Con el séptimo episodio de Agatha All Along, tenemos el final de la serie a la vuelta de la esquina, con el final de la misma dentro de una semana escasa, con un doble episodio justo la noche de Halloween (que ya entiendo por qué decidieron emitir esta serie los jueves y no los miércoles, como solía ser habitual). Pero con el final tan cerca, las revelaciones y las despedidas se suceden, porque ya teníamos más que claro que todo el aquelarre no terminaría en la Senda de las Brujas y que en esta había algún que otro personaje que era mucho más de lo que parecía. Así que, tras avisar una vez más de los SPOILERS, vamos a regresar a este mundo de magia y misterio en un episodio en el que Patty Lupone tiene todo el espacio que necesita para lucirse.
El camino hacia la siguiente prueba de la Senda de las Brujas resulta un poco incómodo para Billy y Agatha después de lo sucedido en el episodio anterior. Como esta se da cuenta de que Billy se muere por preguntarle un montón de cosas, y que está intentando, sin éxito, conseguir esas respuestas con telepatía, le anima a ser directo y preguntárselo en voz alta, ya que, después de todo, es la ex-mejor amiga de su madre (es una forma de verlo, supongo). A lo que Billy le responde que Wanda no es su madre, que él ya tiene una madre (Rebecca Kaplan). Pero eso no le impide querer saber si Wanda sigue viva, a lo que Agatha le responde que sí, que no, que tal vez. Pero cuando Billy le pregunta si vio su cuerpo, Agatha responde que sí, pero que es difícil decir si alguien más lo vio, ya que se refiere a cuando “encontró” su cadáver en el bosque cuando estaba sumergida en su fantasía de “True Crime”. Un diálogo que busca jugar con el espectador para que recordemos que cuando en la ficción no hay un cadáver, suele significar que no hay nadie muerto, y que en Multiverso de la Locura no llegamos a ver a Wanda morir.
Aunque este debate se interrumpe cuando llegan al lugar de su nueva prueba, que en lugar de una acogedora casa es un siniestro castillo. Uno que provoca un nuevo choque entre Billy y Agatha cuando este le dice cómo creía que la experiencia de ella sería vital en su misión, pero que ahora duda de que ella cruzase realmente en el pasado la Senda de las Brujas. Y, a juzgar por la cara que se le queda a Agatha al escuchar esto, me inclino a pensar que efectivamente es así, que nunca la atravesó.
Y como era de esperar, dentro del castillo se repite la fórmula de pasados episodios y el atuendo de sus ocupantes se transforma, siendo en esta ocasión el más genial de todos, cuando Agatha aparece convertida en la Bruja Malvada del Oeste, del Mago de Oz, un libro del que parece que han salido muchos elementos de esta Senda de las Brujas y que aparecía, junto con el resto de la saga de L. Frank Baum, en las estanterías de la habitación de Billy junto con el póster de la película y figuritas de algunas de sus protagonistas, reforzando la idea de que es él quien está detrás de todo de forma inconsciente. Un Billy que, a su vez, se convierte en Maléfica, una transformación con la que está encantado y que me hace pensar que, ya que esta villana era la responsable de hacer dormir a la Bella Durmiente, si el papel de Billy aquí no será el contrario, despertar a alguien que lleva tiempo durmiendo. ¿Wanda, quizás?
Pero el disfrutar de sus nuevos trajes no dura mucho, ya que inmediatamente comienza la nueva prueba, una que gira en torno al tarot, algo que no es la especialidad ni de Agatha ni de Billy, como queda patentemente claro cuando sus intentos de leer su fortuna provocan que caigan las espadas que cuelgan del techo cada vez que sacan una carta incorrecta. Por desgracia para ellos, por el camino perdieron a Lilia, la experta en tarot.
