Esta ha sido la semana del final de las secuelas apócrifas de Watchmen, dos secuelas que no podrían haber sido mas diferentes. Y si ayer tocaba hablar de Doomsday Clock hoy toca hablar del final de esa curiosa serie de televisión de Watchmen que no se atrevieron a promocionar como una secuela del cómic (que lo ha sido con todas las letras) y que se ha convertido en uno de esos productos que ha dividido muchísimo al publico, encontrándonos con opiniones que la califican directamente como obra maestra y otras que la consideran un mediocre insulto al trabajo de Moore. Y yo tras haberla visto entera y disfrutado con ella, tengo que decir que a mi no me ha parecido ni lo uno ni lo otro, simplemente una gran serie repleta de grandes momentos pero con un final que no ha sido capaz de estar a la altura de todo lo que lo había precedido. Y aunque tratare mantener el nivel de SPOILERS al mínimo, alguno caerá, así que si alguien tiene interés en ver la serie mejor que deje de leer a partir de aquí.
Ya hable en el momento de su estreno de esta serie y de como me había gustado bastante lo que habían hecho con el material, pese a que me sigue jodiendo como DC estafó a Moore y Gibbons en su día, así que se que soy un poco hipócrita pero tampoco voy a negar que la serie ha estado muy bien hecha. Y es que dejando a un lado esos dilemas morales, esta tardía secuela de Watchmen ha resultado ser una serie apasionante, muy bien realizada a todos los niveles, con algún hallazgo que otro realmente bueno y un valor para tocar temas muy sensibles en Estados Unidos que no suelen ser habituales. Pero también ha sido una serie que ha pecado demasiado de querer repetir los esquemas del cómic y eso a la larga, sobre todo en su final, ha evitado que sea la grandísima serie que podría haber sido.
Pero antes de ir a lo negativo vamos a quedarnos con lo bueno, y si algo ha destacado con luz propia en esta serie ha sido el trabajo de sus dos actrices principales, Regina King como Angela Abar/Sister Night y Jean Smart como Laurie Juspeczyk Blake/Silk Spectre. La primera ha sido la protagonista absoluta de la serie, una tarea en la que ha pasado con sobresaliente y a la que le ha tocado el arco argumental mas interesante y sorprendente. A través de ella y de su familia hemos podido ser testigos del lado mas oscuro y siniestro de su país y aprendido un poco de la historia mas repugnante de este, de ese racismo que sigue impregnando todos los estratos de la sociedad. Pero Angela Abar ha sido muchísimo mas que una portavoz de toda esa negatividad de Estados Unidos, también ha sido la protagonista de una inesperada y hermosa historia de amor que superado el impacto inicial acaba siendo uno de los mejores aspectos de la serie.
Un arco argumental radicalmente opuesto al que ha vivido toda una veterana del cómic como la antigua Silk Spectre, reconvertida ahora en una agente del FBI dedicada a cazar superhéroes y que ha adoptado el apellido de su padre, el Comediante. Un papel en el que Jean Smart se luce y que nos muestra a una Laurie cansada y muy cínica, que lo ha perdido todo y a quien solo le queda un trabajo que se le da muy bien pero que en el fondo añora ciertos aspectos de su pasado. Un personaje que da pena como hacia el final va quedando un poco de lado (aunque claro, la protagonista era otra) y acaba limitándose a repetir en cierto modo su papel del pasado.
Y precisamente ahí reside mi mayor problema con esta serie, que debajo de ese mensaje con una fortísima carga social, de toda esa critica y personajes interesantes, se nota muchísimo que Damon Lindelof en el fondo se ha limitado en muchos aspectos a repetir el mismo esquema de Watchmen. Un misterioso asesinato que pone en marcha todo, el personaje con aparentes buenas intenciones que quiere salvar el mundo con métodos diabólicos, los “héroes” que lo descubren y tratan de impedirlo, un Doctor Manhattan impotente ante lo que sabe que va a suceder, incapaz de cambiar un futuro predeterminado y que en cierto modo es clave para lo que va a suceder y un final abierto a interpretaciones en el que lo que sucederá después se deja a la imaginación del lector/espectador. Un homenaje que aunque lógico hace que la serie en algunos momentos resulte predecible y en la que hemos visto incluso como se introducían nuevos personajes cuya única función ha parecido ser la de ocupar el lugar de aquellos que dejaron de existir tras el cómic.
Aunque a pesar de esos problemas, Watchmen ha resultado ser una serie de televisión muy buena, con un reparto excelente y con momentos increíbles. Una serie que aunque es una pena que no siguiese por los derroteros mas originales que había introducido en este mundo de ficción vale mucho la pena ver si uno es capaz de dejar a un lado la aprensión moral de recordar como trato DC a Moore y Gibbons. Lo que no esta nada claro es si esto quedara aquí o si tendremos una segunda temporada, algo que Lindeloff no tiene nada claro y prefiere que se quede como esta y con lo que no puedo evitar estar de acuerdo, ya que temo que una vez homenajeado todo el cómic ya no tengan claro por donde seguir y se limiten a repetirse, pese a que hay muchos aspectos de ese mundo y sus personajes que me gustaría que hubiesen explorado. Así que ahora tocará esperar a ver que deciden quienes mandan y quien se ocupara de continuar esta historia si es que se continua. Pero eso si, si algo me ha quedado claro esta semana es que independientemente de lo buenas o malas que sean estas secuelas de Watchmen, ninguna podrá superar al original.