Este pasado mes de agosto por fin se estreno la esperadísima adaptación a la televisión del cómic de Sandman, una adaptación que se había intentado llevar a cabo en el pasado en alguna que otra ocasión pero que durante décadas pareció ser uno de esos proyectos que jamás se harían realidad. Y tras haberla visto en su totalidad me he encontrado con una serie que me ha gustado bastante mas de lo que me esperaba pero no tanto como me hubiese gustado. Así que procurando mantener los spoilers al mínimo para que todo el mundo pueda leer esto, vamos a ver que es lo que me he encontrado en The Sandman.
Tengo que confesar que yo a Sandman llegue tarde, bastante tarde, pero en mi defensa diré que toda esa parte mística y sobrenatural de DC tanto de Vertigo como de los comics que precedieron dicha linea no me convencía mucho cuando se publicó originalmente, llegando al extremo de que tarde muchísimo en leerme clásicos como la Cosa del Pantano de Moore, Totleben y Bissette. Pero años mas tarde (décadas mas bien) me leí la serie del tirón y me encantó ese mundo mágico que Neil Gaiman, Mike Dringenberg y un puñado de otros artistas habían creado. Por eso esperaba su adaptación con ganas y curiosidad (no como Diógenes, que pese a ser quien me insistió en que debía leer el cómic aun se niega a ver la serie) pero también cierta intranquilidad, ya que Sandman no parecía un cómic fácil de trasladar del cómic a la pantalla. Pero el saber que el propio Gaiman estaba metido de lleno en el desarrollo de la serie, y viendo los grandes resultados que había dado eso con la adaptación de Good Omens, o que trabajase aquí con Allan Heinberg, un veterano tanto de la televisión como del cómic (donde tiene algún titulo que otro muy bueno) hacia que esa intranquilidad fuese muy tenue.
Una intranquilidad que se esfumo (casi) del todo con el visionado de los primeros episodios de la serie. La adaptación como tal era tremendamente fiel, muchísimo mas de lo que me había atrevido a esperar. Dejando a un lado pequeños cambios estéticos, debidos al casting de la serie y a algún problema de derechos que otro, los personajes hablaban y actuaban tal y como en el cómic, con muchísimos diálogos literalmente calcados de este, y algunos resultaban incluso mas interesantes que allí gracias al gran trabajo de sus interpretes. Con una que sigue fielmente los primeros arcos argumentales del cómic (desde Preludios y Nocturnos hasta mas o menos la mitad de País de Sueños) respetando prácticamente todo lo que se publicó en el cómic. En ese aspecto se podría decir que estamos ante una adaptación impecable si nos ceñimos puramente a la fidelidad.
Pero pese a todo ello y a que me lo estaba pasando bastante bien con la serie había algo que no me terminaba de encajar, algo que provocaba que me costase disfrutar de la serie tanto como esperaba o deseaba, y ese algo era el propio Morfeo. Creo que no soy el único que ha leído el cómic y ha terminado pensando que este es el aspecto menos interesante del cómic, que los mundos oníricos y secundarios que poblaban la serie resultaban muchísimo mas intrigantes y apasionantes que ese “niñato” eterno que a menudo parecía el protagonista de la serie, y eso se ha trasladado tal cual a la serie de televisión. En esto no culpo a Tom Sturridge, el esta muy bien en su papel de Señor de los Sueños, pese a que a veces su entonación parece algo forzada y no me acaba de convencer la decisión de hacer que este en la serie parezca un tipo normal y corriente cuando en el cómic siempre nos lo mostraban como algo etéreo y ajeno a la humanidad.
El resultado ha sido, casi como en el cómic, que la serie se volvía mucho mas interesante cuando eran otros personajes los que se encontraban en primer plano, especialmente esos que como señalaba antes han mejorado mucho al volverse de carne y hueso. Personajes como el Corintio, que en el cómic me daban un poco igual, aquí se ha convertido en un villano aterrados y fascinante gracias al enorme trabajo de Boyd Holbrook, Mason Alexander Park como Deseo también parece que se haya escapado de las paginas del cómic y es una autentica lastima que aparezca tan poco tiempo en esta temporada.
