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Relatos Acojonantes: El misterio del cartucho de Zelda embrujado

Bienvenidos sean, damas y caballeros, a un nuevo artículo sobre lo desconocido, el más allá y las fuerzas de lo oculto. El relato de hoy no es apto para estómagos ni mentes débiles, porque nos vamos a internar en las fronteras prohíbidas del Proyecto Realidad, estamos hablando de la segunda parte de Zelda 64, estamos hablando de la terrorífica Máscara de Majora.

Te está mirando. De verdad. Te está mirando y va a por tí. Sal corriendo que te pilla. Que sí.


The Legend of Zelda: Majora’s Mask es una historia de fatalidad, de lucha constante contra un destino horrible y es, en esencia, una versión tétrica y terrible de Atrapado en el Tiempo. Nuestro protagonista, Link, tiene cuatro días para evitar que la luna caiga sobre la tierra y provoque el fín del mundo. Lamentablemente, fracasa y a lo largo del juego debe volver atrás en el tiempo para corregir la situación hasta conseguir, finalmente, que la luna siga en su sitio y las cosas vuelvan a la normalidad. Para ello, usará el poder de distintas máscaras, siendo la más poderosa de ellas la máscara de Majora, la cual tiene vida propia y poseyendo a un niño, provocando así todo el pandemonium que se da en el juego.

Nuestro relato (que se puede leer enterito y en inglés aquí) empieza más de 10 años despues del lanzamiento de dicho juego, y empieza en un oscuro post en el foro paranormal de 4chan. En él el usuario Jadusable, que se identifica como un chaval en su primer año de universidad, cuenta como llega a sus manos una Nintendo 64 y decide que no tiene nada mejor que hacer que, teniendo un ordenador, jugar al trasto infecto ese indigno de haber sido el sucesor de la Supernintendo. Esto que existiendo como existen los emuladores ya de por sí es increíble, adquiere nuevas cotas de delirio cuando el muchacho decide pasearse por «mercadillos de garaje» -un concepto muy yanqui ese de vender la chatarra a la puerta de tu chaletito de la urbanización- para comprar cartuchos. Es así como el muchacho se encuentra con un viejo pistojo que vende manchas de rorschach, y que a la pregunta sobre si tiene juegos de Nintendo 64 se mete en su garaje y, justo mientras el chaval descubre una mancha de rorschach que se parece a la máscara de majora, aparece el hombre con el juego en cuestión. Y, diciendole que en tiempos el juego perteneció a un chaval que ya no vivía por allí, se lo da así, de gratis… Este es otro detalle importante, un español jamás se lo habría regalado. Aunque tuviera dentro de sí a todos los demonios del infierno que atormentaran al pistojo todas las noches cantándole «Soy un Tsunami», el viejo le habría sacado al chaval lo menos 40 euros. Al fín y al cabo, el Majora es un clásico…

La luna de este juego ya acojonaba bastante como para que encima venga un niño muerto a dar por culo. Majora’s seguramente sea el juego más siniestro de Nintendo, vaya…

Al ejecutar el juego, nuestro protagonista se encuentra una partida salvada (a nombre de un tal Ben), y nuestro protagonista es consciente de que el viejo no le había despedido con un «Goodbye Then» si no con un «Goodbye, Ben»… Pero da igual. El chaval arranca el juego, y empieza a darse cuenta de que los NPCs, extrañamente, le llaman «Ben». Pensando que el cartucho esta bugeado y que se están cruzando las dos partidas, decide borrar la partida vieja. A la mierda el niñomuerto. Y es entonces cuando empiezan a pasar cosas raras:

Básicamente lo que pasa en ese video es que una estatua de Link chunga empieza a aparecérsele en todos lados, y que cuando toca la canción de curación de la ocarina, su personaje estalla en llamas y muere. Y que la canción de curación se oye al revés, que su partida fue reemplazada con el nombre «TU TURNO», que la partida del tal Ben reapareció y yo que se cuantas cosas horribles pa cagarse de miedo que si no has jugado al juego original tampoco acojonan tanto.

La historia continua cuando nuestro protagonista va a preguntarle al viejo que le dio el cartucho de donde lo ha sacado y todo eso, y se encuentra que el tipo ha puesto la casa en venta y se ha largado. Un vecino le dice que Ben era un chaval del barrio que murió un 23 de agosto hace 8 años en un accidente.
Nuestro protagonista, lejos de mandar a la mierda el cartucho y en paz, se pone a jugar otra vez:

Los que sepais inglés teneis el relato en el propio video de Youtube, yo paso de contarlo todo aquí que si no esto me sale demasiado largo y no cobro por palabra. Basta decir que pasaron más cosas raras, y su personaje se ahogaba mientras no paraba de oirse la canción de curación al revés y paraba de oirse la frase esa de «Has encontrado un destino horrible, ¿eh?» Al acabar la sesión de juego, las partidas salvadas decián «Ben» y «Se ahogó».

En el siguiente video, directamente el juego empieza a hablarle de viva voz, y empiezan a verse zonas del Ocarina of Time, y no del Majora´s:

La historia continúa cuando «un amigo de Ben» postea otro video y afirma que el chaval se ha largado de la universidad y ha vuelto con sus padres, pidiendole que postee en un día determinado -el 15 de septiembre- un archivo llamado «Laverdad». El video en sí contiene un poco más de lo mismo, el vendendor de máscaras acojonando al personal, la estatua dando por culo y todo eso.

El famoso archivo de «LaVerdad» lo que viene a contar es que el tal Ben se le coló en el ordenador, se puso a chatear con él y, lo más preocupante, que cualquiera que se baje uno de estos videos o el «TheTruth.txt» se esta contagiando del «virus Ben». Hablando en plata, que Ben se ha convertido en Skynet, y se dedica a colocar mensajes en este plan:

Y eso, la humanidad está en peligro por culpa de una consola. Si es que no me haceis caso coño, os digo que jugueis en PC y siempre acabais con estas mierdas…

A todo esto, algunos os preguntareis por qué os hablo de todo esto. Resulta que el usuario de Youtube del hombre este ha conseguido colocar su canal como uno de los más vistos a nivel mundial, consiguiendo un porrón de visitas y petándolo a lo grande con una versión «hi-tech» de la típica historia de fantasmas mezclada con un hackeo creativo de un par de cartuchos del Zelda. La gracia de toda esta historia esta precisamente ahí, que cualquier pelado puede petarlo contando cuentos de asustaviejas. Conclusión: ¡¡Menos hablar de negros y más hablar del chupacabras, quiero hacerme rico antes de la pitopausia!!

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