Hoy hoy toca hablar de un viejo conocido al que Si Spurrier, Aaron Campbell y Jordie Bellaire, ya que esta semana han vuelto a ponerse al frente de un viejo conocido, cierto mago británico, fumador malhablado y traicionero y con quien es mejor no trabar amistad, John Constantine. Una serie en la que el mago de Liverpool vuelve a embarcarse en una aventura oscura y siniestra con pocos visos de acabar bien para quienes le rodean y que supone un agradable (hasta cierto punto) reencuentro con este personaje que dentro y fuera de las paginas del cómic sigue resistiéndose a morir.
John Constantine se ha embarcado en una odisea a través de los Estados Unidos, huyendo una vez mas de las consecuencias de sus actos, tratando de salvar el alma de un inocente condenado por su culpa y su propio pellejo. Un viaje que se complica cuando un viejo conocido de John reaparece en su vida, para reclamarle una vieja deuda a cuento de una de sus muchas traiciones, y obligarle a hacer frente a una nueva y poderosa amenaza que se esta apoderando de las mentes de los estadounidenses. Demasiados frentes abiertos, una cuenta atrás que cada vez esta mas cerca de llegar a su fin y solo un puñado de trucos en su bolsillo, Constantine se ha enfrentado a situaciones peores en el pasado, pero como siempre quizás en esta ocasión el precio a pagar vuelva a ser demasiado alto…
Aunque Si Spurrier no esta precisamente entre mis guionistas favoritos, su trabajo actual en la serie de Flash me esta dejando muy frio, si que se le da bien tratar historias algo mas oscuras y alejadas de lo mas tradicional del genero superheroico como su trabajo con Legión en X-Men: Legacy, y en esas coordenadas John Constantine encaja como un guante. Un personaje al que ni el ni Aaron Campbell son precisamente ajenos, ya que esta miniserie de ocho números es una continuación directa del anterior volumen de John Constantine: Hellblazer, que se publicó bajo la cabecera de Sandman Universe y que llegó a su fin en 2021 tras doce números.
Y aunque obviamente es recomendable leer esa etapa para entender del todo como han llegado Constantine y sus acompañantes a la situación en la que se encuentran al comienzo de esta nueva serie, Spurrier y Campbell han incluido un pequeño resumen al comienzo (mas para refrescar la memoria, que han pasado unos años desde el final de su etapa anterior) y durante el propio desarrollo de la historia se nos explica lo suficiente para tener claro lo básico, que el pasado de John sigue persiguiéndole, que la ha cagado de nuevo y volverá a hacerlo y a lo grande tratando de arreglarlo todo. Pero es que John Constantine no seria el mismo si no viviese una vida miserable de la que el mismo es el principal responsable.
Porque en todos los aspectos estamos ante una serie de lo mas clásica, con un John perfectamente reconocible, que provoca desprecio y lastima al mismo tiempo, enfrentado a un aspecto del mundo sobrenatural mucho mas mundano y urbano que al que se suelen enfrentar otros practicantes de la magia en el mundo del cómic y todo rodeado con una fuerte y nada disimulada carga de critica social. Y para reforzar ese “clasicismo” de esta etapa, Spurrier y Campbell han rodeado a John de viejos conocidos, escarbando en la historia del personaje para que un antiguo cabo suelto de hace mas de treinta años le estalle en la cara y se vea obligado a recurrir a la ayuda de uno de sus primeros aliados en el cómic.
E igualmente “clásico”, en cierto modo, es el trabajo de Aaron Campbell aquí, quien acompañado de la siempre bienvenida Jordie Bellaire al color, nos ofrecen un cómic que transmite esa sensación de cómic Vértigo de los de antes, aunque esto ahora se publique bajo el sello Black Label. El mundo por el que se mueven Constantine y sus aliados es oscuro, sucio y desagradable, desprendiendo cierta autenticidad incomoda que nos recuerda mas de la cuenta los aspectos del mundo real que tratamos de no ver. Una faceta en la que el excelente manejo del claroscuro por parte de Campbell y la minimalista paleta de colores que maneja Bellaire combinan a la perfección para mostrarnos unos Estados Unidos de pesadilla.
Un comienzo prometedor que confío en que se extienda mas allá de los ocho números prometidos, ya sea con este equipo creativo o con otros a la altura, que se añora la presencia habitual de este malnacido incapaz de ir por la vida sin sembrar el caos y la miseria a su paso. Pero mientras esperamos a ver si esto tiene continuidad, o que por lo menos no nos hagan esperar otros tres años, nos queda el consuelo de poder disfrutar de esta serie que nos devuelve a este bastardo torturado por sus demonios (en el mas amplio sentido de la expresión) que saca nuestro lado mas sádico al hacernos disfrutar con la miseria que siembra a su paso.