Incluso Muerte, el personaje que mas “polémica” despertó en las redes debido al casting de la actriz Kirby Howell-Baptiste, no tardó mucho en ganarme en ese momento en el que pone en su sitio muy merecidamente a Morfeo por lo imbécil que es tan a menudo. Y todos y alguno mas, empequeñecen a un protagonista que en su salto a la televisión sigue resultando tan soso e insulso como en el cómic.
También me sorprendió mucho y para bien el papel de Jenna Coleman como Johanna Constantine, descendiente de aquella otra Johanna a la que conoció Morfeo en el pasado y que aquí ocupa el lugar de John ya que este no podía ser utilizado en la serie debido a estar atado a otros proyectos (aquella nueva serie de televisión que acabo cancelándose en favor de la secuela de la película de Keanu Reeves). Un personaje que pese a tener muchísimo en común con John tiene también las suficientes diferencias como para resultar interesante por si mismo y que no me importaría verla protagonizar algún spin-off. Aunque también es cierto que si ella y Howell-Baptiste hubiesen intercambiado sus papeles probablemente hubiesen quedado incluso mejor, ya que Coleman transmite mucho mejor aquel carácter risueño que tenia la Muerte del cómic.
Pero como sucedía con el cómic, de entre ese puñado de secundarios para mi destaca por encima de muchos otros el personaje de Hob Gadling (interpretado por Ferdinand Kingsley). Aquel tipo que quería vivir para siempre y comprobar que deparaba el futuro y a quien la Muerte concedió su deseo, encontrándose cada cien años con Morfeo para ver si aun conservaba sus ganas de vivir. Un personaje que afortunadamente sigue alejado de esa curiosa tendencia en la ficción de los últimos tiempos de presentar la inmortalidad como algo horrible e indeseable, siendo este Hob el mismo tipo del cómic que pese a ser testigo de lo mejor y de lo peor que la vida podía ofrecer conservaba la esperanza y la curiosidad de ver que vendría a continuación, transformando poco a poco su relación con Morfeo en una de autentica amistad. Algo que consigue que este sea uno de los episodios en los que mejor aparece Morfeo, por todo lo que le humaniza dicha amistad.
Fidelidad y casting a un lado, a nivel técnico tampoco podemos quejarnos demasiado aunque si un poco. Se nota que Netflix ha invertido bastante dinero en la serie y en un nivel puramente formal hay que reconocer que la ambientación del mundo real o los efectos especiales están al nivel que uno esperaría de un proyecto así, pero el problema lo encontramos si nos paramos a fijarnos en la estética. A un nivel visual a mi la serie me ha resultado sosa y demasiado convencional a la hora de representar los aspectos mas fantásticos de la obra. Reinos como el Sueño, Deseo o el Infierno resultan aquí demasiado insulsos y genéricos, muy alejados de los alardes a veces surrealistas de lo que hicieron el el comic gente como Mike Dringenberg, provocando que en ese aspecto la serie resulte una autentica oportunidad perdida de haberse atrevido a ir mas allá.
Pero pese a esos problemillas la serie es bastante disfrutable, no tanto como podría y debería haberlo sido, pero si que es una adaptación muy digna y tremendamente fiel a la que vale bastante la pena darle una oportunidad. Una serie que de momento su continuación sigue en el limbo, sin que Netflix se haya pronunciado aun al respecto sobre si esta contara con una segunda temporada o si esto será todo lo que tengamos, pero confío en la que la serie haya tenido una audiencia suficiente para continuar y que en esas hipotéticas próximas temporadas se atrevan a ir mas allá. y a volverse locos del todo a la hora de trasladar a la pantalla estos mundos de ensueño.