Como no todo va a ser hablar de cómics raros británicos de los 70 que fueron creados para el publico infantil aunque no lo parezcan, hoy quiero hablar de series de televisión raras británicas de los 70 que fueron creados para el publico infantil aunque no lo parezcan. Y es que cuando uno se zambulle en el mundo de la nostalgia anglofila descubre que esta es un pozo sin fondo fascinante en el que se puede encontrar de todo. Y entre esos hallazgos me he encontrado con una miniserie de 1976 que tras su visionado uno comienza a pensar que los creadores de contenido de aquellas décadas debían odiar a los niños o algo así. Pero vamos a descubrir con mas detalle que es lo que ofreció la ITV para los críos británicos de la época con esta Children of the Stones.
El astrofisico Adam Brake acaba de instalarse en la pequeña y encantadora aldea de Milbury junto con su hijo Matthew para estudiar el monumento megalítico cuyas piedras rodean la aldea, donde no tardan demasiado en aclimatarse a la vida en Milbury y en trabar amistades con otros recientes habitantes de la aldea. Pero pronto su investigación se entremezclara con unas leyendas locales que parecen cada vez mas autenticas y comenzaran a sospechar que bajo esa apariencia de perpetua felicidad de sus nuevos vecinos se esconde algo muy antiguo y siniestro…
Cualquiera que haya sido afortunado de criarse en la maravillosa década de los 80 sin duda recordara como en televisión española solían meter entre su programación series infantiles británicas “raras” que no se parecían a nada de lo que se emitía habitualmente y que tristemente pocas veces reponían, como Chocky o Dentro del Laberinto (y alguna que otra mas cuyos títulos y argumentos se han perdido en mi memoria) Series que se caracterizaban por tener unas intros que parecían casi de película de terror y por ser muchísimo mas siniestras y malrolleras que las series estadounidenses o españolas con las que compartían programación (que si, lo de Chanquete fue traumatico, pero lo del crío casi poseído por Chocky era para cagarse encima)
Y en esta tradición se enmarca Children of the Stones, una serie que con los años ha alcanzado el estatus de serie de culto por su calidad y que es considerada una de las series infantiles mas aterradoras que se han rodado. Es cierto que con la perspectiva que dan los años (lo que daba miedo en los 70 hoy no lo da tanto) y el ver la serie como adulto hacen que no provoque ningún terror, pero si que sigue provocando sorpresa e incredulidad que un producto como este hubiese sido creado con un publico infantil en mente. Ya desde su siniestra intro, con esa música pavorosa con coros que parecen surgidos del mas allá y que forma parte de toda la banda sonora de la serie, nos queda claro que esto no es una serie infantil típica. Una serie en la que el peligro es real, la muerte una posibilidad muy cercana y en la que hay destinos ante los cuales la muerte no parece tan mala opción.
¡Esto no puede ser la banda sonora para una serie infantil!
Otra diferencia que encontramos si comparamos Children of the Stones con otras series infantiles de otros países, es que aquí los adultos no son tratados como seres ignorantes cegados a la realidad que les rodea y que solo sus hijos pueden percibir (un intento un poco lamentable pero muy extendido de intentar que los espectadores se sientan “especiales”) Aquí, y de una forma un poco mas realista de lo que suele ser habitual, prácticamente desde el primer momento son conscientes de que sucede algo extraño y colaboran con sus hijos en esclarecer el misterio sin tratarles como a locos o como a críos con demasiada imaginación y poco sentido común.
Cualidades a las que hay que añadir que la trama es tan compleja o mas que la de cualquier serie para adultos, combinando elementos del terror, la fantasía y la ciencia ficción de una forma que deja claro que sus creadores querían tratar a su publico como a seres inteligentes y no como a niños tontos a los que hay que llevar de la mano. Una trama en la que no nos lo dan todo masticado y en la que incluso después de ese agridulce e intranquilizador final uno tiene que quedarse un rato atando cabos sobre lo que sucedía realmente en Milbury.
Tan solo fueron siete episodios pero que dieron para mucho, y cuyo inteligente guion e interpretaciones hacen que uno se olvide enseguida de los risibles efectos especiales de la época o de esos decorados de cartón piedra (para entendernos, como un episodio de Doctor Who de la época pero con aun mas mal rollo) y nos sumerjamos en esta cautivadora historia. Y aunque suena a eufemismo es cierto que por desgracia ya no se hacen series como esta, pero por suerte tenemos ahí un legado enorme de series tan extrañas y retorcidas como esta, cuando no mas aun, que aunque en ocasiones son un poco difíciles de encontrar, la búsqueda vale mucho la pena.