Solo que, como era de esperar, ni ella ni Jennifer murieron a manos de Billy; simplemente acabaron en un túnel bajo las arenas movedizas de la Senda, donde Lilia tiene otro de sus momentos de confusión, cuando no parece recordar la conversación que acaba de tener con Jen aparentemente unos instantes antes. Y aunque yo llegué a pensar en los últimos episodios que lo que sucedía a Lilia era que padecía algo terrenal como alzhéimer o demencia, la realidad es más mágica que todo eso. Lilia no está experimentando su vida en orden, está saltando adelante y atrás dentro de su propia línea temporal, y todos esos momentos de aparente confusión en los que decía frases a medias que no parecían tener sentido eran parte de conversaciones que eran interrumpidas por alguno de estos desplazamientos. Como cuando trató de advertir a Alice de que no intentase salvar a Agatha cuando se encontraban en la cabaña donde esta absorbió la magia y la vida de Alice.
Un viaje que se interrumpe momentáneamente cuando Lilia llega hasta su infancia, al día de su primera lección de adivinación con su maestra hace siglos, donde descubrimos que Lilia se siente casi como un fraude, a lo que su maestra le responde que eso no es más que una mentira de la que ella misma se ha convencido. Y tras regresar a su presente con Jen y explicarle todo eso, salta de nuevo hacia el futuro, donde esta y Jen han llegado de alguna forma al castillo de la prueba y se han reencontrado con Agatha y Billy. Un reencuentro en el que Lilia, muy apropiadamente, va vestida como Glinda la Bruja Buena del Mago de Oz, mientras que Jen se ha convertido en la Reina Malvada de Blancanieves, aunque con el disfraz de la ancianita que le daba la manzana envenenada. ¿Una señal de que Jen también es más de lo que aparenta?
Pero esta reunión es un tanto confusa para Lilia, ya que para ella aún no ha llegado la parte en la que llegó al castillo y se reencontró con Agatha y Billy, por lo que su encuentro es un tanto tirante, no entendiendo cómo es que Agatha aparentemente la ha salvado de morir empalada por una espada y estando muy enfadada con Billy por cómo la lanzó a las arenas movedizas, un comportamiento que sorprende a este ya que afirma que creía que se llevaban bien (y lo harán, en el futuro de Lilia). Y tras una conversación telepática a medias, Lilia acepta las disculpas de Billy y le acaba confesando que fue ella quien le puso el hechizo para que nadie supiese quién era, que vio su futuro, el accidente de coche, quién fue y en quién se convertiría, y que necesitaría tiempo para asumir todo eso, por lo que decidió protegerle para que no pudiesen encontrarle (¿incluyendo eso a Wanda durante lo sucedido en Multiverso de la Locura?).
Y tras un nuevo salto al pasado con su maestra, donde una Lilia que claramente ha sufrido mucho a lo largo de los siglos, afirma que no necesita un aquelarre ni compañía, que es mejor ser una ermitaña, estar sola, ser un fraude, pero que ahora necesita saber cómo controlar su habilidad, ese saltar aparentemente aleatorio a través de su vida. Algo a lo que su maestra le responde sencillamente que no debe intentar controlarlo, sino ver. Aunque antes de poder preguntarle qué quiere decir con eso, regresa a los túneles, donde encuentra el libro de hechizos de Billy que este había perdido y se lo guarda, convenciéndome de que esto va a ser algo así como el “libro de Chéjov” y que va a tener una importancia fundamental en los últimos episodios.
De nuevo en el presente, y tras entrar de una vez en el castillo, Lilia, al ver la situación, la disposición de la mesa y las cartas, asume que su tarea es leerle el destino a Billy, que él debe preguntarle qué quiere saber. Y su pregunta no podría ser más reveladora, quiere saber si es William (Kaplan) o Billy (Maximoff), a lo que el tarot responde que es el mago (Wiccan), alguien con tremendo potencial y con la habilidad de hacer realidad sus objetivos (justo en lo que consiste su magia en el cómic). Algo con lo que quizás el equipo de la serie nos quiere decir que da igual los cambios en su origen o cómo se acabe considerando, que lo que importa es que es Wiccan. Aunque yo sigo deseando que al final de la serie William y Billy se conviertan realmente en uno solo con todos los recuerdos de ambos.
