura a medias a Maya Hansen, hoy en día algo se le ocurrirá. Luego ella le pregunta «que hará con sus distracciones». Tony decide que se va a cargar todas las armaduras que quedan, y las hace autodestruir. Y lo hace por dos razones, siendo la primera la de que son una puta mierda y la segunda porque… Digamos que tiene que partir de cero. Tiene que dejar de mamarse. Tiene que empezar a ser responsable y blablabla. En la etapa de Denny O’Neil Tony se pasó una temporada sin querer usar la armadura, porque consideraba que le hacía sentirse invulnerable y eso había provocado que acabara cayendo en el alcoholismo. Aquí pasa algo parecido, Tony construye armaduras para sentirse seguro, y la propia película le demuestra que estando sólo y sin armaduras, teniendo la cabeza en su sitio y no metida en una botella, puede apañárselas bastante bien (y de ahí que «Iron Man» salga tan poco, para disgusto de algunos fans).

Hola Disney, esto es lo que opino de que no me dejes hacer la saga alcohólica.

El epílogo de la película acaba con Tony quitándose el reactor del pecho y, sacándolo en una bolsa de papel marrón -igual que los borrachos yanquis llevan la botella de whisky por la calle por miedo a esa ley que les impide llevarlas a la vista- lo tira al mar. Y luego ya va la escena postcréditos, que viene a recordarnos que todo lo que hemos visto es una historia contada por Tony Stark, que es parcial y que la realidad puede estar muy maquillada…

Si es que hicieron una armadura fea aposta, porque era una mierda de cacharro…

Y éso es para mí Iron Man 3, una película con un guión mucho más profundo de lo que uno se pudiera esperar y que tiene más lecturas que un Dark Knight de Nolan. Si encima está estupendamente dirigida -sus dos horas de metraje se hacen cortísimas- ¿que más podemos pedir? Alguno se preguntará que es lo que pasará en un Iron Man 4, si se hablará del alcoholismo y tal y cual. Una cosa esta clara, el primer paso para acabar con la enfermedad está en reconocerla, y eso Tony no lo ha hecho. Teniendo en cuenta que tenemos Vengadores 2 en un par de años, no tardaremos en ver si Iron Man sigue bebiendo más de la cuenta o, si por el contrario, los siniestros agentes de censura de Disney evitan que eso sea algo tan evidente. En cualquier caso creo que podemos estar contentos, porque Iron Man 3 es la mejor película que ha producido Marvel hasta ahora y ha roto definitivamente la maldición de la tercera parte que tantas películas de superhéroes han arrastrado hasta ahora.

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