Una vez pasada la fiebre de Wandavision y tratando de retomar un poco cierta semblanza de normalidad en el blog, he recordado aquel consejo que me dio Diógenes de que me saliese de mi zona de confort en mis lecturas, un consejo que he decidido retomar hablando de un tema que tenemos muy abandonado, el manga (somos unos vendidos a los superhéroes). Y nada mejor para ello que una serie que he descubierto hace muy poco gracias a su adaptación al anime (trágicamente corto, snifs) con el que me dio por probar solo por su temática musical y que me ha enganchado como hacia tiempo que no me enganchaba con una serie, Given de Natsuki Kizu. Un manga en el que podremos ver como el poder de la música es capaz de cambiar vidas.
Mafuyu es un chico tímido y callado de quien nadie sabe demasiado y que que carga a todas partes una guitarra eléctrica con las cuerdas rotas y un gran dolor que no es capaz de asumir y Uenoyama el guitarrista de una banda que hace tiempo que perdió la ilusión que le proporcionaba la música. Un encuentro casual entre ambos en su instituto y un gesto de amabilidad por parte de Uenoyama al arreglar la guitarra de Mafuyu unirá sus vidas de formas que ni ellos mismos esperan, ayudándose mutuamente y a quienes les rodean a descubrirse a si mismo, a sanar las heridas del pasado y a afrontar el futuro sin miedo mientras se convierten en la banda que todos quieren escuchar.
Given (una serie que pertenece al genero Yaoi/Shounen Ai/BL, que no estoy muy puesto en estos temas y según donde mire le aplican a Given una etiqueta u otra) es una serie que descubrí básicamente por casualidad y que me dio por ver (el anime) simplemente porque me recordaba a otra serie con la que había disfrutado mucho hace unos años, Beck. Y es que esa temática musical, los inicios de una banda, etc, es algo que me encanta, pese a que para mi la música, aunque importantísima, es algo que solo disfruto como oyente. Una serie tan trágicamente corta (once episodios y una película) pero que me dejo tan enganchado que tuve que saltar al manga para continuar con mi dosis de Given, permitiéndome su lectura ahondar mas y mejor en los personajes y tramas que se habían sintetizado para su salto a la animación.
En esta serie obviamente la música es uno de los ejes principales en torno a los que gira la historia, los primeros pasos de una banda, la incorporación de un nuevo miembro que literalmente cambiara sus vidas (que como no podía ser de otra forma tratándose de un manga es alguien sin practica ni experiencia pero con un talento innato que desconocía capaz de dejar a todos boquiabiertos) y también esa incertidumbre sobre si quieren que su futuro siga atado a la música. Pero eso no es lo mas importante de esta serie.
Lo realmente importante y atractivo en Given es el crecimiento personal de sus personajes, algo que Natsuki Kizu maneja muy bien, ya que aunque afortunadamente no lo eterniza hasta la exasperación (demasiados mangas y anime me he tragado en los que los personajes no reconocen sus sentimientos hasta el final) tampoco apresura las cosas, manejando muy bien el ritmo y dejando que la historia fluya sin prisas pero tampoco sin pausas. Así nos encontramos con que la principal pareja protagonista no tarda demasiado en mostrar abiertamente lo que sienten (una sorpresa bastante agradable), pero que lo hacen con mucho cuidado, uno con el terror a que se repitan las tragedias del pasado, y el otro con el miedo a reconocer su atracción cada vez mas imposible de negar hacia otro chico, sin saber como enfrentarse a esos sentimientos nuevos que no sabia que era capaz de tener. Algo que afrontan juntos, ayudándose el uno y con la ayuda de sus amigos a superar todos esos miedos y a su vez ayudando a estos con su ejemplo.
Y este es otro de los puntos fuertes de este manga, la naturalidad con la que Natsuki Kizu nos muestra la sexualidad de sus personajes, quienes no viven en un mundo ideal en el que todo esta plenamente aceptado y es maravilloso, sino en un reflejo algo mas positivo del mundo real, donde los protagonistas tienen suerte de encontrarse rodeados de un entorno muy positivo pero en el que también tienen que enfrentarse tanto a los prejuicios de los demás como a los suyos propios, encontrándonos incluso con algún personaje que otro que no sabe como reaccionar al darse cuenta de que no es lo que parte de la sociedad considera “normal”. Haciendo esto de Given no solo una obra divertida y apasionante sino también bastante necesaria.