La siguiente pregunta consiste en lo que le falta a Billy, y su carta escogida, el Sol, indica alegría y reunión. ¿Con Tommy, con Wanda o con las partes de sí mismo que ha perdido? Pero no hay tiempo que perder teorizando porque, pese a que Lilia conoce bien el tarot y sin duda sus interpretaciones son las correctas, las espadas siguen cayendo, como si no lo estuviese haciendo del todo bien. Pero antes de que Billy pueda escoger una nueva carta que responda a lo que ha dejado atrás en su camino, Lilia vuelve a saltar en el tiempo.
De vuelta con su maestra, Lilia trata de entender qué es lo que le falta a ella, para qué está en esa misión, y está convencida de que lo está para recuperar su poder. Pero la respuesta de su maestra a esa pregunta, y a su afirmación de que es una mujer olvidada, nos da a entender claramente que Lilia nunca perdió su poder, solo que se alejó de este, que olvidó quién y qué era y nunca pudo aceptar que la muerte nos llega a todos. En ese momento, Lilia se da cuenta de que su final debe estar cerca, lo que confirma su maestra al preguntarle qué es lo que piensa hacer con el tiempo que le queda.
Otra pregunta que queda sin respuesta cuando Lilia regresa junto a Jen al momento en el que despertaron en el túnel y se encontraron con una peculiar bifurcación. A su izquierda, el extraño túnel cubierto de una especie de raíces luminosas que es el que sabemos que van a seguir porque las hemos visto atravesarlo en su pasado. Pero es el de la derecha el que más fuera de lugar está, ya que se trata de un túnel de metro en el que está parado un vagón que parece accidentado, con las puertas entreabiertas y luces parpadeantes y cuyo acceso está cubierto con vallas y señales. ¿Pero qué representa ese metro? ¿Alguien va a tener un accidente en uno en el futuro? ¿Quizás Thomas Shepherd para que Tommy ocupe su cuerpo? Porque el que ese vagón de metro luzca un logotipo con una «W» mayúscula bien visible, que supongo debe ser de Westview, en quien me hace pensar es en Wanda y en que esto tendrá un significado importante más adelante.
Y tras estar a punto de ser pilladas por los Siete de Salem, y convencer Lilia a Jen de que la acompañe por el túnel que lleva hasta la siguiente prueba, volvemos una vez más al presente. Un momento en el que Lilia se da cuenta de su error, porque no era a Billy a quien debía leerle el destino, sino a ella misma, ya que esta es su prueba, como le confirma su maestra en un breve salto al pasado. Y las cartas le dicen que posee empatía, que es alguien en quien pueden confiar, que en su aquelarre debe haber armonía y colaboración. Un aquelarre a quienes las cartas también le describen; detrás de ellas se encuentra Alice, representada por el Caballero de Bastos, y en su futuro está Jen como la Gran Sacerdotisa, con un inmenso poder que no quiere o no puede usar. ¿Está Jen, como Lilia, reprimiendo su auténtico ser? Agatha, como no podía ser de otra forma, es el obstáculo al que se enfrentan, que bajo la forma del Tres de Espadas está llena de desamor, pena y duelo.
Pero más interesante resulta la carta que representa a Billy, que aparece bajo el concepto de “windfall”, que en el tarot (por lo que he buscado por ahí) representa una suerte inesperada, y que las cartas señalan con la Torre pero invertida, como ya vio fugazmente reflejada en su bola de cristal cuando le leyó el futuro en su primer encuentro. Una carta que, según Lilia, significa desastre o destrucción, y que implica que hay una transformación milagrosa. Y aunque es posible que esto se refiera a la transformación de William/Billy en Wiccan, yo creo que apunta en otra dirección.
