La semana pasada llego a su fin la tercera temporada de Star Trek: Picard y con ella la serie. Una serie que en sus dos primeras temporadas había sido muy irregular, llenas de nuevos personajes, buenas ideas y propuestas interesantes que demasiado a menudo no se desarrollaban de forma satisfactoria. Por ello pese al prometedor comienzo de su tercera temporada estaba algo intranquilo, temía que una vez mas todo el potencial de la serie seria desperdiciado y la serie terminaría dejándonos un mal recuerdo a los espectadores, por suerte estaba completamente equivocado y esta tercera temporada ha resarcido con creces mis expectativas rotas de las temporadas previas. Así que vamos a ver que nos ha ofrecido esta temporada avisando de que habrá mas SPOILERS que piedras de corcho en la serie original.
Tengo que reconocer que la idea de querer hacer algo diferente con Picard tenia su merito, introducir nuevos personajes y conceptos, contar otro tipo de historia y mostrarnos que la Federación y la Flota Estelar habían perdido un poco el rumbo y sus ideales y que estas debían recuperar su esencia o traicionarse a si mismas… El problema es que el desarrollo de todo ello en las dos primeras temporadas se cargo todo ese potencial a base de no saber desarrollar todas esas ideas que habían introducido, tener serios problemas de ritmo y convertir dichas temporadas en esas que uno acaba con la sensación de que le han sobrado episodios.
Pero en esta tercera temporada y tras cambios de dirección, la serie quedo en manos de Terry Matalas (quien había sido co-showrunner junto con Akiva Goldsman en la segunda temporada) alguien con conocimiento y experiencia en la franquicia tanto en su vida personal como fan de toda la vida de Star Trek: The Next Generation como por su trabajo como asociado y asistente de producción en Star Trek: Voyager y Star Trek: Enterprise y guionista de un par de capítulos de esta ultima (Aparte de ser el creador de la serie de televisión de 12 Monos que ahora tengo muchas ganas de retomar). No era un curriculum impresionante pero el comienzo de esta temporada me había gustado mucho, así que me atreví a esperar a que efectivamente a la tercera seria la vencida.
Y vaya que si lo han conseguido, esta tercera temporada ha sido lo que yo esperaba que fuese la serie desde el principio y mucho mas, y todo en buena medida a base de explotar algo muy denostado por algunos, la nostalgia. Para ello Matalas y su equipo han dejado de lado prácticamente todas las tramas y personajes introducidos en las temporadas anteriores, en muchos casos sin molestarse en mencionarlos de nuevo o limitándose a algún comentario de pasada. Porque en esta tercera temporada la serie de Picard iba a ser tanto un homenaje en toda regla a la serie de la Nueva Generación como esa despedida en condiciones a aquellos personajes que su ultima película no fue capaz de darles.
A menudo se habla de si la nostalgia es buena o mala, pero yo siempre digo que esta, como esa continuidad que aquí también se ha utilizado mucho, no son mas que herramientas narrativas que bien utilizadas pueden dar resultados mas que notables, algo que han demostrado aquí Matalas y su equipo una y otra vez hasta el final. Un uso de la nostalgia que me ha sorprendido por la forma en la que han sido capaces de utilizarla de tal forma que ha afectado incluso a quienes no teníamos motivos para sentir ninguna o casi ninguna por estos personajes.
Que yo personalmente jamás había visto un solo episodio de la Nueva Generación o de Voyager (aunque tras acabar Picard he comenzado a ver la primera y admito que me lo estoy pasando bien) y a estos personajes solo los conocía por las películas que hacia mas de veinte años que no veía o de oídas. Pero el verlos todos aquí reunidos actuando como viejos amigos, mencionando historias de un pasado desconocido para mi, ha provocado que sienta un interés enorme en conocer ese pasado y un cariño por ideas y personajes de los que solo tenia un conocimiento superficial en muchos casos, y eso tiene bastante merito. Y de ello quizás uno de los mejores ejemplos sea ese reencuentro entre Data y LaForge, cuya amistad jamás vi desarrollarse en su día y de la que solo vi fragmentos en unas películas que tengo medio olvidadas, pero entre un guion que ha sabido utilizar esa nostalgia casi como un ariete y un LeVar Burton de lo mas emotivo he sentido ese momento casi como si hubiese sido un fan de toda la vida de los personajes.
