Ya lo dijo Kitty Pryde hace casi cuarenta años y fuimos tan merluzos de no hacerle caso, pese a que el perverso profesor demostró ser un aspirante a pederasta, un cabrón que fingió su propia muerte dejando desamparados a sus estudiantes menores de edad y mala persona en general -acordáos de Onslaught, anda que no hay que tener veneno dentro para parir eso- y por ello hace años que debería haber perdido ese aura de santidad mesiánica, denunciando no solo su maldad si no que, ante todo, es un idiota. Pero idiota de los gordos vaya, y en Inferno no se ha hecho otra cosa que desenmascarar su idiotez por mucho que trate de ocultarse tras el casco de la Hormiga Atómica.
Inferno es la última historia que hará Hickman antes de su parón forzoso en los mutantes -sobre eso y las tramas que llevan a Inferno ya hablamos la semana pasada, perdonadme que no quiera repetirme- así que había cierto morbo sobre cómo llevaría a cabo Mística su venganza y la forma en que quedaría cortado el asunto durante dos años para provocar una congelación en la trama. Y como sé que éso es precisamente lo que os interesa, no me iré por las ramas y os diré que tanto Xavier como Magneto siguen actuando como auténticos esbirros de la aterrada Moira y el propio Xavier por órden de esta última va corriendo donde Mister Siniestro y le pide expresamente que borre toda copia que tenga de la genética de la esposa de Mística, la mutante con poderes precognitivos fallecida en los últimos coletazos de la era Claremont llamada Irene Adler alias Destino, una mutante que curiosamente y al igual que el propio Mister Siniestro (y Mística) destaca por haber nacido en el siglo XIX, por lo que no habría sido difícil que hasta se hubieran conocido en el Londres de aquellos tiempos; al fin y al cabo no había tantos mutantes por aquella época y Siniestro/Nathaniel Essex era un tipo tremendamente interesado por los mutantes y de ahí que se montara la biblioteca genética de mutantes de la que Xavier hizo uso y abuso para la creación de su maquinaria de resurrección krakoana. Y ahí es donde se ve que Xavier es un perfecto idiota.
Porque vamos a ver, ¿cómo carajo te puedes fiar de un tipo que se llama MISTER SINIESTRO? Es como si un vegetariano se fuera a comer en un restaurante de Hannibal Lecter, como prestarle treinta millones de euros a un (mal) ventrílocuo, como hacer editor en jefe de Marvel a Tom DeFalco… Sabes que va a salir mal o peor todavía, ¿entonces para qué lo haces? Xavier, como es un ceporro, no solo basa las resurrecciones de gran parte de sus queridísimos mutantes en las copias probablemente muy alteradas de Siniestro -en Hellions han explicado como el señor Nathaniel Essex usa y abusa de ello, pero como Hellions no la lee nadie pues pocos se han enterado del asunto- si no que espera que si le pide que borre a un mutante determinado, Essex no se ponga a hacer más copias del mismo de las que hizo de Jean Grey. Y claro, para el final del cómic nos encontramos que, mientras Xavier está dándoselas de grandioso estadista tratando de hacer una maniobra envolvente para echar a Mística del consejo directivo de Krakoa -basada en dimitir del consejo todo el mundo para «dar paso a lo nuevo» y que así ella también dimita, ya digo que el tipo es idiota- la propia Raven Darkholme no solo no dimite si no que propone para el mismo a un mutante más veterano todavía la propia Destino resucitada. Y que no se queje Xavier, que ahora que Mística tiene a Destino de vuelta ya no tiene que quemarle el chiringuito.
