Tampoco es tan raro si tenemos en cuenta que no me gustó el original de los 80 creado por Steve Englehart y Richard Howell. Que sí, que tomándotelo a cachondeo pues te ríes y tal, pero ni por esas me parecieron justificables muchas de sus partes y por eso disfruté tremendamente cuando poco después llegó John Byrne con una opinión parecida a la mía y lo reventó todo; al fin y al cabo, para él aquello era, literalmente, «la historia de amor entre una mujer y una tostadora», algo totalmente absurdo y que dejaba claro que Byrne no era o es precisamente partidario de darles derechos a las inteligencias artificiales. Pero hablábamos de Wandavision…
Para mí el problema de esta serie es, en parte, el mismo que tenía el cómic original y el Batman de Joel Schumacher, no entender las referencias que estás usando. Y si el susodicho Batman usaba como referencia el Batman sesentero de William Dozier (que ya viene siendo hora que se lo atribuyamos más a él que a Adam West, sí) sin entender que aquella serie aunque fuera de comedia no era un despiporre sin sentido, La Visión y la Bruja Escarlata de Englehart y Howell parecía tomar los cómics románticos y los mezcla con superhéroes. Esto siempre a priori, porque si es así la mezcla no acaba de funcionar porque los cómics románticos de los 50 no eran un culebrón, eran historias cortas completamente autoconclusivas. Híbridos entre el romance y la comedia como Archie o ya en Marvel, Patsy Walker, eran exactamente lo mismo, planteaban una serie de personajes con una identidad y unas relaciones determinadas que dejaban congeladas en el tiempo. Así que nos equivocaríamos si dijéramos que el referente a nivel de guión eran esos cómics -a pesar de que fue el propio Englehart el que recuperó del olvido a Patsy Walker, sí- aunque sí que creo que podríamos decir que Richard Howell sí que tomó esos cómics como referente.
Por eso creo que el referente de La Visión y la Bruja Escarlata en realidad es Dallas, Dinastía y demás culebrones ochenteros (aunque el género viniera de la radio y las telenovelas en sí existieran prácticamente desde la creación de la televisión) que creaban conflictos constantemente y los retorcían lo indecible, en un intento por parte de Englehart de hacer un cómic romántico de superhéroes «actual» y no basado en lo que se entendía por romántico en los 50. Así, tomando los culebrones televisivos como referente, tenía una historia de amor en el centro de la acción, con lo que la mezcla con superhéroes no debería haber salido mal… Pero lo hacía. Y lo hacía porque Englehart no pareció o no quiso entender que esos culebrones no funcionan en base a un protagonista, si no a un elenco de personajes perfectamente independientes que tienen conflictos entre ellos y sus propias motivaciones personales. Cada uno de ellos, a su manera, es el protagonista de su propia historia -no lo olvidemos, uno de los principios fundacionales del género era retratar «la vida misma- con lo que los choques entre personajes tenían un sentido del drama mucho mayor. En definitiva, que la mezcla habría funcionado mejor en una serie de grupo y no en una con dos protagonistas tan distanciados con sus secundarios, y por eso nos parecen tan ridículos a ratos personajes como Nekra, el Segador o el «Rey» Sapo y hasta la aparición de personajes totalmente establecidos como Spiderman o el Doctor Extraño se nos hacen completamente forzadas. Y en Wandavision está pasando algo parecido… Pero de otra forma.
Vaya por delante que en el momento de escribir esto solo se han emitido tres episodios de la serie y la cosa puede cambiar de arriba a abajo, con lo que esto que voy a escribir solo habla de lo que se ha visto hasta ahora. Y es que visto lo visto, Wandavision parece querer hacer un homenaje a la historia de la televisión en general y las sitcoms en particular, y por eso cada episodio viene a imitar el estilo de una década de la historia de la televisión en concreto, construyendo cada episodio como si fuera rodado en aquellos tiempos y rompiendo exclusivamente las rígidas reglas de encuadre y posicionamiento de personajes solo cuando quieren dejar claro al espectador que algo «no va bien», llegando a usar efectos especiales totalmente obsoletos como sujetar platos con hilo invisible en vez de recurrir a lo digital o que los propios personajes miren a la cámara para ser «rebobinados» a una situación anterior a que se dieran cuenta de que está pasando algo raro. Hasta ahi todo correcto, me parece una idea estupenda que la primera serie de televisión de Marvel Studios homenajée a la propia televisión, fantástico. El problema es que ya sea en los 50 o en el año 2021, aquellas series eran comedias y te hacían reir. Tenían gracia, su objetivo era que el espectador se riera a carcajadas y lo conseguían, vaya que si lo conseguían. En los años 50 «bam, y te mando a la luna» era el equivalente a lo que en los 90 era «¿te da cuen?» o «fistro de la pradera» en España, frases que provocaban la risa de los espectadores automáticamente. Wandavision repite chistes, tópicos y situaciones de aquella época… Pero no te estás riendo, porque esos chistes ya han caducado.
