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John Byrne vuelve loca a Wanda Maximoff: La Visión es un monstruo y la Bruja Escarlata una perturbada (II)

John Byrne volvió a Marvel como supremo salvador y redentor. Todavía considerado como una superestrella, unos cuatro años de la historia de la Visión megalómana Byrne había abandonado la Marvel de Jim Shooter dando un portazo, alegando diferencias irreconciliables con el editor jefe y solo volvió cuando este fue despedido por los nuevos dueños de la editorial.

Byrne, en Actos de Venganza.

En un empeño claro de «arreglar todo lo roto mientras estuve fuera», Byrne destrozó el Nuevo Universo Marvel y pronto se puso a trabajar en series como Lobezno -un pedacito de esos X-Men que Claremont le había robado con la connivencia del malvado Shooter- puso sus miras en Los 4 Fantásticos -no caerían por una cuestión de ego- y en Los Vengadores, de los que sí que se hizo cargo por completo aunque fuera a costa de Walter Simonson, que sí que se puso al frente de los 4F. Y claro, ya en Los Vengadores John empezó a desplegar sus alas creativas retomando al personaje que para él había sido «suyo», la Bruja Escarlata y comenzando a vengar a su amigo Roger Stern, tratando de llevar a buen término aquella historia que nunca debió de ser barrida debajo de la alfombra…

Que la etapa de John Byrne en los WCA podría llamarse perfectamente «cómo volver loca a una bruja mutante».

Porque vamos a ver, casi diez años antes a John Byrne (y a Chris Claremont) le habían obligado a matar a Jean Grey por cargarse el planeta de los Hombres Espárrago, ¿qué sentido tenía que la Visión tomara el control de los arsenales de todo el planeta y que éso no tuviera ninguna consecuencia? ¿Que se le dejara vivir feliz y contento en Leonia y hasta tener descendencia gracias a la demencia de su esposa? No, no, no, la coherencia del Universo Marvel estaba en juego, los militares cabreados de los cómics de Stern no iban a quedarse cruzados de brazos, ¡debía de volver el órden y la Visión tenía que pasar por la justicia! El problema es que, dijeran lo que dijeran en Star Trek La Nueva Generación, la Visión no era exactamente un ser humano, con lo que la forma de juzgar a aquella amenaza no iba a ser precisamente delante de un tribunal… Pero no nos adelantemos, empecemos con West Coast Avengers 42.

Bienvenidos a los últimos minutos de cordura de una joven, se llama Wanda Maximoff.

John Byrne empieza directamente su etapa en la serie con Wanda despertándose en su bungalow y descubriendo que su querido Vis no está. Mecachis, ¿dónde se habrá metido? Pronto son atacados por un falso Ultron que los mantiene completamente distraidos, pero cuando dan buena cuenta del impostor el misterio ahora se multiplica por dos, ¿dónde está Visión y quién ha mandado un falso Ultron contra ellos? Pues lo vais a flipar, fue barbara Morse aka Pájaro Burlón, la señora de Ojo de Halcón y Viuda Negra de marca blanca; la señora andaba aburrida en su casa cuando unos señores de SHIELD la llamaron porque claro, muy bonito que la Visión se fuera a vivir a Leonia, pero ahora que había vuelto a ser Vengador perfectamente podía volver a liarla y eso no podía ser. Barbara (que para que negarlo, es un pelín tonta) decidió traicionar a sus supuestos amigos para no traicionar a su país, y los ayudó a infiltrarse en el cuartel de los Vengadores para poder capturar al androide y asegurarse de que no iba a volver a liarla. Por supuesto, los agentes de SHIELD no eran tales y la engañan, poniendo en peligro a los Vengadores al mandarles el Ultron de pega para poder asegurarse el cumplimiento de su objetivo.

La visión deconstruida, digna del mejor plato de Ferrán Adriá.

