A principios de los 90, lo que molaba de los videojuegos en PC era que te dejaban ser piloto de combate al servicio del Imperio Galáctico. Había otra serie de naves, Wing Commander, pero eran juegos con demasiado video que tenían un combate un poco peor. Además, las naves de Wing Commander no eran ni la mitad de buenas que las que había diseñado el Gran Ralph McQuarrie, que en gloria esté. Pero Wing Commander estaba protagonizado por Mark Hamill, el mismísimo Luke Skywalker…
Más de diez años después, Mark Hamill es más conocido por ser el Joker de Arkham City, y las series de Xwing y Wing Commander han sido completamente olvidadas por el gran público. TIE Fighter ni siquiera aparece en muchas de las listas de «los mejores juegos de Star Wars» de los redactores de revista de videojuegos más novatos. Electronic Arts (la actual poseedora de los derechos de Wing Commander) y LucasArts no consideran viable otro juego de combate espacial, con lo cual el género ha ido cayendo en el olvido. Lo más parecido a un simulador espacial hoy día es la serie X, que parece más un juego de estrategia económica que otra cosa, y eso por no hablar de un EVE online más famoso por los escándalos financieros que . Los joysticks guardan polvo en un rincón, no porque no queramos usarlos, si no porque no hay nada con que usarlos. Y entonces, unos héroes, unos titanes de la programación, cogieron el motor del último gran simulador de naves (Freespace 2, desarrollado por Volition, la gente que ahora esta obligada a hacer un millón de secuelas de ese clon cachondo de GTA que es Saints Row) y crearon Wing Commander Saga, un juego nuevo de la serie Wing Commander que parece completamente nuevo, moderno, que funciona, que se puede jugar perfectamente… Y la última década de sequía parece haber pasado a mejor vida.
Wing Commander Saga es un juego que se sitúa más o menos a la vez que Wing Commander III, y nos pone en el pellejo de Sandman, un piloto de la confederación. Son los años de la guerra contra los Kilrathi, una raza de gatos alienígenas (parecidos a los Kzinti de Larry Niven) que estan vapuleando a la humanidad de mala manera. El juego consta de dos campañas, una es el prólogo durante el que te enseñan a jugar y la otra es el juego en sí, que tiene cosa de 50 misiones en las que vamos a poder vivir y sufrir en nuestras carnes lo que es la guerra en el espacio, que ríete tu de los finales de Mass Effect. El sistema de combate es como debe ser en un simulador de estos, control de la gestión de energía de los escudos, láseres y motor, láseres, iones y misiles, el «afterburner» tradicional de los Wing Commander y todo el sistema de asignación de blancos a tus compañeros de escuadrón, etcétera. Algo que para los novatos puede imponer respeto por tener tanto botón que manejar, pero que uno rapidamente se puede hacer a ello y empezar a disfrutar de un juego realmente divertido y sin la rigidez de un Ace Combat, un Starfox o un Rogue Squadron.
¿Puedo recomendaroslo? No, porque todavía no he tenido tiempo de jugar lo suficiente. Pero ni falta que hace, el juego es totalmente gratuito, asi que ya estais tardando en bajároslo y probarlo. Aviso a navegantes, el prólogo es bastante más viejo que el juego en sí, asi que gráficamente igual os echa un poco para atrás. Pero no os quejéis mucho, peor lo tienen los que como yo todavía juegan al TIE Fighter (ese que se vanagloria por tener sombreados goraud) o los que juegan al Elite (ese prodigio de 1985 que Notch. el creador de Minecraft, quiere repetir hoy día).
Jugad a Wing Commander Saga, disfrutadlo y dejadle claro a LucasArts, THQ y EA que queréis más.