Mucho se ha hablado estos últimos años de como aquel sueño de Xavier sobre la coexistencia pacifica entre mutantes y humanos estaba muerto, y que era algo que venia incluso desde algo antes de la etapa Krakoana de Hickman, pero que se ha acentuado hasta el extremo en la etapa actual. Mutantes cada vez mas aislados del resto de la población del planeta, creando su propio paraíso al que nadie mas puede acceder… e incluso creando sus propios mundos. Y es justo ahí, donde uno menos se lo esperaba, en el planeta Marte rebautizado como Arakko, donde nos hemos encontrado con que aquel sueño sigue mas vivo que nunca gracias a Al Ewing.
Lo he dicho muy a menudo, no soy para nada fan de Krakoa y detesto mucho la etapa actual de los mutantes. Que estos hayan pasado de buscar la coexistencia pacifica con los humanos, de perseguir aquel sueño, a renegar de este para querer vivir aislados de todo como si fuesen una raza aparte me parece ridículo. Especialmente si tenemos en cuenta que hablamos de personajes que hasta antes de ayer vivían en Nueva York, Los Ángeles, Londres, etc y su cultura era la del país en donde se habían criado. Pero ahora de un día para otro son una raza diferente, y tienen su propia cultura (que se acaban de inventar) normas, moda y muchos incluso reniegan incluso de los nombres que les pusieron al nacer, buscando como sea el mantenerse lo mas separados posibles de esos humanos a los que cada vez ven mas como algo aparte.
Una situación a veces ridícula que donde quizás queda mas claramente reflejada es la política de quien puede pisar Krakoa y quien no. Yo puedo llegar entender que por motivos de seguridad los portales que permiten entrar y salir de la isla estén programados solo para dar paso a mutantes (aunque lo lógico seria programarlo solo para permitírselo a personas concretas y no a cualquiera que tenga un determinado gen). Lo absurdo empieza cuando uno ve que allí recibieron con los brazos abiertos a gentuza como Apocalipsis o Sebastian Shaw solo por ser mutantes mientras que a personajes que han sido aliados de la Patrulla-X desde siempre, como el Doctor Extraño, se les ponen todo tipo de impedimentos para visitar la isla. Una situación que llegaba a extremos realmente patéticos cuando nos encontrábamos con el mismísimo Charles Xavier prohibiéndole a su hermanastro Cain Marko (El Juggernaut) ya redimido y aliado ocasional de la Patrulla, que se mudase a Krakoa o que prohibiese a Franklin Richards visitar a los amigos que había hecho en la isla durante la época en la que todos creían que el era mutante. (Y ojo que yo sigo convencido de que la idea de Hickman era mostrar que esa fantasía segregacionista de los mutantes estaba mal)
Y mientras todo eso sucedía, en el universo Marvel se había introducido una segunda sociedad mutante, los Arakki. Estos eran los descendientes de los mutantes que habían formado una sociedad en la isla mutante de Okkara antes de que esta fuese atacada por demonios de otra dimensión, la isla fuese dividida en dos mitades, Krakoa y Arakko, y esta ultima quedase atrapada junto con sus habitantes en la dimensión de esos demonios durante milenios. Allí los Arakki fueron masacrados, torturados, viviendo un infierno en vida en prisiones de pesadilla y desarrollando por pura necesidad una sociedad belicista en guerra perpetua… Hasta que un día el gobierno de Krakoa supo de su existencia, libero a Arakko de su prisión dimensional y tras una temporada compartiendo océano estos se establecieron en el trasformado Marte que fue rebautizado como la isla que ahora servía de capital.
Durante mucho tiempo los Arakki nos han sido mostrados de esa forma, como gente violenta que adora la guerra y que recurre a la violencia a la mínima oportunidad, que detestan la debilidad, que no quieren ayuda de nadie, como si fuesen los mas dignos herederos de Apocalipsis, el fundador de su sociedad tantos milenios atrás. Casi parecía que los Arakki habían sido introducidos simplemente para servir de contraste con los Krakoanos, para que los lectores sintiésemos que estos no eran tan chungos. Pero esta caracterización simplista y maniqueísta no podía durar eternamente, y poco a poco se nos fueron presentando algunos Arakkis algo mas majos que el resto. Algo que ha culminado con el X-Men Red, donde Al Ewing y decidió mostrarnos como eran realmente los Arakki y como estos defendían una sociedad que se parecía sospechosamente en muchos aspectos a ese sueño del que incluso Xavier había renegado.
Esto tampoco es especialmente sorprendente si tenemos en cuenta la trayectoria de Ewing en los mutantes hasta la fecha. Desde su etapa como guionista de S.W.O.R.D. ya ha dejado caer muy a menudo lo poco que parecía estar de acuerdo con algunas de las ideas sobre la nueva era mutante. En aquella serie nos encontrábamos a Abigail Brand negándose a considerar a mutantes y humanos como algo diferente, para ella todos son terrestres, afirmando a menudo como su prioridad no era defender Krakoa, sino el Sistema Solar entero y todos quienes viven allí. Fue Ewing el primero en defender a la Bruja Escarlata de las acusaciones de genocidio, y el que nos monstruo a un Magneto capaz de asumir los errores de su pasado y encontrar el entendimiento y casi la amistad con un héroe tan humano como Nova.