Mientras vemos como los hijos de Wanda y Vis empiezan a sufrir unos fenómenos la mar de extraños -ay pobre mujer, le pasa de todo- los Vengadores asaltan la base de los secuestradores para hacer un terrible hallazgo: los pillos han desmontado por completo a la Visión, pieza a pieza. Pronto los Vengadores se enfrentan a la realidad que debieron haber afrontado varios años antes; no puedes meterte en los bancos de memoria de casi todos los ejércitos del mundo y esperar que los servicios secretos de todo el planeta no se te echen encima. Los supuestos agentes de SHIELD son en realidad un consorcio internacional de agencias de espionaje cuya misión consistía en borrar por completo el disco duro de la Visión. Y es que no nos engañemos, aunque Visión se quedara en Leonia a ver el tiempo pasar, lo que había en su cabeza era demasiado peligroso para todos los gobiernos del mundo, y a falta de poder echarle el guante a Isaac -que pillaba un poco lejos- Visión tenía que caer y ser desmantelado inmediatamente. Y éso es lo que hicieron.

Ay Wanda, que inocente eres…

Tras un breve periodo de negación por parte de Wanda, que no se puede creer que se hayan cargado por completo a su maridito, la Visión es reconstruida por Hank Pym y, en efecto, a falta de sus recuerdos se convierte en un androide sin ningún tipo de «alma». Siguiendo en su huída hacia delante y pensando que puede recuperar a Vis como sea, Wanda le pide a Simon Williams, «su hermano», que le ceda las pautas cerebrales para reconstruir su personalidad. Es aquí cuando Byrne, muy sabiamente, deduce que si la personalidad de Visión está basada en la de Simon Williams, los dos deben compartir gustos y afecciones y… Sí amigos, el Hombre Maravilla ha estado todo este tiempo coladito por la Bruja, y al muy desgraciado no se le ocurre mejor momento que ése para decírselo. Wanda se ve completamente traicionada por los gobiernos del mundo, por su «hermano político» y se pilla un cabreo tremendo, pero lo peor está todavía por llegar…

¡Despierta Wanda, vives en una mentira constante! ¡Tu marido y tus hijos no existen, tus amigos no son tus amigos!

Porque vamos a ver, dejando de lado que en ese momento al gobierno de EEUU no se le ocurre otra cosa que colarles de miembro a un elemento como el USAgente, Hank descubre que Visión en realidad ni siquiera era quien ellos pensaban que era, la Antorcha Humana Original; Ultron construyó a Visión como buenamente le pegó y solo tomo notas respecto al diseño original de Phineas Horton, pero los dos eran androides distintos y el original estaba perdido por ahí. Esta revelación para Wanda es lo de menos -al fin y al cabo llueve sobre mojado- pero la cosa va a más cuando en el número 47 y desesperada por la incapacidad de sus compañeros para «curar» a su marido, Wanda acepta la oferta de una extraña organización para hacerse cargo de él, se lo lleva en secreto allí… Y es capturada por una especie de organismo ancestral llamado «lo que perdura» que ha parasitado todas las especies dominantes del planeta desde que empezó la vida en este planeta.

Lo que nos faltaba para volverla loca del todo, un parásito sectario.

Poseida por la «iluminación» que da el organismo en cuestión -que no quiere otra cosa que saltar de los humanos a los mutantes, el siguiente paso evolutivo- Wanda empieza a trabajar para sus nuevos amos y a abrazar de lleno las doctrinas que Magneto le enseñó en la Hermandad de Mutantes Diabólicos, enfrentándose a los demás Vengadores hasta que la hacen entrar en razón a porrazos y expulsan al organismo como buenamente pueden -a estas alturas todavía no lo entiendo ni yo, a Byrne se le fue la cabeza bastante con esta historia- con lo que volvemos a tener una historia en la que Wanda no hace más que recibir palos emocionales. Y ojo, que el mejor de todos se aproxima…

¿¿CÓMO QUE TOMMY Y BILLY NO SON DE VERDAD?? ¿Y ENTONCES CON QUÉ SE HA ESTADO PAJEANDO MRABO TODOS ESTOS MESES?

