Que la Sociedad de la Justicia de América no solo haya recuperado su propia cabecera (aunque de periodicidad irregular, sigh) sino que varios de sus miembros estén disfrutando de series limitadas casi parece un espejismo, o quizás mas apropiadamente tratándose de lo que se trata hoy, de un sueño hecho realidad. Pero esta es la nueva DC, esa en la que tras librarse de un pesado lastre se ha encaminado hacia un nuevo rumbo mucho mas prospero y podemos disfrutar de cosas como esta miniserie del Sandman de la Edad de Oro a cargo de Robert Venditti y Riley Rossmo para reencontrarnos con este clásico aventurero enmascarado.
Las noches de Wesley Dodds llevan años plagadas de extraños sueños y aterradoras pesadillas que tienen la mala costumbre de acabar haciéndose realidad. Profecías que le advierten de crímenes horrendos que van a cometerse y que le muestran visiones de misteriosos héroes enmascarados de brillantes colores que Wesley aun no sabe lo importantes que acabaran siendo para el. Una maldición, o don, que este ha utilizado para llevar a cabo una guerra contra el crimen en la que armado simplemente con una pistola de gas se ha convertido el mismo en una pesadilla para los criminales conocida como The Sandman…
Los fans de la JSA estamos de enhorabuena, no solo el grupo ha recuperado su serie propia, aunque plagada de retrasos, sino que algunos de sus miembros como los Flash y Green Lantern originales y este Sandman que hoy nos ocupa están recibiendo sus miniseries individuales. Algo que espero que continúe con el resto de componentes del grupo porque hay unos cuantos que hace tiempo que merecen el espacio para desarrollarse. Algo a lo que no es ajeno Sandman, quien ya disfrutó hace un par de décadas de una excelente serie regular, Sandman Mystery Theatre, en la que durante setenta números pudimos seguir los primeros años de la carrera de Wesley Doods como héroe enmascarado en los años 40, una época a la que nos devuelven ahora Robert Venditti y Riley Rossmo.
Fue el primero de estos, Robert Venditti, quien mas me ilusiono cuando se anuncio este proyecto ya que hace unos pocos años fue capaz de poner orden en la tremendamente confusa continuidad de Hawkman y Hawkwoman en una serie que merecía haber durado mas. Y viendo el cariño y el respeto con el que trato a esos personajes tan maltratados por la editorial, no me cabía duda de que con Wesley Dodds nos íbamos a encontrar con un tratamiento similar. Y este primer numero ha confirmado lo que esperaba, encontrándonos con un Sandman que es consecuente con su caracterización tanto en sus historias clásicas de los años cuarenta como en su serie de los noventa, en el que los homenajes a sus referentes son mas obvios que nunca (que se note que Sandman es otro de los “hijos” de la Sombra) y se expande sobre lo que conocíamos sobre el personaje.
Uno de los elementos que mas me han gustado de este primer numero es como se ha enlazado el “arma” de Sandman con las experiencias de su padre en la Primera Guerra Mundial, haciendo que el horror que despertó en el joven Wesley las historias de su padre sobre el uso de armas químicas en aquella guerra fue lo que le inspiro a desarrollar sus propias “armas” gaseosas no letales para su guerra contra el crimen. Y lo digo en plural porque aquí se explora como durante el proceso de desarrollar su famoso gas somnífero realizo otros descubrimientos como una especie de gas del miedo similar al del Espantapájaros y que utiliza para interrogar a sus enemigos y otros demasiado horribles para ser utilizados y que no deberían caer en malas manos. Pequeños detalles en los que se nota cuando un cómic esta en manos de alguien que se ha molestado en comprender a los personajes a los que escribe.
Un cómic que además nos sirve como ejemplo de que hay dibujantes que a veces no son asignados al proyecto adecuado. Cuando recientemente “redescubrí” a Riley Rossmo en la serie regular (ya cancelada) de Tim Drake/Robin, no me gusto demasiado, no me parecía un mal dibujante pero no acababa de encajar con las historias que se estaban contando allí. En cambio aquí, en este historia que mezcla los superhéroes de la edad de oro con el genero negro, y ese mundo sórdido de callejones oscuros, pesadillas y gánsteres, encaja a la perfección. Quizás en parte porque su estilo me recuerda un poco al de algunos de los dibujantes de la Edad de Oro, especialmente a Chester Gould, pese a contar con una forma de narrar y componer las paginas muy moderna e imaginativa, una combinación de elementos que convierten a Rossmo en alguien perfecto para este tipo de historias.
Por delante nos quedan otros cinco números que no me cabe duda que mantendrán el nivel de este, si me fio de los trabajos previos de ambos autores, y que nos han devuelto un pedacito de una era que en DC parecía que no querían volver a tocar. Un proyecto que espero que tenga el éxito suficiente como para que esto sea solo le principio, y que cada cierto tiempo podamos disfrutar de nuevas miniseries de estos héroes que por fin han vuelto al lugar que se merecían.