Y entonces llego X-Men Red, la serie que nos iba a mostrar el nuevo grupo de mutantes liderado por Tormenta y con base en Marte (perdón, Arakko) y que nos iba a permitir conocer un poco mejor a la sociedad que vivía allí. Algo que sorprendió desde el primer numero en el que Ewing nos mostró como aunque es cierto que muchos Arakki responden a ese estereotipo que se había creado desde su introducción, estos no eran precisamente lo mas representativo de aquella sociedad. Allí conocimos al Rey Pescador, el primer Arakki a quien Magneto conoció tras decidir establecerse en Arakko y que ya en aquel primer encuentro mostraba una mentalidad un tanto peculiar (y muy roja) dejándole claro que aquello era de todos y que podía moverse libremente por donde quisiera, pero que no se le ocurriese reclamar nada como suyo ni mantener sus puertas cerradas. Esa sociedad cerrada, con todo el derecho del mundo a ser paranoica y desconfiar de los extraños, tenia una forma extremadamente amistosa de recibir a estos, con los brazos abiertos.
Algo que sorprendió tanto a los lectores como al propio Magneto, quien ante el inesperado y amistoso recibimiento que había recibido, aun se resistía a dejarse llevar por la actitud de su nuevo amigo, a quien respondió, tras preguntarle este si quería hablar de lo que le atormentaba, que el creía que los Arakki despreciaban la debilidad (y para Magneto abrirse a otros y compartir sus problemas era un signo de debilidad). Algo que provoco la carcajada del Rey Pescador, soltándole a Magneto (y Ewing a los lectores) que se habla mucho de los Arakki pero que se sabe poco de ellos, y que negarse a hablar de los problemas no es para nada un signo de debilidad, sino algo necesario para poder sanar y ser fuerte.
Pero el giro mas sorprendente, de nuevo tanto para los lectores como para Magneto, nos lo encontramos durante una conversación casual entre este y su nuevo amigo, quien ante la pregunta de Magneto sobre cual es su poder (su arma como dicen en Arakko) este le responde sencillamente con que nunca ha tenido ninguno…
Si, el Rey Pescador nunca ha sido mutante, aunque como aclara rápidamente no se considera humano, después de todo estos son terrestres y el es de Arakko, tanto si tiene poderes como si no. Y es que como afirma a continuación los poderes (el adn mutante) no es lo que hace un Arakki, el nació en las prisiones, sufrió las torturas de sus captores y lucho contra ellos, y eso le convierte en un Arakki mas.
En unas pocas paginas Al Ewing había desmontado muchos estereotipos e ideas preconcebidas que existían sobre los Arakki, ya que hasta ahora casi parecía que aquellos de ellos que eran justos y nobles eran una excepción y no la regla. Y mas importante aun, en Arakko coexistían los que habían nacido con poderes y los que no y todos eran miembros de pleno derecho de su sociedad. Un solo numero le había bastado a Ewing para mostrarnos no solo que la Arakki era una sociedad mucho mas compleja de lo que parecía en un principio, sino que parecía muchísimo mas justa que la Krakoana pese a haberse desarrollado en unas condiciones infernales, o quizás precisamente gracias a esto. Que si vives en una guerra constante contra un enemigo que busca destruirte te da igual el adn de quien lucha y esta dispuesto a morir a tu lado.
Durante los cinco números siguientes Ewing no ha dejado de desarrollar estas ideas, utilizando su gran habilidad a la hora de caracterizar a los personajes para mostrarnos lo fascinante que puede llegar a ser la sociedad de Arakko que hasta ahora casi nadie parecía haber mostrado interés en desarrollar, algo que con el sexto numero de la serie publicado hace un par de semanas Ewing ya ha dejado clarísimo que aquel viejo sueño sigue vivo en Arakko. El numero comienza con una de esas paginas de texto que Hickman convirtió en marca de la casa para las series de mutantes (bueno, y todo lo que escribe), con la transcripción de una grabación realizada por Craig Marshall, un científico de la Nasa (y humano) que lleva un mes viviendo en aquel mundo para estudiar la terraformación del planeta. Y que le dejen vivir y trabajar allí tranquilamente ya deja muy claras las diferencias entre las dos sociedades mutantes.