Y ya que hablamos de Data, Incluso el querer recuperar una vez mas a Brent Spiner, a quien hemos visto interpretar en estas tres temporadas a unos cuantos personajes diferentes , ha sido todo un acierto especialmente por como han desecho el que para mi fue uno de los mayores errores de la primera temporada, la (segunda) muerte de su clásico personaje. Con este personaje nos habían vuelto a contar eso que cada vez mas suena a miedo a la muerte de algunos escritores de que es morirse lo que da sentido a la vida, que para ser humano de verdad hay que temer que tenemos fecha de caducidad y que hay que no solo aceptar eso, sino casi celebrarlo. Pero aquí nos encontramos con un Data que vuelve a vivir una vez mas y en esta ocasión siendo tan humano (a nivel emocional al menos) como siempre quiso serlo y con unas ganas de vivir enormes, un nuevo capitulo en la vida de este personaje con el que Spiner parece habérselo pasado de miedo.
Entremezclado con ese sentimiento de nostalgia tan bien llevado nos encontramos también con un uso muy acertado de la continuidad de la saga, ya que aunque se han rescatado aquí algunos cabos sueltos que habían quedado perdidos desde los finales de la Nueva Generación, Voyager, Espacio Profundo Nueve y algunas de las películas. Y aunque eso podría haber resultado confuso para quienes como yo no conocían mucho estos personajes o su pasado, todo esto se nos ha presentado de forma en la que ha sido posible entender las acciones, motivaciones y orígenes de todos estos personajes y al mismo tiempo tejer con ello una historia que sin ser rompedora o innovadora (pero que parece haber tomado alguna idea prestada de Lower Decks) si que ha sido muy emocionante y emotiva.
Y uno de mis aspectos favoritos de esta temporada ha sido como pese a que el rumbo de la historia en esta temporada final, si que ha habido un aspecto en el que me han sorprendido y muy agradablemente. Porque en estas historias crepusculares en la que los viejos héroes tienen que volver a la acción una vez mas (una idea que me encanta) demasiado a menudo esto se trata de forma trágica, con heroicos sacrificios o muertes estúpidas que no siempre son necesarios para la historia. Pero aquí Matalas y su equipo han ido en otra dirección y han tenido el atrevimiento de darle un final feliz a todos. Nadie de la serie original ha muerto, han vuelto a la vida incluso quienes habían muerto en temporadas anteriores y todos los problemas que estos arrastraban desde el comienzo de la serie se han solucionado dejándolos listos para encarar un hipotético futuro en el que puedan volver aunque sea a modo de cameo en las aventuras de sus sucesores.
Pero de entre todo lo que hemos podido disfrutar en esta temporada (que en mi caso han sido muchas cosas), quiero destacar dos elementos, o mas bien dos personajes, que para mi personalmente han sido lo mejor de esta despedida que espero que sea solo un hasta luego. Lo primero ha sido un personaje de nuevo cuño con el que los responsables de la serie han roto mis expectativas y un poco mi corazón, el Capitán Liam Shaw. Este se nos presento como el típico antagonista antipático que sigue las reglas al pie de la letra, que existe en la historia solo para entorpecer un poco las acciones de los héroes y que por su trato hacia su primer oficial (Seven of Nine) daban ganas de arrearle. Pero de nuevo la combinación de un buen guion y un actor extraordinario como Todd Stashwick, consiguen que Shaw sea un personaje complejo con el que acaba resultando difícil no empatizar o incluso darle la razón, un tipo corriente que no buscaba la gloria o las heroicidades pero que acaba haciendo lo correcto sencillamente porque es lo correcto, y que para cuando acaba la serie uno acaba añorándole como si fuese un personaje al que hemos conocido toda la vida.
Un personaje que al final muere por no tener esa “plot armor” que poseen los personajes de las viejas series. Pero Terry Matalas ya ha dicho que si esta en su mano esto no sera el final de Shaw, que piensa traerle de vuelta si consigue sacar adelante su proyecto de Star Trek: Legacy y Stashwick esta entusiasmado con la idea de volver (después de todo ha sido fan de la serie desde su mas tierna infancia e incluso tuvo un pequeño papel en la serie de Enterprise). Un regreso del que Matalas afirma tener una forma de hacerlo, que probablemente sea algo tan obvio como introducir a su versión del Universo Espejo o convertirle en un holograma como el Doctor de Voyager o los que tenia el Capitán Rios a bordo de la Sirena al principio de la serie, pero sea como sea yo espero con ganas su regreso.