¿Recordáis lo que os dije de que los hijos de Wanda (que no de Visión) empezaban a hacer cosas raras? Pues bien, tras lograr que despidieran a tres o cuatro niñeras porque los veían desaparecer y reaparecer constantemente, la niñera definitiva del Universo Marvel, Agatha Harkness, hace su gran reaparición triunfal en el número 51. Dejando de lado que Agatha supuestamente había sido quemada en la miniserie de Englehart -que muerte más cutre para una hechicera de su talento, por favor- Agatha viene a decirle que sus hijos no solo no son lo que parecen, si no que para colmo de males tiene toda la pinta de que son solo fragmentos de su imaginación. Que si estaban desapareciendo constantemente, era porque cada vez que Wanda dejaba de pensar en ellos simplemente desaparecían. Ay, ay, ay niña, que tienes el embarazo imaginario más grande a este lado de Mort Weisinger…

¡Sujétala que va loca, loca, LOCA!

Inmediatamente Byrne recupera al Maestro Pandemonium, un villano de los Vengadores Costa Oeste de Englehart que en realidad no era más que un pobre pringado al que Mefisto desperdigo su alma a los cuatro vientos y que desde entonces había sido capaz de cualquier cosa por recuperarlos. Así, pronto nos enteramos que Billy y Tommy no son otra cosa que dos de sus fragmentos perdidos que Wanda «utilizó subconscientemente» para crear sus hijos imaginarios, y por eso el muy pillastre la ataca con toda la razón del mundo. Desesperada, cabreada y llena de ira al más puro estilo Magneto, Wanda se encuentra con que Pandy asimila a sus hijos, a sus queridísimos Billy y Tommy y los transforma en dos brazos demoniacos que escupen fuego y hacen cosas horribles, ¡horribles! Con la poca habilidad para los temas mágicos del grupo, no es de extrañar que los Vengadores vuelvan a fallarle a Wanda por enésima vez y acaben derrotados por Pandemonium, que acaba consiguiendo los dos últimos pedazos de su alma… Para ser absorbido por completo por su propio pentagrama. Y es en ese momento en el que aparece Mefisto.

¡Que no son de verdad señora, que sus hijos se los ha inventao!

Mefisto es bastante directo; Pandemonium era un imbécil al que engañó para que buscara los pedazos de su esencia -¡que no su alma, M’Rabo!- que perdió tras enfrentarse a Franklin Richards, un niño de verdad aunque tenga poderes que casi parecen imaginarios. Encantado por haber recuperado todo su poder, Mefisto podría haber tenido el buen detalle de dejar en paz a los Vengadores, pero no, se prepara otra vez para cargárselos y solo la intervención en el último momento de Agatha Harkness salva el día… Pero no para Billy y Tommy. Billy y Tommy no existen, jamás existieron ni existirán, fueron solo un constructo de la imaginación de Wanda Maximoff, una mutante que se enamoró de un objeto y cuyo poder es tan grande que solo le puede traer la miseria de la locura. Y sí, es en ese momento en el que Agatha Harkness borra todo recuerdo de Tommy y Billy de la mente de Wanda; ¿para qué hacerla sufrir más? ¿Qué sentido tiene hacerla afrontar que la vida perfecta que quería llegar a tener y creyó alcanzar era solo un delirio? ¿Que su marido en realidad no era más que una máquina que se puede borrar como cualquier disco duro, que sus hijos no eran más que un embarazo imaginario potenciado por sus abrumadores poderes?

Que no Agatha, que esto tampoco es.

