Hoy toca meternos de lleno en uno de mis géneros favoritos, la ciencia-ficción, gracias a una serie de reciente estreno de la que no sabía qué esperar, y de la que en parte me temía lo peor, pero que ha terminado enganchándome de mala manera, con la consiguiente frustración de no saber cuánto me tocará esperar hasta poder ver la siguiente temporada, El Problema de los Tres Cuerpos (en Netflix), basada en una trilogía de novelas del escritor chino Cixin Liu. Así que procurando revelar lo menos posible de la serie, ya que se trata de una en la que merece la pena ir descubriendo poco a poco lo que está sucediendo, vamos a ver qué es lo que nos podemos encontrar aquí.
Científicos en todo el mundo están falleciendo en extrañas circunstancias, los grandes laboratorios están obteniendo resultados que parecen indicar que todo lo que se sabía sobre física estaba equivocado y una misteriosa organización está reclutando miembros entre los genios que sean capaces de resolver un puzle aparentemente imposible. Tres sucesos estrechamente relacionados tras los que se esconde un secreto que cambiará para siempre la historia de la humanidad… si ésta sobrevive lo suficiente para ello.
Cuando decía al comienzo que no sabía qué esperar de esta serie lo decía en el sentido más amplio de la expresión. Y es que por un lado me encontraba ante una serie basada en unos libros que aún no he leído (aunque están en mi lista de pendientes desde hace ya un tiempo) pese a estar escritos por alguien como Cixin Liu cuya fama en los últimos años no ha parado de crecer y en el buen sentido, pero que debido a ello no sabía prácticamente nada de la trama de esta historia. Y por otro me encontraba con que esta adaptación había sido realizada entre otros por David Benioff y D. B. Weiss, los responsables de lo mejor y de lo peor de la adaptación televisiva de la Canción de Hielo y Fuego (Juego de Tronos) de George R.R. Martin. Pero pese a lo mal que acabó aquella adaptación, y recordando que mientras tuvieron libros que adaptar la serie fue por buen camino, confié en que en este caso, contando con una historia completa y cerrada que adaptar, igual me encontraba con el lado bueno de estos dos (como sorprendentemente ha sido).
Y quizás sea porque me enfrenté a la serie sin conocer los libros e intentando no tener ninguna expectativa en un sentido o en otro (aunque internamente seguro que me temía lo peor) pero tengo que reconocer que he disfrutado muchísimo con esta adaptación, que he devorado cada episodio y que me ha dejado con ganas de más. Un sentimiento en el que he podido comprobar más tarde, al leer opiniones de quienes sí han leído los libros, que no es compartido por todo el mundo. Aunque he tratado de leer lo mínimo posible sobre eso para no reventarme como continúa esta historia, ya que esta primera temporada al parecer solo adapta hasta más o menos la mitad del segundo libro, hay muchas quejas de que se han quedado cosas fuera y que por otras se ha pasado por encima, aparte de que se ha cambiado la ambientación y reparto de personajes 100% chinos a poner el foco en un reparto más internacional y ambientando buena parte de la historia en Gran Bretaña.
Pero hasta leer las novelas y poder comprobar por mí mismo cómo de acertadas son esas críticas, debo decir que sea lo que sea lo que se haya quedado fuera no ha parecido afectar especialmente al desarrollo de la historia, y el haber adaptado libro y medio en una temporada de ocho episodios ha provocado que esta posea un ritmo envidiable. Probablemente este sea el aspecto con el que más he disfrutado, con que en ningún momento me he sentido como si la historia se arrastrase de forma frustrantemente lenta o que me estuvieran colando “relleno”, sino todo lo contrario. En prácticamente cada episodio suceden un montón de cosas que hacen avanzar la historia a largo plazo o a sus protagonistas, donde las revelaciones de los misterios no se hacen esperar, y los momentos de respiro son los suficientes para no agobiarnos.
Aunque mentiría si dijese que no ha habido algunos momentos puntuales, o quizás sería más acertado decir que algunos personajes, en quienes se ha echado en falta profundizar un poco más, en saber de dónde han salido exactamente o cómo es que se encuentran en la posición en la que están. Pero como es posible que eso sea algo que se trata en la parte de la trilogía que aún no se ha adaptado, no quiero considerarlo como una crítica en sí, sino más bien como una simple puntualización. Pero sea esto un defecto de la adaptación o sencillamente algo que aún no toca explicar, son problemas muy menores dentro de todos los aciertos de la serie.
Y uno de los mejores aciertos de esta, además de su buen ritmo, lo encontramos en su reparto de personajes/actores. Es cierto que el grupo de jóvenes científicos en torno a los que gira una parte importante de la historia resultan algo sosos, aunque es algo que no parece culpa de sus intérpretes sino de sus papeles, que no sé si se debe a la traslación del libro a la pantalla o si es que ya eran así en la versión original, pero esto lo compensa sobradamente el resto del reparto de la serie. Aquí podemos disfrutar de veteranos como Jonathan Pryce o Liam Cunningham, en papeles antagonistas y a quienes da gusto ver y sobre todo escuchar, Benedict Wong en el papel de un investigador del gobierno tremendamente pragmático que aporta un punto de vista muy refrescante a todos los sucesos fantásticos de la serie, o Zine Tseng y Rosalind Chao, quienes dan vida a Ye Wenjie, un personaje clave de este primer tramo de la historia a quien interpretan en el pasado y el presente respectivamente.
¿Pero de qué va esta serie exactamente? Como decía al comienzo preferiría decir lo mínimo posible de ella por no reventar demasiadas sorpresas, ya que el ir descubriendo poco a poco lo que está sucediendo realmente ha sido uno de los aspectos más disfrutables de mi visionado. Aquí nos encontramos con una historia que combinando elementos de lo que se ha dado en llamar “ciencia-ficción dura” con otros de la faceta más fantástica del género, nos cuenta el primer y complejo contacto de la humanidad con una civilización de otro mundo, un contacto lleno de baches cuyas repercusiones se dejan sentir en toda la Tierra. Algo que se utiliza para mostrarnos también el lado más humano y emocional de este tipo de historias, las reacciones ante una revelación así y todo lo que conlleva esta, los miedos y esperanzas de la humanidad al tener confirmación de la existencia de otras formas de vida. Y ese aspecto, con todo lo bueno y lo malo que provoca, acaba siendo un elemento tan importante para la serie como los más cósmicos y metafísicos.
Siento ser tan reservado con la trama, y temo haber contado quizás demasiado, pero me reafirmo en que es preferible ver esta serie sabiendo lo menos posible (algo que probablemente se debería aplicar a todas las historias, pero eso sería un debate para otro momento) También me reafirmo en lo mucho que la he disfrutado y en lo satisfecho que me encuentro del buen momento que esta viviendo la ciencia ficción en el cine y la televisión, con una oferta muy amplia y para todos los gustos que aunque sé que será como siempre una racha pasajera, espero que dure un poco más si eso supone que podremos disfrutar de series tan apasionantes como este Problema de los Tres Cuerpos.