Seguimos repasando el número dos de Wizard y su pintoresca sección de videojuegos, y si ya habíamos tenido un golpe de nostalgia al repasar los orígenes de Supernintendo y Megadrive, la cosa solo sigue cuando se ponen a hablar de Toe Jam & Earl, un juego que en su día nunca me hizo gracia pero que me juran y perjuran que funcionaba muy bien como juego cooperativo. No sé, yo a eso solo jugaba en Supernintendo…
Siguen hablando de futuros títulos para Megadrive como Spiderman -ése salió, Sega tenía un buen contrato con Marvel a raíz de haberlo sacado por la cara en Shinobi, con la famosa máquina recreativa que el presidente de Marvel Terry Stewart tenía en su oficina- Swamp Thing (hubo un prototipo, pero el juego nunca llegó a salir ), Decapattack (o lo que es lo mismo, la versión «occidental» del juego basado en el manga Magical Hat, que por aquel entonces se consideraba que el manganime no vendía y había que «localizarlo»), Valis III (que no escondía en nada su condición de juego manganime de magical girls excepto en la cubierta, que era completamente atroz pero muy occidental, sí), Phantasy Star III (otro «localizado»), Double Dragon II, Mario Lemieux Hockey (que cruz con los juegos deportivos, y lo peor es que fueron una de las claves del éxito del cacharro en EEUU) y Jesse «The Body» Ventura Wrestling Superstars, que tiene bastante más enjundia para nosotros de la que parece. Y no lo digo porque sea la dichosa WWF y la tontería esa de los combates simulados, si no porque como solo tenían la licencia de uno de los luchadores de la WWF, el susodicho Jesse Ventura, le cambian el nombre a los demás personajes con los que se enfrenta, con lo que uno de los más conocidos, un tal Hulk Hogan que ya por entonces tenía problemas con los abogados de Marvel no solo por su nombre si no también por su peculiar forma de romper su camiseta al estilo de nuestro bienamado gigante esmeralda, es rebautizado con todo el escarnio como Stan «The Man». No sé quien es el responsable, pero se merece que le doblen el sueldo…
Sigue la Wizard comentando que Genesis -lo de confundir PlayStation con Sony ya lo hacían con Sega, sí- va a sacar una portatil en color llamada Game Gear, y que es «alucinante en la oscuridad». También era un monstruo devorador de pilas y no se veía apenas en cualquier habitación medianamente iluminada, con lo que la idea de llevártela de vacaciones para los largos viajes por carretera quedaba totalmente descartada. «El éxito de Game Gear parece asegurado, ya que Sega espera ganar un 25% de los mil millones de dólares en los que se valora el mercado portátil en EEUU.» Luego pasa a decir que incluía el «megahit» Columns, que no voy a ser yo el que diga que Columns es aburrido, pero desde luego no es ni la mitad de divertido que el Tetris que te venía con cada Gameboy, que aunque tampoco se veía nada en su pantalla al sol, por lo menos la batería le duraba bastante más y requería menos pilas. Más tarde repiten la idea de que Sonic va a ser el juego de regalo con Megadrive en lugar de Altered Beast -juego bastante espectacular para la época, pero que jugablemente tenía muy poca chicha- y que Sega iba a sacar un lector de CD-ROM para Genesis que reproduciría cds de audio de tres y cinco pulgadas, sin comentar que ese cacharro también potenciaría la consola y permitiría reproducir juegos, que era lo principalmente importante del cacharro. Es curioso como en aquel momento en Japón el CD ya era visto como soporte para videojuegos gracias a la PC Engine/Turbografx y en occidente ni se les pasaba por la cabeza, porque creo que por aquel entonces ni el PC, ni Mac ni Amiga tenían juegos en CD.
Para quien le interese, éste era el Swamp Thing de Megadrive…
Luego pasan a hablar de Camerica, una compañía canadiense responsable por instrumentos extraños como el Game Genie -un adaptador para consolas que permitía editar la memoria de los cartuchos, permitiendo trampas en los juegos- o el Aladdin Deck Enhancer, que mejoraba juegos de la NES con un extra de memoria… Pero solo seis juegos determinados que para colmo no tenían licencia de Nintendo. El caso es que según la Wizard estos señores afirmaban que iban a sacar un adaptador de Gameboy para Nintendo NES (técnicamente yo diría que en aquel momento era posible tal y como demostró la propia Nintendo con el SuperGameboy, pero caro) y, más sorprendente todavía, también iban a sacar un dispositivo llamado «Express» que iba a ser nada más y nada menos que una NES portatil. Que, bueno, con lo grandes que eran los cartuchos de aquel cacharro le tocaba ser bastante grande, por no hablar de que ese cacharro nunca salió al mercado y lo que sí salió fue la Turbo Express, que era nada más y nada menos que la Turbografx portátil (y también era una comepilas). Luego comenta un poco lo de los cartuchos del Aladdin Deck Enhancer (que por aquel entonces no debía tener ese nombre) para acabar hablando de los «bold Series», cartuchos que usaban un super chip que permitía que la NES reprodujera gráficos al nivel de la Supernintendo. Huelga decir que los chavales de la época leían estas cosas, se las creían y luego se pasaban años ahorrando para comprar el susodicho periférico en vez de comprarse una Megadrive o una Supernintendo…
Terminan la sección pidiendo códigos para Game Genie y haciendo una reflexión; ¿consideran las compañías de videojuegos que un proyecto no merece la pena si no es una secuela o está basado en un cómic o una película? Y acto seguido ilustran el final del artículo con un dibujo de Sonic, que en aquel momento es un personaje completamente nuevo; y es cierto que en aquel momento, sobre todo en el mercado occidental, había una inundación de secuelas y juegos «basados en», pero éso siempre lo hubo en el mundo de los videojuegos, y desde entonces solo ha ido a peor, porque en el momento en el que ha habido un estancamiento gráfico, la única forma de llamar la atención al gran público era sacar secuelas o usar licencias atractivas como Star Wars. Me sé de un juego que sale a finales de mes que, de no contar con esa licencia, no habría llamado ni la mitad de atención, pero la cosa ha funcionado. En fin, que la semana que viene seguiremos hablando del segundo número de la Wizard y, por fin, hablaremos de tebeos… O de lo que les apetezca a estos señores.