Este muestra su sorpresa sobre lo que se ha encontrado allí, ya que todo el mundo, incluida Abigail Brand, le habían advertido de lo peligrosos e impredecibles que eran los Arakki, que si se atrevía a salir de la zona diplomática se estaba jugando la vida. Y en cambio se encontró con un pueblo tremendamente amistoso que le recibió con los brazos abiertos, especialmente cuando empezó a trabajar con ellos (que no ayudar, que esa palabra aun les chirría) con la recolección de las cosechas. Y es que la filosofía de los Arakkis sobre la gente es bastante sencilla, a los enemigos hay que destruirlos, pero si no eres un enemigo es que eres un amigo, y te tratan como tal. Definitivamente Arakko es mucho mejor que Krakoa.
Pero Craig ha tenido la mala suerte de encontrarse allí durante el ataque de las maquinas de guerra de Urano el Eterno (hay que leer A.X.E. para estar al día) y le han dejado al cargo de proteger a los niños de la comuna donde residía ya que estos aun no tienen edad para luchar. Pero las maquinas esas están arrasando todo a su paso y lo único que se le ocurre a Craig para proteger a esos niños que ahora son su responsabilidad es distraer dichas maquinas, sabiendo que va a sacrificar su vida, para que los niños puedan escapar. Y es que como el mismo dice, ellos le han tratado como a uno mas desde el primer momento, así que aunque solo sea un humano terrestre va a luchar por ellos como si fuese un Arakki mas.
Pero como no tarda en confirmarle la mismísima Tormenta, el no es un Arakki solo por ese momento, sus acciones y su valor le han ganado un sitio en Arakko para siempre como uno mas de ellos. Si, mientras en Krakoa los humanos en muchas ocasiones no pueden ni pisar la isla para visitar a sus amigos Ca no ser que estén celebrando una de esas galas horteras donde presumir de sus logros o seas el marido de Estrella del Norte, que puede incluso utilizar los portales como si nada) en Arakko no es el adn lo que te hace parte de su pueblo. En esa sociedad aparentemente cerrada que se ha desarrollado en una dimensión casi infernal, han sido capaces de crear y mantener un ideal como al que aspiraba Xavier, y que ahora ha abandonado, pero que vive en Arakko.
Pero Ewing no se conforma con eso, a lo largo de este sexto numero nos encontramos con pequeños momentos en los que nos muestra como los Arakki son bastante mas maleables y abiertos al cambio que sus “primos” de Krakoa. Y mientras estos se han flipado a lo burro creando de un día para otro una nueva sociedad llena de normas, leyes y costumbres a las que se agarran como si les fuese la vida en ello, los Arakki no ven demasiado complicado dejar atrás su historia, sus viejas tradiciones, aprender nuevos conceptos para ellos como el trabajo en equipo y del mismo modo que comparten sus hogares y sus herramientas hacer lo propio con sus vidas y poderes.
Algo que ejemplifican Magneto y Tormenta a la perfeccion, cuando estos conectan sus habilidades mutantes como si fuesen uno solo, rompiendo de forma espectacular una de esas tradiciones milenarias de Arakko y la reacción de los Arakki consiste sencillamente en admirar ese momento histórico en el que las reglas se rompieron y considerarlo un primer capitulo de su nueva historia. Seis números es lo que ha necesitado Al Ewing para que veamos a los Arakki de una forma radicalmente diferente y mostrarnos una sociedad muchísimo mas justa, tolerante y abierta que la Krakoana en la que quizás no el viejo sueño, sino uno nuevo y mejor, se encuentra tremendamente vivo.
Y Al Ewing no parece que se vaya a detener ahí y sigue dispuesto a romper normas establecidas y viejas tradiciones, ya que hace pocos días se ha filtrado la portada del numero 10 de la serie, portada en la que nos encontramos lo que parece que va a ser ese nuevo grupo de mutantes liderado por Tormenta, a quienes ha bautizado como la Hermandad y entre cuyos miembros nos encontramos con el muy humano Richard Rider/Nova.
Si, Ewing ha decidido meter a un humano como miembro de un grupo de mutantes, provocando el cabreo de ese sector del publico mas fanático que han visto en el segregacionismo de Krakoa un sueño húmedo hecho realidad. Pero considerando lo que le hemos visto hacer a Nova en este sexto numero de la serie, dándolo todo para proteger Arakko del ataque de Urano, a estas alturas el también debe ser un Arakki, y es muy grande que esto sea así.
Este tipo de historias son el ejemplo perfecto de porque Al Ewing es uno de mis guionistas favoritos del momento, tanto por su talento como escritor, la forma en la que sabe caracterizar a los personajes, dándoles profundidad, matices y hacer que se sientan casi como reales. Pero también por demostrar ser mas inteligente, o al menos ser capaz de atreverse a ir un poco mas allá que muchos de sus compañeros y ser mas abierto de mente que estos, y por contarnos historias que son dignas herederas de lo que represento el cómic de la Patrulla-X durante muchísimo tiempo. Así que por supuesto que recomiendo a todo el mundo que siga esta serie y todo lo demás que escriba Ewing en el futuro, y espero que el día que suceda el inevitable relanzamiento mutante le pongan a el al mando, porque ha demostrado con creces estar de lo mas capacitado para ello.