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Dark Web desenmarañada y Madelyne Pryor dando a luz en el suelo de la cocina

Habíamos dejado esto de Dark Web de lado después de hacer una primera aproximación, pero como veo que causó gran interés entre la concurrencia (porque en el fondo sois unos morbosos y os encanta verme rabiar, cabrones) creo que ahora que se ha acabado el evento en EEUU y aprovechando que Panini está intentando venderlo sin colocarle el cartelito de «Inferno 2: La Venganza de Maddie y Ben» (que no nos vamos a engañar, habría vendido mucho más que «Dark Web») como que es un momento inmejorable para eso, para hablar del tema. Sujetarsus fuerte que vienen curvas…

Lo que tiene uno que aguantar…

Resumen rápido para todos los que sean tan vagos como para no buscar el post anterior: todo esto había empezado porque los clones de Jean Grey y Peter Parker se pusieron de acuerdo en vengarse de sus originales y tomar su lugar a costa de provocar una segunda invasión del Limbo a Nueva York. Tanto da que La Patrulla X viva al otro lado del mundo, Madelyne Pryor decidió cargarse a Jean Grey a costa de destruir la ciudad que más quería -supongo- y Ben Reilly está cabreado porque Peter Parker no accedió a darle todos los recuerdos de su vida como Peter Parker hasta el punto en el que fue clonado y se creó Ben. Así que pues eso, los dos empezaron a invadirlo todo con demonios y Ben Reilly decidió encerrar a Spiderman en el Limbo, tratando de obligarlo a claudicar y cederle sus recuerdos. Para ello usa una especie de simbolo de sumisión consistente en vivir en una versión demoniaca de Nueva York en la que Peter tiene que claudicar y comerse una especie de manzana del árbol del conocimiento. Y Peter pasa, mientras se pasa el día convertido en el «Puny Parker» en lo que Ben considera que debería ser un infierno para él… Y resulta que no lo es, porque a Peter se la pela todo y lo único que le importa es sacar a todos los neoyorkinos -los del Bugle, ¿os habéis fijado como subconscientemente los secundarios de Spiderman siempre son los del Bugle? ¿No será que alguien hizo las cosas mal cuando le dió por decir que Peter ahora es científico y reinventar todo su círculo de amistades tontamente?- del infierno y si acaso arreglarle la cabeza a Ben Reilly. Que va a ser que no.

Rek-Rap, el demonio fan de Peter Parker. Yo que sé, se supone que es gracioso.

Mientras tanto, hubo unas cuantas series sobre Dark Web protagonizadas por Ms Marvel y Golden Goblin -Chris Cantwell guionizando a Norman Osborn, esa estuvo entretenida- más otra de X-Men, pero exceptuando esta última, todas las demás tienen pinta de ser completamente irrelevantes para sus respectivas series, dando la imagen de que Dark Web solo le importa a los lectores de Spiderman y el resto a… A los fans de Madelyne Pryor y a los que se quedaron con la etapa de Vita Ayala en los Nuevos Mutantes, serie que ahora mismo con Charlie Jane Anders no tiene prácticamente nada que ver y dudo ni que se molesten en mencionar el asunto de Maddie. Que ya que estamos, no viene mal recordar de que va el crossover con los X-Men, que debería ser la serie más importante porque Duggan escribe su parte del crossover y por el pedigrí de Inferno pero nones… Si es que os vais a réir…

Ay pobrecita que tuvo que dar a luz en el suelo de la cocina ella sola y… Espera un momento, ¿TUVO QUE DAR A LUZ ELLA SOLA EN EL SUELO DE LA COCINA?