Tal vez el sentido que tiene es el de decirle la verdad a la gente y dejar que aprendan a vivir con ello. El trauma se puede esconder, pero a fin de cuentas hay que afrontarlo y asimilarlo. El que en un principio Agatha borrara el recuerdo de sus hijos de la mente de Wanda para perjudicar a Mefisto (al fin y al cabo si Wanda dejaba de pensar en ellos, un pedazo de la esencia de Mefisto dejaba de existir) tenía sentido porque era una buena forma de dejar que los Vengadores se salvaran de la ira del demonio, pero hacerlo a largo plazo era pasarse un poco. El propio Byrne es consciente de ello y deja catatónica a Wanda por un número entero… Hasta que los atacan los U-Foes gracias a aquello de Actos de Venganza y Wanda tiene que despertar para salvar a Visión, pero no vuelve precisamente de una forma muy equilibrada. Lo que es peor, de por medio hay algo llamado «Atlantis Ataca» y Wanda vuelve a ser controlada mentalmente -esta vez por la Corona Serpiente- con lo que para cuando Magneto hace acto de presencia en el número 54 de WCA no está precisamente nada contento en la forma en la que los Vengadores han «cuidado» de su hija, que harta de todo acaba por abrazar por completo el credo de supremacismo mutante que hasta su padre había rechazado y… Nos hace un Fénix Oscura. Sí, ya os dije que John Byrne es un pelín retentivo anal.

Pero cuando decimos Fénix Oscura decimos muy MUY oscura.

La historia de la Wanda Oscura queda truncada por otra de tantas espantadas de Byrne. No fue en este caso tan espectacular como largarse a otra editorial, pero para los lectores fue igual de devastadora; Wanda totalmente loca y dándole miedo hasta al mismísimo Magneto, Inmortus planeando mover ficha y controlar la situación, los Vengadores completamente derrotados… Y lo siguiente que vimos fue un par de fill-ins y un Roy Thomas en horas bajas que, aunque hace lo que puede, no está a la altura de la esperado y despacha la situación con demasiada prisa, con Wanda recuperándose de su «bache emocional» sin muchas consecuencias.

¡No más mutantes ni más Tommy y Billy! ¡BWAHAHAHAHAHAHAH!

Años después Bendis y compañía aprovecharían el agujero dejado por Agatha Harkness para devolver a Wanda al estado de demencia permanente en el que está hoy en día, cosa que molesta a bastantes fans. Lo cierto es que tras el via crucis que le monta Byrne no es para menos, pero hay algo la mar de interesante en todo este asunto, y es el hecho de que una vez Wanda recuerda a sus hijos, se vuelve loca y provoca todo aquello de Avengers Disassembled… Es precisamente cuando aparecen Tommy y Billy de vuelta. Ya creciditos, con una historia a sus espaldas y todo sí, y hasta Allan Heinberg se esforzó muchísimo y justificarlo todo en su Children’s Crusade, pero los niños no dejan de existir solo porque Wanda se los imagina, haya maquina del Doctor Muerte de por medio o no. El vergonzoso retconeo masivo de Heinberg para librar de toda culpa a Wanda fue en último término inútil -diez años después, la mayor parte de los autores siguen tratando a Wanda como a una demente igual que tratan de Hank Pym de maltratador- y a casi nadie se le pasa por la cabeza la idea de que el Doctor Muerte tenga nada que ver con lo de que sopotocientos mutantes se quedaran sin poderes. Children’s Crusade es, en definitiva, la enésima ocasión perdida de contar una historia sobre la incapacidad de un ser humano para controlar la omnipotencia, el justificar lo injustificable con «vino un señor malo y lo hizo todo». Y aunque nos tragaramos lo de Heinberg y su máquina maravillosa, también tenemos que acordarnos de estas viñetas de Avengers West Coast 56…

¿Es Wanda Maximoff la máquina de retconear definitiva?

Visto esto, Wanda puede haber alterado la probabilidad para que Muerte la ayudara a resucitar a sus hijos, modificar las leyes de la física para que se acomodaran a sus necesidades hasta provocar que sus hijos «volvieran» o más bien existieran por primera vez, pero aun así… ¿Nos hemos olvidado que sus poderes no pueden generar vida de la nada? ¿Realmente podemos estar seguros de que los Tommy y Billy actuales no son más que otra creación de los poderes de Wanda, personajes imaginarios que en el momento en el que Wanda quede incapacitada o simplemente muera, volverán a desaparecer? Una vez más, solo hace falta que un guionista se de cuenta del detalle para que volvamos a ver el mundo arder…

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