Para los que no lo conozcan, aquí está Don Gregorio alias Chiquito de la Calzada, un monstruo de la comedia al que M’Rabo sigue sin entender porque es un sinsorgo.
Y es que si ya es complicado mezclar el «mindfuck», ese subgénero en el que planteas un galimatías que poco a poco vas explicando al espectador y mezclarlo con comedia, no veas ya si metes de por medio la imitación a una comedia que ya está caduca. Que sí, que alguno me puede decir que te puedes seguir riendo con Chaplin o con Buster Keaton, pero creo que todos podemos coincidir en que ni Chaplin ni Keaton habrían hecho las cosas de la misma forma hoy en día. Del mismo modo, si como comentaba M’Rabo no hace mucho entendemos la risa como la antítesis del miedo, tenemos que entender que la comedia trabaja sobre elementos conocidos y no sobre lo desconocido, que es terreno mucho mejor abonado para el miedo. Wandavision está trabajando sobre algo desconocido y hasta surrealista que descoloca al espectador, ¿y pretende a la vez que nos riamos mientras nos pasamos todo el episodio rascándonos la cabeza?
Lo que hace peor todo esto es el hecho de que ya hubo una serie de Marvel «mindfuck» que conseguía meter comedia sin ningún problema, Legión. Legión no era una comedia, pero cuando necesitaba hacerte reir lo hacía sin ningún complejo. Legión era atemporal, era rarísima y sabía muy bien descolocarte o llevarte de la mano a un lugar mejor según le hacía falta, pero por supuesto no se puso unas reglas tan rígidas de por medio al querer homenajear la historia de las telecomedias. Pero bueno, también tenemos un ejemplo la mar de reciente de serie que hizo exactamente eso durante un episodio, Mister Robot, que homenajeó a una comedia de los ochenta sin cortarse un pelo y con la tontería tuvo uno de los mejores episodios de aquella temporada. La comedia es algo muy complicado y para colmo va por barrios, pero lo que desde luego no se puede hacer es creer que repetir los tópìcos de otra época y aplicarlos a la actualidad va a funcionar de la misma forma. Es, como dice el dicho, estar en misa y replicando, más si tenemos en cuenta que gran parte del público probablemente ni siquiera conozca las referencias a las que se aluden y los pobres se estarán aburriendo lo más grande. Porque si yo mismo me aburro, imaginaos los chavales que no conocen ni las series de TV ni los cómics…
Pero ojo, tampoco podemos olvidarnos de que tal vez estos problemas los está acentuando la periodicidad con la que Disney ha decidido emitir la serie; y es que algo deben de olerse porque los dos primeros episodios los han emitido en el mismo día, algo que no hicieron con The Mandalorian ni que yo sepa con ninguna otra serie de Disney+ hasta ahora. Quieras que no, estamos hablando de una serie de nueve episodios de media hora en la que llevamos tres y le han dado muy poca información al espectador, a pesar de que seguro que M’Rabo ahora mismo estará poniendo el grito en el cielo porque claro, hemos visto un embarazo mágico y han nacido los gemelos y Sword y agentes infiltrados y anuncios de Hydra y referencias y guiños constantes y… Y mientras tanto tenemos que esperar una semana entre episodio y episodio en una historia a la que le habrían venido mejor episodios de una hora -pese a que traicione ese espíritu de homenaje a la tele- o que nos la dejen ver toda del tirón porque ésa es la forma en la que la gente del siglo XXI se ve las series de TV del siglo XX. En fin, que espero que la cosa remonte, pero yo me bajo del barco porque me aburro, que me llamen cuando me dejen verla entera y hablamos.