Resulta que la cosa se reduce a la clon de la clon de la clon de Madelyne Pryor pegándose con los clones de los clones de los clones de Scott y Jean -porque a estas alturas y tras lo de Krakoa ya sabéis que todos ellos han muerto, ¿no?- echándose en cara que Maddie no tiene los recuerdos que sí tiene Jean sobre la infancia de su hijo, Nathan Christopher Charles Summer, alias Cable. Y a ver, yo es que me reiría si no fuera porque en el fondo es una auténtica tomadura de pelo, pero tras una serie limitada de tres números y algunos especiales de Cíclope sujetándose el visor y con cara serie, Maddie habla con Jean y esta última le dice que… No tiene ningún problema en pasarle sus recuerdos, se los pasa y las dos se hacen super amigas. Esto es tan absurdo como el final que el Daniel Tanner de Padres Forzosos quería darle al Batman de Tim Burton, con Batman y el Joker dándose un abrazo. Que tiene sentido y es hasta lógico dentro de la historia que les habían planteado, pero el problema es haber estirado la perdiz de forma tan tonta y lo que es peor, a costa del personaje de Madelyne Pryor.

Vale, sí, Maddie estaba en la cocina y Scott -para no variar- pasaba de ella. Por una o por otra cosa.

Porque a fin de cuentas es Madelyne la que queda otra vez de loca paranoica, Scott libre de culpa y Jean majérrima señora estupenda completamente abierta al diálogo. Maddie no aparece como un monstruo, desde luego que no, pero sí como un pelín neurótica y, como dicen hoy en día, «drama queen». Y tristemente para eso ha quedado el personaje, para llevar sus modelitos imposibles y ser el miembro amputado de Scott Summers, un desastre. Maddie hace las paces con Jean -de Scott no dicem nada, como si no hiciera mucha más falta- y decide llevarse el Inferno este de Nueva York, pero el canalla de Ben Reilly y su novia -Janine, que ahora está tan chiflada como él- deciden robarle su guadaña alma y toman el control sobre Inferno, dejándolo todo preparado para un clímax final que termina con un millón de palos y… Madelyne diciendo que su poder no viene de su guadaña, si no de su condición de Reina Duende. Que todos los demonios se arrodillan ante ella y arremeten contra Ben, moliéndolo a palos y mandándolo a hacer puñetas. Y fin, Maddie pone una embajada del limbo en Nueva York -ya total, ¿por qué no?- y cada uno para su casa sin hacer demasiadas preguntas, porque esto no hay por dónde sujetarlo.

Y aquí se acaba la escena, se da por hecho que Maddie llamó a una ambulancia después de romper aguas y… Me la envaino, en el siguiente número dice literalmente que Maddie tuvo los santos ovarios (y Claremont) de dar a luz en el suelo de la cocina. Es curioso como a ciertas edades algunas cosas se te pasan completamente por alto, ah la inocencia…

Quiero pensar que es raro de ver un autor capaz de plantear un conflicto resuelto con tanta torpeza y no solo atreverse a escribirlo, si no que lo hace dos veces. En las dos veces nos encontramos con una resolución basada en «uy, si no tenemos por qué pegarnos». Es bonito por el rollo ese de que hablando se entiende la gente, pero el remate es cuando Maddie parece desconocer tanto su poder como para pensar que emana de su arma y no de ella misma. Es alargar la historia tontamente para un enfrentamiento final, cuando toda la miniserie en si misma era una soberana tontería. No cuento ni con la más mínima simpatía hacia Ben Reilly y solo coincido con sus fans en la opinión de que muerto y enterrado estaba mucho mejor, pero acabas cogiéndole mucha manía a un personaje que solo asoma para hacer historias cada vez peores. Y ojo, que poco a poco éso precisamente le está pasando a Maddie, nuestra Maddie, que solo nuestra imagen mental de ella descubriendo a Lockheed dibujada por Paul Smith parece calmarnos de alguna forma, redimirla. Seguiremos buscando justicia para Madelyne Pryor, sí, y si es a costa de cancelar a Scott Summers mejor que mejor, pero mientras tanto lo único que podemos pedir es que se olviden de Maddie para estas cosas, aunque se crean que le han hecho un favor al ponerla al frente del limbo y de su embajada. Porque sí amigos, da la impresión de que este despropósito no ha hecho más que empezar…

Pues sí, han krakoizado el limbo. Porque es lo que hacía falta, sí señor. En fin, lo importante es que Maddie dió a luz en el suelo de la cocina, con dos cojones…
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