Y de un personaje nuevo pasamos a uno clásico que para mi hasta hace poco era absolutamente nuevo, Seven of Nine, y que se ha convertido en uno de mis favoritos de la franquicia. Si mi conocimiento de la Nueva Generación era escaso el de Voyager era prácticamente nulo, sabia que la serie existía, había visto fotos de los personajes y algún video suelto pero poco mas, por lo que al personaje interpretado por Jeri Ryan no lo conocí de verdad hasta verla aparecer en la primera temporada de Picard.
Y pese a que las dos primeras temporadas de la serie fueron bastante irregulares uno de los elementos que siempre destaco para mi fue su personaje. A lo largo de estas tres temporadas la hemos visto sufrir por no encontrar su lugar en el mundo, no del todo Borg y no del todo humana, casi añorando el sentido de pertenencia del colectivo pese al trauma que aun arrastra por ello y siendo rechazada por la Flota Estelar, y pese a todo seguía luchando por lo que era justo aunque tuviese que hacerlo al margen de la ley.
Una lucha constante que poco a poco le ha valido ganarse el respeto de todos quienes seguían viendo en ella un enemigo, abriéndose puertas (con un poco de nepotismo todo hay que decirlo) hasta llegar a una posición en la que ni yo mismo me atrevía a soñar pese a que desde el comienzo de esta temporada quería verla protagonizando su propia serie en el futuro, Capitana de la nueva USS Enterprise. Un puesto con el que hace historia por partida doble al la primera mujer bisexual que Capitanea la Enterprise (lo mal que le habrá sentado eso a mas de uno) Y eso es algo que se han ganado tanto el personaje como Jeri Ryan, alguien que en su día fue contratada principalmente por su atractivo físico y que ha demostrado al menos aquí (no he visto Voyager aun y no puedo juzgar su trabajo entonces) que es una gran actriz gracias a la cual hemos podido sentir de primera mano la vulnerabilidad y determinación de Seven y a la que con algo de suerte podremos volver a ver en este papel en un futuro no muy lejano.
Pero aunque en su mayor parte esta temporada me ha entusiasmado, hay algún elemento que otro que me ha chirriado y no quiero terminar sin mencionarlo, el tratamiento recibido por los Changelings. A través del personaje de Vadic, la villana del primer tramo de la serie a quien da vida la actriz Amanda Plummer, nos encontramos con el lado mas siniestro de la Federación y la Flota Estelar, como planearon un genocidio en toda regla para ganar su guerra contra el pueblo de Vadic (y como no he visto entera Deep Space Nine no se si allí se trato con profundidad todo esto) y como la Sección 31, que reúne todos lo peor de los servicios de inteligencia del mundo real, experimento con ella y sus compañeros como si fuesen animales de laboratorio.
El episodio en el que se revela todo eso tiene momentos muy poderosos…Pero una vez que se descubre que detrás de todo lo malo que había estado sucediendo en la serie estaban los Borg OTRA VEZ, ya no se vuelve a tocar el tema ni vemos que haya consecuencias ni nada, los malos han perdido, los buenos han ganado y hay que explorar extraños nuevos mundos. Y es una pena que el final no incluyese aunque fuese una mínima escena en la que alguno de los personajes clásicos plantee hacer una buena limpieza en su organización.
Pero aunque esto se haya acabado aun tenemos Star Trek para rato. Ahora mismo Paramount tiene en marcha el próximo estreno de la segunda temporada de Strange New Worlds, nuevas temporadas de sus series animadas Lower Decks y Prodigy y la temporada final de Discovery. Pero entre el final de esta y de la propia Picard les van a quedar un par de huecos en su parrilla, y aunque existe en el horizonte ese proyecto de serie sobre la Academia de la Flota Estelar (que no esta claro aun en que época se situará) y aquel proyecto de serie sobre la Sección 31 que iba a protagonizar Michelle Yeoh y que se ha convertido ahora en película, yo espero que quieran apostar por la secuela de esta serie de Picard que ha tenido un recibimiento extraordinario tanto a nivel de critica como de publico, y que no tardemos demasiado en poder disfrutar de los viajes hacia la frontera final de la nueva nave estelar Enterprise al mando de la Capitana Seven of Nine y Terry Matalas y su equipo, que se lo han ganado con creces.