Para rematar la semana nos vamos de nuevo a Japón, pero esta vez para reseñar un manga de esos que no son quizás los mas populares pero que en esta ocasión nos cuenta una historia muy entrañable de esas que todo el mundo debería ojear. En I Think Our Son Is Gay (Uchi no Musuko wa Tabun Gay) nos encontramos con una historia contada desde la experiencia personal que nos muestra las dificultades a las que se enfrentan los adolescentes LGTBI pero desde un punto de vista muy divertido, optimista, tierno y para todos los públicos.
Hiroki acaba de entrar en la adolescencia y ha comenzado su primer año de instituto, una época de muchos cambios y descubrimiento en la que este parece estar guardándose algo para si mismo. Y como Hiroki no es precisamente muy bueno mintiendo, Tomoko ha comenzado a sospechar que lo que su hijos esconde con tanto celo es que es gay. Pero esta no quiere presionarle para que revele nada antes de sentirse preparado, por lo que se limita a ayudarle en lo que puede sin que este se entere de sus sospechas y se esfuerza todo lo que puede en hacerse la desentendida cuando la falta de discreción de su hijo le mete en una situación comprometida detrás de otra.
I Think Our Son Is Gay (Uchi no Musuko wa Tabun Gay) comenzó su andadura como webcomic en la cuenta de Twitter de su autor, Okura, a finales de 2018 y un año mas tarde paso a serializarse en la revista digital Gangan Pixiv propiedad de Square Enix, la misma cabecera donde se publicó Cherry Magic! Thirty Years of Virginity Can Make You a Wizard?! de cuya adaptación al dorama ya hable por aquí y el El hombre y el gato (Ojisama to Neko) que esta publicando en nuestro país Norma Editorial, entre otros títulos. Un manga que es una señal de como los tiempos han cambiado para mejor, ya que se trata de un Shonen, enfocado a un publico masculino infantil/juvenil, y cuyo autor es abiertamente gay y puede hablar de estos temas con propiedad.
Con una estructura de capítulos cortos de cinco paginas que delatan su origen como webcomic, la historia se nos cuenta desde la perspectiva de Tomoko siendo testigo de como Hiroki disimula fatal su homosexualidad, lo que le mete en multitud de situaciones tan comprometidas como divertidas y que son las que han despertado las sospechas de su madre. Sospechas que dan paso a la realización de que en el pasado de su hijo siempre hubieron indicios de que era gay y que la llevan a preocuparse por las dificultades a las que se tendrá que enfrentar Hiroki. Pero aunque para Tomoko esta es una situación completamente nueva, jamás ha conocido (que ella sepa) a nadie que fuese gay y le inquieta pensar en las dificultades con las que se encontrara su hijo a lo largo de su vida, su principal empeño consiste en apoyarle en todo lo que necesite, darle a entender de forma sutil que puede decirle la verdad y demasiado a menudo hacer (Tanto ella como su otro hijo Yuri, que también tiene muy calado a su hermano) como que no pilla las mas que obvias señales que Hiroki con su falta de discreción lanza constantemente.
Y aunque estamos ante una comedia muy inocente y divertida, Okura no ha pretendido dulcificar en exceso lo complicado que es vivir la adolescencia metido en el armario e Hiroki se encuentra a a menudo en medio de situaciones poco agradables en las que su madre no sabe como ayudarle sin delatar que sabe exactamente lo que le sucede. Este ha perdido amigos cuando estos han sospechado que lo que sentía este era algo mas que amistad, la insistencia de los adultos de preguntarle que cuando se va a buscar novia o le hablan de sus hipotéticos futuros hijos le meten en una situación incomoda detrás de otra y en mas de una ocasión Hiroki se nos muestra resignado a que sus enamoramientos siempre serán unidireccionales o a que no podrá vivir su vida plenamente porque a veces no es capaz de ver un futuro donde pueda ser el mismo.
Una situación a la que no ayuda que su padre, que a diferencia de su esposa no tiene la mas mínima sospecha de que su hijo pueda ser gay, tiene una visión del mundo demasiado anclada en el pasado, con comportamientos, lenguaje y actitudes que rayan en la homofobia y que provocan que Hiroki se encierre aun mas en si mismo y que Tomoko sienta ganas de aporrear a su marido mientras trata de hacer sentir seguro a su hijo sin traicionar su secreto. Aunque a base de mosqueos y algún cabreo que otro Tomoko esta consiguiendo que su marido sea mas abierto de mente, con la esperanza de que el día que Hiroki sea capaz de sincerarse su padre no meta la pata.
Pero además de ser una comedia de enredos muy divertida, este manga puede resultar también muy educativo. Probablemente muchas de las situaciones a las que se enfrenta Hiroki aquí no son muy diferentes a las que se encontró su autor durante su adolescencia, y resulta mas que evidente el afán casi pedagógico de este al contar esta historia. Por un lado todos aquellos críos que se encuentren en las mismas circunstancias que Hiroki podrán encontrar aquí una historia que les recuerda que lo que les sucede y lo que sienten es absolutamente normal y que aunque las cosas parezcan imposibles la sociedad esta cambiando para mejor y podrán vivir vidas plenas. Cambios sociales a los que mangas como este pueden dar un pequeño empujoncito, enseñando a tener algo de empatía al resto de críos que viven todo esto desde fuera y pueden llegar a aprender (con suerte) que estos son tan normales como ellos.
Quizás soy demasiado optimista con esto del poder educativo del cómic, especialmente teniendo en cuenta las animaladas que a veces se ven por ahí, pero estoy convencido de que obras como I Think Our Son Is Gay, además de ser comedias muy divertidas con las que pasar un buen rato, tienen un valor añadido. Un manga que Planeta Cómic anuncio el año pasado que había licenciado, aunque aun no hay fecha concreta de publicación, y del que ya se han publicado tres tomos en Japón con un cuarto en camino el mes que viene y que de momento sigue serializándose allí. Y para los impacientes que quieran acceder ya a las desventuras de Hiroki y dominen el ingles, la propia Square Enix ha estado publicando los recopilatorios en Estados Unidos prácticamente al mismo ritmo que en Japón. Pero sea en el idioma que sea estamos ante un manga que vale bastante la pena leer.