En este momento que vivimos de incertidumbre y cuarentena nos reconforta y nos llena de orgullo y satisfacción saber que hay alguien ahí que vela por nosotros, alguien que se mantiene al pie del cañón demostrando su enorme utilidad publica y recordándonos a cada momento con esa valentía y honradez que le viene de casta lo perdidos que estaríamos sin su figura. Por eso desde aquí ademas de recordar lo tremendamente útiles que son, queremos rendirle nuestro mas humilde, sentido, sincero y emotivo homenaje a esos representantes de todos sus respectivos súbditos que sin duda estos días ni duermen desvelados por la preocupación por nuestro bienestar, los Reyes (los magos no, los otros)
Para empezar debemos recordar que siempre, sin fallar nunca, en el momento de mayor necesidad de su nación los Reyes se levantaran de su merecido letargo (que reinar es una cosa muy cansada) para hacer frente a cualquier amenaza que perturbe a sus súbditos, siempre dando la cara por ellos, sin esconderse detrás de nadie y demostrando con sus actos y sus palabras lo perdidos que nos encontraríamos en momentos como los que vivimos ahora sin su serenidad y su firme liderazgo.
Ademas nos encontramos ante personas tremendamente sacrificadas que aunque en distintos momentos de su reinado este haya sido cuestionado por sus súbditos e incluso hayan reclamado su abdicación (unos desagradecidos) ellos siguen siendo leales a su pueblo. Porque lo que les mueve es única y exclusivamente el amor por su gente, y no les importa si no siempre cuentan con el amor y el respeto de estos, siempre su principal prioridad consistirá en encontrarse en primera linea para asegurarse de que su pueblo no sufra.
Y es que por encima de todo un buen Rey siempre es digno, digno de su cargo, digno de representar a su pueblo y por encima de todo digno del amor y el respeto de sus leales súbditos. Nunca nos encontraremos a un Rey que no represente las mas elevadas cualidades, que no sea una figura ejemplar a quienes todos admiren y respeten y a quienes esa gente sobre la que reina no miren con reverencia dando gracias todos los días de tener a alguien así al frente de su reino.
Cualidades todas estas que no son fruto del azar o aprendidas en alguna de esas academias militares en las que nunca, jamas, regalan los galones por los apellidos o títulos, sino que son heredadas de padres a hijos como un valioso legado. Así es como nos encontramos con que los Reyes, en cualquier país del mundo, son personas tremendamente honestas y decentes que jamas utilizarían los recursos del país o los contactos que acarrea el cargo para su propio beneficio, y que eso es algo que no harían ellos de la misma forma en la que no lo hicieron sus padres ni los padres de estos.
Pero todo esto no se limita a los ejemplos del cómic que he estado utilizando, ya que estas mismas cualidades que puedan tener los reyes de ficción como Arturo Pendragon, Namor, Thor, T’Challa y tantos otros, son las que comparten sus homólogos en la vida real, literalmente las mismas que las de los personajes de papel y tinta de los que hemos hablado, que al igual que estos nos cuestan dinero (unos mas que otros) y no tienen ninguna utilidad practica o real mas allá de que pueda resultar entretenido leer sobre ellos de vez en cuando para pasar el rato (aunque la vida real suele tener peores guionistas que los cómics).
Así que alegrémonos que en estos días que tenemos que permanecer encerrados en casa podemos recurrir a sumergirnos en la ficción para vivir las aventuras de todos estos personajes desinteresados que luchan por su pueblo, confiemos en que todo esto acabe pasando mas pronto que tarde (antes de que Diógenes, quien se considera el Rey de esta mansión, me mate por hablar solo de epidemias) y recordemos que en la ficción los Reyes pueden llegar a ser algo muy bonito, en la ficción…