Snowpiercer fue para mi una de las mejores sorpresas televisivas del año pasado. Una nueva adaptación del cómic francés “ Le Transperceneige” y que contaba en su contra con las inevitables comparaciones con la excelente película de Bong Joon-ho que lo había adaptado previamente. Pero tras un comienzo engañoso que hacia parecer que la serie iba a ir en una dirección, Snowpiercer demostró enseguida que no solo tenia su propia identidad, sino también méritos mas que sobrados para ser una gran ficción por si misma. Por todo ello, y por ese final de temporada que prometía revolucionar ese pequeño mundo en movimiento, esperaba con muchísimas ganas el estreno de su segunda temporada que se produjo hace unas semanas. Y tras haber visto sus tres primeros episodios no me queda mas que decir que de momento Snowpiercer va mejor que nunca y que sigue siendo de lo mejor que se puede ver ahora mismo en televisión (pero en realidad tengo que decir mas porque Diógenes no me deja escribir artículos de solo ciento y pico palabras) Así que cuidado a partir de ahora porque hay SPOILERS moderados de la serie hasta el episodio de esta semana y esta es una serie de las que vale la pena ir descubriendo con su visionado.
Durante toda la primera temporada pudimos ver como la situación a bordo de Snowpiercer se había ido volviendo cada vez mas tensa con el paso del tiempo por culpa de la división de clases, los esfuerzos las clases altas por agarrarse a su vida de privilegios abusando de los mas débiles y las ansias de rebelión de estos últimos. Un claustrofobico polvorín que acabo explotando pese a los esfuerzos de Melanie Cavill (una increíble Jennifer Connelly) por mantener un delicado y demasiado a menudo injusto equilibrio a bordo del tren que no destruyese el único resto de humanidad que existía en la tierra.
Pero la inevitable revolución de los mas oprimidos fue inevitable y a bordo de Snowpiercer se desato una guerra sin tregua para tratar de crear una sociedad mas justa aunque fuese con métodos extremadamente violentos. Un conflicto en el que a lo largo de toda la primera temporada pudimos ver como las cosas no eran tan blancas y negras y como una y otra vez personas decentes se veían obligadas a tomar decisiones terribles con la esperanza de hacer de ese pequeño microcosmos en movimiento un lugar un poco menos malo mientras sentían perder su humanidad poco a poco por el peso de esas decisiones.
Y entonces llegó el sorprendente final de su segunda temporada, en ese mundo helado y aparentemente sin mas rastros de vida, existía un segundo tren, Big Alice, que tomaba al asalto Snowpiercer. Un tren capitaneado nada mas y nada menos que por alguien cuya presencia se había dejado sentir a lo largo de toda la serie pese a ser alguien que presuntamente ya no existía.
Mr. Wilford en persona (Sean Bean), el creador de Snowpiercer. Un personaje cuya llegada a puesto patas arriba la situación a bordo del tren, fusionado ahora con Big Alice como un único tren aun mas grande que antes, y que no solo ha aportado todo un nuevo reparto de secundarios y elementos con mucho potencial, sino también un villano que de momento esta consiguiendo comerse el protagonismo del resto de personajes.
Megalómano, narcisista (nada sorprendente teniendo en cuenta como su nombre aparecía hasta en el ultimo rincón del tren) mezquino, manipulador y terriblemente cruel, un autentico monstruo. Así es realmente este Mr. Wilford al que hasta ahora conocíamos solo por la idílica versión de el que Melanie había estado utilizando como si fuese el Mago de Oz para tratar de mantener cierta paz a bordo del tren. Alguien que ha pasado años tramando su venganza contra quien le arrebato su tren y que ha convertido Big Alice en una distopia a su servicio con el como amo absoluto e indiscutible, permitiéndonos ver atisbo de como hubiese sido Snowpiercer de haber estado en sus manos, un infierno sobre ruedas.
Sean Bean esta magnifico en su papel de villano, mostrándonos a un Mr. Wilford encantador y carismático en la superficie pero siempre con un punto siniestro a punto de asomar cuando esta en publico, pero que cuando le vemos en privado monstruo es un apelativo que se le queda muy pequeño. Un personaje que por los retazos que se nos van contando sobre el ya era escoria cuando Snowpiercer comenzó su viaje (y el motivo por el que Melanie se rebeló contra el y le dejo atrás) y a quien los siete años pasados a bordo de Big Alice, sin todos los lujos que había preparado para pasar el resto de su vida en Snowpiercer, han convertido en un autentico demonio que no se detendrá ante nada para conseguir sus objetivos y satisfacer sus mas bajos instintos.
Pero esta segunda temporada de Snowpiercer ha introducido además un nuevo elemento que promete alterar bastante este pequeño mundo en movimiento y alterar los equilibrios de poder y las ambiciones de sus protagonistas. Un elemento que es un buen ejemplo de como esta serie va a tan acelerada como el propio tren y no se detiene a estirar hasta el hartazgo cada elemento de la trama, sino que va a un muy buen ritmo evitando aburrir al espectador y ofreciéndonos siempre algo nuevo que nos enganche y que evite el estancamiento de la serie. Que demasiado a menudo me he encontrado con serie en las tramas como la de la primera temporada podrían haber durado dos o tres sin problemas quedándonos con una de esas series que parecen estar ofreciéndonos siempre la misma temporada.
Por todo ello recomiendo de nuevo el visionado de esta serie que de momento esta manteniendo un nivel mas que bueno, tiene un reparto de lujo en el que no sobra nadie y en la que todo fluye de maravilla manteniendo la tensión y la intriga en todo momento. Una serie que sin llegar a ser revolucionaria o que vaya a cambiar la historia de la televisión, si que es uno de los mejores ejemplos de como hacer un producto entretenido que no insulte a la inteligencia del espectador y que sabe ir renovándose para no aburrirnos. Así que si alguien no se ha subido aun a bordo de Snowpiercer ya esta tardando, que este es un viaje que vale mucho la pena.