Si alguien me hubiera dicho hace cinco años que mi serie favorita de Star Trek sería una de animación producida por uno de los guionistas de Rick y Morty, no me lo habría creído. Si hubiera ido más allá y me hubiera dicho que la serie estaría basada en la gente de los «lower decks», los tripulantes rasos de una nave anónima, puede que me hubiera picado más la curiosidad, pero desde luego a lo que no hubiera dado crédito es a que Star Trek: Lower Decks fuera lo más fiel a la serie original que te puedas echar a la cara pese a que su referente principal es La Nueva Generación. Y sí, odio La Nueva Generación.
Porque el opening de Lower Decks es una parodia clara de The Next Generation, usa su misma fuente de letra y se desarrolla justo al final de dicha etapa -por mal que les pese a muchos, Star Trek Némesis sí que existió- por lo que en un principio me dió la impresión de que era un producto solo para acérrimos de Picard y compañía que seguramente muchos de ellos no fueran capaces de valorar porque estaban demasiado ocupados cagándose en todo (el reverso tenebroso de la nostalgia, yo que sé) o fueran tan merluzos como para pasar de ella porque «es de dibujitos animados». Y vaya, no me tengo por un experto de Star Trek, pero la cantidad de referencias y chistes basados en otras series de Star Trek en general y TNG en particular es abrumadora, tremenda. Pero no nos adelantemos, vamos a ver de que va esto…
Lower Decks se desarrolla en la USS Cerritos -nombre heredado de un pueblo de California- una nave de tercera fila cuyo trabajo suele consistir en lo que llamaríamos «segundo o tercer contacto», mantener las relaciones diplomáticas con razas extraterrestres que la Enterprise u otra nave de primera fila ha establecido el primer contacto y por ello ya han encarrilado toda la comunicación, con lo que el objetivo de la Cerritos es, básicamente, no cagarla. El problema es que en la Cerritos está gente como Beckett Mariner (Tawny Newsome) que es lo más parecido a James Tiberius Kirk que te puedas imaginar pero poniendo todo su talento para el caos y pasar el rato; como Kirk, Mariner siempre va a hacer lo que le apetezca al margen de lo que digan todas las directivas de la directivas de la federación, pero en su caso y al carecer de ninguna autoridad en la nave, sus «aventuras» suelen acabar con ella en el calabozo. Lo que es peor, Mariner tiene muchísima predilección por la bebida y el contrabando, con lo que sus encierros son tan numerosos que para ella hasta llegan a ser terapeuticos y tienen como extra el sacar de quicio a la capitana de la cerritos que, curiosamente, es su madre.
Junto a Mariner tenemos a Brad Boimler (Jack Quaid, el Hughie de The Boys), todo lo opuesto a Mariner porque es un trepa de manual que sigue al milímetro todas las reglas y sueña con alcanzar los más altos puestos en la federación. Sus fracasos sistemáticos suelen acabar con Mariner sacándole las castañas del fuego -porque es bastante más competente que él y si no es capitana es porque no le da la gana- pero todo eso queda compensado porque la mayor parte de las veces los líos en los que se mete los provoca ella misma. Otros miembros de la tripulación son D’Vana Tendi -una orion novata que está deseosa por complacer a todo el mundo y encajar como una figura de fondo- y Sam Rutherford, un ingeniero ciborg para el que una cita perfecta es pasarse la noche mirando el motor de la Cerritos.
La gracia de todo esto es que Lower Decks no es una parodia de por sí, es la personalidad de los personajes la que lleva a la comedia. Los tripulantes de la cerritos pueden tener personalidades exageradas, pero Mariner sigue siendo muy parecida al Kirk visceral que lo arreglaba todo a mamporros, los alienígenas en muchos casos son tan pueriles como los de la serie original y el sentimiento generalizado de estar en una nave «secundaria» y de limitarse a cumplir el expediente es mucho más humano y creíble que la actitud intrépida de muchos tripulantes en series de Star Trek «más serias». Quieras que no en muchas ocasiones la comedia es escribir otro género de una forma más realista, y así es como nace Lower Decks, siendo un Star Trek la mar de puro que no necesita grandes hazañas para construir personajes interesantes cuyo desarrollo es palpable a lo largo de la serie.
Por supuesto, no podemos decir que Lower Decks entrara en la visión original de Rodenberry, esa de una sociedad futura sin choques entre los humanos y que solo tuvo conflictos entre los tripulantes de la nave original de personalidades tan marcadas porque si no ningún canal de televisión le hubiera comprado la serie; aquí estamos hablando en algunos casos de estereotipos probablemente exagerados porque la serie está contada claramente desde el punto de vista de Mariner, que ve a los mandos de la Cerritos como una pandilla de inútiles que se lo tienen muy creído y como tal se comportan, siendo su madre el único personaje que curiosamente no suele salir tan mal parada en dicho retrato.
En definitiva, soy consciente de que a muchos habéis tenido vuestros problemas con Discovery y Picard y no tenéis pensado acercaros a Lower Decks ni con un palo -¡es que encima es una serie de animación!- pero dadle una oportunidad, porque creo que sobre todo el último capítulo de la primera temporada os va a encantar. Se suele decir que no hay Star Trek que tenga una primera temporada buena, pero si algo ha hecho bien la tripulación de la Cerritos es acabar bien su primera temporada. No os arrepentiréis.