Mientras tanto, Moira sigue fingiendo estar muerta -que por lo visto lleva fingiéndolo desde los tiempos del virus del legado porque eso, estaba haciendo sus cosas secretas- pero aun así se hace como la madre de Wally West en la etapa de Bill Messner-Loebs y se va de compras por París aprovechando el sistema de teleportación krakoano, algo ideal para no llamar la atención y que nadie se de cuenta de que está viva. Quiero decir, que no es que haya mucha gente en París que la conozca -pero sí en la Isla Muir, ojito- pero eso es jugar con fuego y por algo Orchis, que no deja de ser una asociación de científicos en la que participan hasta Tony Stark y Reed Richards (ugh), tiene bien monitorizados los portales krakoanos y ha detectado que hay un portal en un «no espacio» dentro de la isla que, por supuesto, es la cámara ultrasecreta donde está Moira, ese lugar inexistente de cuya existencia solo saben Xavier y Magneto.
Pero aun así, el que Orchid «la cace» tal vez no sea tan mala cosa para Moira, después de todo nuestra querida acushla -ay Sean, merecíais una eternidad juntos- ha reescrito en esta décima encarnación suya un documento con la «cura» mutante que desarrolló en su tercera vida, escribiendo al final del mismo los nombres de los científicos -sus amigos- que la desarrollaron junto a ella y que fueron asesinados de forma horrible por Mística, Destino y su Hermandad de Mutantes Diabólicos. Lo cual viene a decirnos que no solo no quiere olvidarse del asunto y trabajar para la «libertad/supremacía mutante», si no que probablemente lleva todas estas vidas viviendo bajo el chantaje de Destino y el miedo a que ella cumpla sus amenazas y que en realidad sigue pensando que esto de los mutantes es una enfermedad y que hay que curarla de una maldita vez y, ya de paso, vengar a sus amigos. Con lo cual pues oye, que igual si que se llevaría bien con Orchis si es que no se conocen ya.
Lo cual explicaría otro movimiento estúpido que están llevando a cabo los mutantes últimamente, el consistente en atacar las instalaciones de Orchis que están llevando a cabo el desarrollo de Nimrod, el centinela definitivo y sucedáneo de la Furia de Alan Moore; todas las misiones de los mutantes son suicidas y acaban fracasando, algo que en un principio no supone ninguna pérdida para los krakoanos porque al fin y al cabo los resucitan a todos y en paz -aunque deben de gastarse una fortuna en adamantium cada vez que resucitan a Lobezno, pero supongo que los 5 lo recuperan con magia o algo- pero que a Orchis le viene de perlas porque precisamente una de las formas más efectivas para entrenar una inteligencia artificial es a través de datos y más datos, los cuales saca de cada una de esas incursiones. Vamos, que el idiota que está enviando a esos mutantes a morir -Xavier- está entrenando al asesino de mutantes para que sea realmente definitivo, aunque lo mismo el verdadero responsable no sea un idiota si no una perversa adalid de la humanidad que busca venganza contra los mutantes que llevan aterrorizándola durante sus últimas siete encarnaciones.
En fin, que la cosa se ha puesto la mar de interesante; alguien está enviando a propósito mutantes a morir para entrenar a Nimrod -no tiene por qué ser Moira, Siniestro también ha hecho uso y abuso de la «pérdida de memoria» de las copias de seguridad para enviar mutantes a morir y hacerle el trabajo sucio sin que luego se acuerden de absolutamente nada-, Orchis se acerca peligrosamente a Moira -¡quemad Krakoa!- Mística está encantada de la vida y se lo merece -aunque está por ver si Destino realmente es Destino y no un amigo skrull que pasaba por allí-, la propia isla de Krakoa parece que está absorbiendo a Tom el Negro (y quién sabe si a alguien más) y Xavier ha demostrado, una vez más, que es idiota. Tengo que admitirlo, si consigo abstraerme y olvidarme de que existe Chris Claremont, estos tebeos son divertidos y estoy la mar de interesado por lo que pasará en el próximo número, que como esta gentuza de Marvel está tan interesada por estirar el chicle, me temo que no veremos hasta casi dentro de un mes… ¡Como si nos interesase el resto de tie ins que vayan a publicar por en medio, sabiendo que lo están alargando todo a propósito!