Cuando se estrenó la primera temporada de Cobra Kai en 2018 no me apeteció demasiado verla en buena medida porque temía que esto acabase siendo una parodia de una saga de películas de las que guardo muy buen recuerdo, pero no podría haber estado mas equivocado. Porque tras la constante insistencia de Diógenes de que debía verla, le hice caso (sin demasiadas esperanzas) y no necesite demasiados episodios para darme cuenta de que esta serie era algo demasiado grande y devore sus dos primeras temporadas en muy poco tiempo. Y si creía que la serie mantenía un gran nivel, esta tercera temporada que de nuevo me he tragado en unos pocos días me ha dejado claro que aquello no fue un espejismo y que Cobra Kai sigue siendo una de las mejores series que uno puede ver ahora mismo.
Lo dicho, pese a que ya me he visto tres temporadas enteras de esta serie aun me cuesta creer lo que Josh Heald, Jon Hurwitz, y Hayden Schlossberg, los creadores de esta tardía secuela, han sido capaces de hacer décadas después del estreno de la ultima película de la saga original. Y es que jamás se me hubiese pasado por la cabeza que una serie protagonizada por unos cincuentones Johnny Lawrence y Daniel Larusso, continuando con su rivalidad adolescente y cediendo el protagonismo al primero de ellos, pudiese dar tanto de si, pero vaya que si lo ha dado y sigue dándolo.
Una formula que ademas es una buena prueba de que a lo mejor en lugar de tanto reseteo de franquicias famosas habría que explotar mas esto de hacer secuelas con sus protagonistas originales, aunque hayan transcurrido décadas, explotando los puntos débiles de aquellas y explorando aquellas historias desde puntos de vista diferentes. Que sin ir mas lejos ahí tenemos el próximo estreno de The Mighty Ducks: Game Changers, con Emilio Estevez repitiendo su papel, y no me quejaría yo mucho si acabamos pudiendo disfrutar de series protagonizadas por unos Goonies cincuentones o por los hijos de Marty Mcfly.
Pero volviendo a Cobra Kai, en esta tercera temporada hemos podido seguir disfrutando de la increíble evolución de sus personajes, especialmente la de Johnny, en este culebrón lleno de giros argumentales dramáticos, momentos tremendamente emotivos y violencia en ocasiones extrema. Lo que han conseguido hacer con este personaje que originalmente no era mas que el típico pijo matón de instituto es increíble (aunque para ser justos ya se veía al final de la película original que Johnny era mas decente de lo que parecía) , y aunque el trabajo de los creadores de la serie es importante hay que agradecerle a William Zabka el grandísimo trabajo que sigue haciendo en esta serie mostrándonos a este Johnny tan humano y vulnerable que gracias a convertirse en un sensei ha seguido deshaciéndose de toda la mierda que tenia metida en la cabeza desde la adolescencia.
Una evolución que se aprecia sobre todo en los personajes mas jóvenes, que en muchas ocasiones siguen demostrando ser bastante mas maduros y responsables que los adultos pese a que en muchas ocasiones comentan autenticas barbaridades (ese épico final de la segunda temporada es el mejor ejemplo de esto) pero de las cuales son mucho mas culpables esos mismos adultos que han estado desarrollando una especie de guerra absurda e infantil a través de sus alumnos.
Algo de lo que el mayor culpable es un John Kreese que si en la saga original ya era un personaje siniestro aquí se ha convertido en un autentico monstruo desquiciado a quien no le importa nada ni nadie y que esta dispuesto a utilizar a un puñado de críos para satisfacer sus ridículas venganzas personales. Y ni tan siquiera el conocer algo mas sobre su pasado y lo que le ha llevado a ser así consigue que seamos capaces de sentir el mas mínimo atisbo de empatía por el, solo odio y miedo. Un papel en el que Martin Kove se sale dando vida de nuevo a este villano con todas las letras y consiguiendo llevar un paso mas allá lo que hizo con el personaje en su día convirtiéndose en alguien realmente diabólico.
Cobra Kai además ha seguido exprimiendo al máximo la saga original y si en sus dos primeras temporadas ya habíamos visto como le habían sacado todo el jugo posible a la película original a lo largo de esta tercera temporada nos hemos encontrado con el regreso de algunos otros personajes y localizaciones tanto de la película original como de su secuela, interpretados como no por sus actores originales. Pero de nuevo esto es algo que no se utiliza simplemente como guiño nostálgico, sino que cada personaje que regresa cumple con papeles muy concretos, ayudando a sus protagonistas a evolucionar y en mas de una ocasión a darse cuenta de que están actuando como imbéciles. Una tendencia que a juzgar por lo visto al final de esta temporada va a continuar en la siguiente (siendo mas que obvio a quien vamos a reencontrarnos en la 4ª) y yo ya no descarto incluso que acaben consiguiendo su deseo de sacar a Hilary Swank, quien protagonizo junto con Pat Morita la cuarta entrega de la saga.
Y aunque es cierto que hay momentos en los que hay que forzar un poco la suspensión de la incredulidad, especialmente cuando vemos que los personajes no recurren a las soluciones obvias para algunos de sus problemas como el acudir a las autoridades en lugar de tomarse la justicia por su mano (algo con lo que juegan en esta temporada dejándonos claro que para algunos problemas el karate es la única solución), o cuando nos encontramos con algunas soluciones casi milagrosas para algunos problemas realmente graves. Pero es que esta todo tan bien contado y sus personajes tan bien construidos que es muy fácil ignorar todo eso y limitarse a disfrutar de la serie.
Algo que también lo podemos aplicar a determinados arcos argumentales de sus personajes que sabemos de sobra como y por donde van a discurrir (este final de temporada se veía venir de lejos y emociona igual), y que no nos sorprende en absoluto como se resuelven estos, o cuando nos encontramos con como los responsables de la serie recurren dos veces al mismo truco muy simplón para hacernos creer que sabemos lo que estamos viendo solo para desvelarnos, con poca sorpresa, de que nos habían “engañado”. Pero como decía, esta todo tan bien hecho y fluye tan bien que al encontrarnos con todo esto es difícil no limitarse a sonreír y pedir mas.
Lo único malo es que ese “algo mas” tardará un año en llegar y va a ser duro aguantar una espera tan larga. Algo que me ha hecho darme cuenta de que cada vez me gusta mas la idea de muchas plataformas de volver a lo de emitir un episodio por semana en lugar de todos de golpe, ya que así no quemamos las temporadas en cuestión de días (que si, que podría controlarme yo a que ritmo la veo, pero no soy capaz). Así que lo que toca es armarse de paciencia, aprender algo de disciplina de estos senseis y confiar en que la buena racha que lleva la serie siga aumentando. Aunque ahora lo que me toca es enfrentarme a un duro dilema, y es que no se si atreverme a volver a ver la saga clásica y comprobar que efectivamente la secuela ha superado con creces a la original.