A esto hay que sumarle la habilidad de Natsuki Kizu para alejarse de los estereotipos haciendo que sus personajes no respondan como uno asume que lo harán, de forma que muchos roles que damos por echo que asumirán estos personajes acaban siendo invertidos, y también la habilidad de hacer crecer a sus personajes emocionalmente, mostrándonos de forma gradual como van madurando y abandonando comportamientos, actitudes y prejuicios que les impedían llegar a ser ellos mismos. Y esto lo consigue sin convertir Given en algo dramático y solemne, sino que se trata de una entrañable (y múltiple) historia de amor y superación con mucho humor, con momentos que dejan el corazón en un puño y que es capaz de conmover a cualquiera (menos a Diógenes).
Pero aparte de todo esto Natsuki Kizu es también una dibujante increíble. Cuando es necesario su dibujo es increíblemente detallado, especialmente a la hora de establecer la escena y donde se encuentran los personajes, para a continuación prescindir por completo de fondos y elementos superfluos y poner el foco en sus personajes. Además la autora, pese a que sus personajes en ocasiones estén algo mas estilizados de la cuenta y se pase las proporciones por el forro, sabe manejarlos como quiere a la hora de transmitir sus emociones solo con su lenguaje corporal. Aparte de contar con esa habilidad tan clásica del cómic japonés de hacer que estos pasen en un instante de una formalidad expresiva al exceso caricaturesco mas extremo cuando la ocasión lo requiere, que es a menudo.
Tambien me ha sorprendido mucho la autora con la forma que tiene de representar los momentos musicales que tanto abundan en una serie como esta, siendo capaz de transmitir al lector las emociones que provoca la música de sus protagonistas en un medio “mudo” como el cómic. Algo que consigue simplemente jugando con la composición de pagina, onomatopeyas (que aunque en las versiones traducidas nos perdemos, por lo que he visto son muy respetuosas con el original) y puntualmente incluso con el “coloreado” a base de tonalidades de gris. Otra cualidad mas en un manga que no anda falto de ellas.
Un manga que aquí en España se puede disfrutar a través de la magnifica edición que esta realizando la editorial Milky Way (pese a que aquí he tenido que tirar de imágenes en ingles) de la que ya han sacado seis tomos hasta la fecha, el ultimo en enero de este año. Aunque lo malo es que este manga se publica bimestralmente en Japón, por lo que a este ritmo probablemente hasta finales de este año o principios del próximo no se publique el séptimo (aunque estando acostumbrado al ritmo de publicación de algunos autores europeos o yankis en sus proyectos personales esto es bastante llevadero) Pero eso significa también que es un momento tan bueno como cualquier otro para ir haciéndose con esta gran serie poco a poco y disfrutar con uno de los mangas que mas me han emocionado en mucho tiempo.
Y además de disfrutar de la lectura de Given, me gustaría hacer extensiva la recomendación al anime (recordemos, once episodios y una película). Porque aunque como suele suceder en el mercado japonés la adaptación es tremendamente fiel al manga, ambas versiones tienen sus puntos fuertes y se complementan bastante bien. Es cierto que en el anime hay muchos elementos de la trama que se han sintetizado y que en el manga tienen mucho mas espacio para desarrollarse, pero también es cierto que tratándose de una historia que gira en torno al amor por la música y el poder de esta para provocar emociones, hay muchos momentos que funcionan mejor en el anime al contar este con una excelente banda sonora, haciendo que por ejemplo escenas como el primer concierto del grupo tengan muchísima mas fuerza que en el papel.
Poco mas me queda por añadir aparte de repetir que Given vale mucho la pena y alabar una vez mas las virtudes de no cerrarse a ningún tipo de ficción, genero, nacionalidad o lo que sea, que en todas partes podemos encontrar pequeñas joyas como esta capaces de emocionar a cualquiera (menos a Diógenes que es de piedra y ya no tiene emociones) Yo por mi parte voy a ver si sigo escarbando en el cómic japonés a ver que me he estado perdiendo estos años e ir compartiendo por aquí esos hallazgos.