Recordemos que en Multiverso de la Locura Wanda murió aplastada cuando destruyó el Castillo Darkhold que se encontraba en lo alto del Monte Wundagore, un castillo que parecía más una torre. Pero si esa torre, ese desastre y destrucción, se ha invertido, si se ha producido una transformación milagrosa… ¿Significa que Wanda está viva? ¿Que quizás Billy, de forma inconsciente, y con su poder de reescribir la realidad, le salvó la vida sin darse cuenta? Yo estoy convencidísimo de que es así.
Y queda la última carta, la que le indicará a Lilia su destino. Momento en el que esta vuelve a su caída al túnel, antes de que Jen se despertase, cuando Río aparece de entre las sombras preguntándole a Lilia si no sabe quién es, y tras una serie de flashbacks de momentos muy reveladores de pasados episodios se confirma lo que ya estaba más que claro. Ya que, como ella misma dice, al final todos los caminos conducen a ella, a la Muerte. Y con esta revelación, que era casi un secreto a voces, espero que en el futuro del MCU la veamos resucitar a Thanos para que puedan tener aquella relación tan enfermiza que tenían en el cómic, porque con Aubrey Plaza en el papel, eso será todo un espectáculo.
Una revelación que Lilia, ya de vuelta en el presente, comparte con su aquelarre, y aunque les cuesta creerlo, Agatha les confirma que efectivamente es así. Pero esta es otra de esas ocasiones en las que no hay tiempo de meditar en lo que está sucediendo, ya que los Siete de Salem se acercan y tienen que escapar por la salida que se ha abierto al completar la prueba. Aunque no sin que antes Lilia le haga una ominosa advertencia a Agatha, le devuelva a Billy su libro de hechizos y se despida de Jen diciéndole que ella es el camino a seguir y que siempre amó ser una bruja, cerrando la salida tras esta y quedándose atrapada en el castillo junto a los Siete de Salem.
Estas no tardan en rodear a Lilia para acabar con ella, pero ella ha “recordado” por fin quién es, y sabe de lo que es capaz, por lo que, cogiendo la carta de Billy, la torre que estaba invertida, y poniéndola en su posición correcta, invierte el castillo en el que se encuentran. Esto provoca que las Siete de Salem “caigan” hacia el techo, empalándose en las espadas que habían estado amenazando a su aquelarre (muy apropiado morir precisamente en el séptimo episodio). Y aunque Lilia se agarra de la mesa para no caer, cuando sus enemigas han muerto de una vez, se deja caer, con una expresión de paz en su rostro, como si ya no temiese su final.
Y quizás sea porque había visto lo que le esperaba y que no era precisamente un final, ya que tras un fundido a negro que nos impide contemplar su muerte, regresamos a la infancia de Lilia, al día de su primera lección. ¿Ha regresado esta a su pasado para vivirlo todo de nuevo? ¿Y de ser así, podrá tomar diferentes decisiones y crearse una nueva vida (en otra línea temporal)? Espero que sí, porque se lo ha ganado.
Definitivamente estoy disfrutando de esta serie muchísimo más de lo que me había atrevido a esperar, y confío en que en el futuro del MCU haya sitio para los próximos proyectos de Jac Schaeffer y su equipo, porque son de lo mejor con lo que han contado. Aunque si alguien ha brillado en este episodio como ha querido, ha sido una genial Patty Lupone (tanto en la ficción como en la vida real) que lo ha dado todo para convertir a Lilia en un personaje tan auténtico y cercano que ha sido difícil no empatizar con ella en este episodio, y me hace lamentar muchísimo que no volveremos a verla por aquí. Y ahora lo que nos toca es esperar hasta el día de Halloween para ese programa doble con el que diremos adiós a Agatha All Along y que confiemos en que sea el comienzo de un largo futuro para ella y para Wiccan en el MCU, que me muero de ganas de ver qué les deparará el futuro, aunque confío en que este vaya de la mano de quienes han hecho esta serie.