Seguimos con nuestro repaso a este pistoletazo de salida a los mutantes de Jonathan Hickman que han supuesto House of X y Dawn of X. Si ayer concretábamos un poco de que iba el plan de Moira y las dudas que nos provocaba, hoy vamos a la chicha gorda, a decir el nombre de Chris Claremont -al que no he mencionado en los dos posts anteriores, pero aun así ha sido mencionado a menudo en los comentarios- y a preguntarnos si, haya conspiración secreta en todo esto o no, la forma de proceder de los personajes tiene algún sentido.
Empezando por lo más básico y que ya en su día con Genosha nos pareció un tanto sospechoso; si en el caso de la utopía mutante de Magneto dimos por hecho que solo los que vivían en plan morlock y demás habían ido allí, en el caso de Krakoa nos dicen directamente que no, que han ido todos. Y vemos personajes concretos, con familia y amigos humanos, que están viviendo allí todos ellos tan felices. Sabemos que personajes como Franklin Richards o La Bruja Escarlata y Mercurio no están allí -aunque estos dos últimos ya no sabemos si son mutantes o no, depende del retconeo que toque- pero a la vez no dejamos de preguntarnos qué es lo que mueve a una persona para meterse a vivir allí y cerrarse al resto de la humanidad; uno no deja de recordar como Tormenta echaba de menos la Kenya de sus amores, Coloso su Rusia natal o, directamente y en el caso de Lorna Dane, su vida anterior antes de que el pelo se le pusiera verde. Y aun así de esto no se le puede echar la culpa a Hickman en exclusiva, porque llevamos años y años de leer tebeos de mutantes en los que los mutantes solo se relacionaban con otros mutantes, aislándose de mala manera y prescindiendo -matando- a todos los personajes secundarios humanos de la serie; y es que si en tiempos de Arnold Drake tenías un agente del FBI, en los de Claremont a la propia Moira, Stevie Hunter y demás o las novias de La Bestia o el Ángel eran humanas, de un tiempo a esta parte hemos visto como los mutantes solo se trataban con mutantes y con otros superhéroes, aunque con estos últimos de una forma muy puntual (¡ay ese Unity Squad!).
Sumado a todo esto viene un concepto fundamental de los mutantes; el Sueño de Xavier siempre vino sustentado por el hecho de que los mutantes eran una minoría, y que el enfrentamiento entre ambos provocaría en última instancia el futuro de Días del Futuro Pasado, un mundo que no heredarían ni humanos ni mutantes, si no Skynet, o sea, los Centinelas y el Molde Maestro de turno. Por eso, la mayor parte de los cómics de mutantes que trataron ese conflicto durante los ochenta lo hicieron conscientes de que estaban todos sentados encima de un polvorín, que en cualquier momento esto podía saltar por los aires y que había que andar con mucho cuidado. Con los años y estas cosas de los noventa la cosa se volvió más extrema, más violenta, la llegada de Morrison no relajó la cosa ni mucho menos y los guionistas posteriores, de tanto hacer iteraciones sobre el mismo tema, alcanzaron con Fraction y Bendis el extremo de que los mutantes de Cíclope casi se constituyeran como la nueva Hermandad de Mutantes Diabólicos, aunque eso sí, a Fraction no se le ocurrió meter a Apocalipsis y Mister Siniestro en Utopía por una cuestión de pudor o por dejar que el grupo tuviera alguien con el que pegarse, yo que sé.
Y aun así, leo este cómic convencido de que hay gato encerrado. Que por mucho que Hickman la cague y la haya cagado, el que Xavier llegue a Krakoa con las mismas pintas que Cassandra Nova llegó a su fábrica de centinelas en el primer número de Morrison no es solo un guiño casual, y eso por no hablar de que el Rey Sombra supuestamente está encerrado en la cabeza de Xavier después de la etapa de Soulé en Astonishing y aquí nadie ha dicho nada. Todo esto me provoca curiosidad y hasta algo de esperanza, dejando claro que es estúpido calificar -como he visto por ahí- estas dos miniseries como una obra maestra cuando está claro que la historia solo ha empezado y depende mucho de su resolución para justificar todas sus carencias. Pero ya entrando a un nivel casi personal, lo que duele de HoXPoX y de Dawn of X es ver a personajes que he seguido durante gran parte de mi vida convertidos en todo lo contrario a lo que son, sin el horizonte de decirte que esto se va a arreglar como si que pasaba con el Capitán América nazi. Que sabemos que Apocalipsis y Mister Siniestro tendrán sus razones para meterse en Krakoa y la liarán tarde o temprano, eso solo molesta si te das cuenta de lo pardillos que están siendo el resto de mutantes, pero lo que realmente jode es que tenemos a Tormenta -que por cierto, según la serie de Pantera Negra ahora mismo vive en Wakanda y está saliendo con TChalla, no sé como cuadra todo esto con que Wakanda sea casi el enemigo número uno de Krakoa y las experiencias religiosas que se monta Tormenta por allí- tenemos a Tormenta, decía, convertida en un monstruo en los primeros avances del nuevo -otro- número uno de X-Men, y a montones de animalicos jaleando esa nueva identidad supremacista; no nos engañemos, esto es un negocio, y si Marvel ve que la Tormenta nazi vende más que la de «verdad», así se va a quedar. Y eso me acojona tremendamente, y creo que con razón.
Por lo demás, he de decir que si disociamos House of X/ Powers of X de los sesenta años de historia de la Patrulla X y mi vínculo emocional y la sacrosanta memoria de Chris Claremont (bendito sea War Children), tenemos, como decía, un planteamiento que sin duda provoca curiosidad respecto a lo que está por venir, por dónde puede pensar Hickman que va todo esto y la forma en la que los mutantes van a justificar moralmente menudencias como que ellos puedan pasearse por el mundo a placer mientras los humanos no pueden hacerlo. Creo que poco a poco iremos viendo como se justifican algunos de estos puntos y la forma en la que muchas de estas decisiones acaban estallándoles en la cara, que a fin de cuentas Hickman ya ha dejado claro que pase lo que pase, los mutantes siempre pierden. El problema es que en este caso se habrán merecido perder y en un futuro ya no serán pobrecitas víctimas del prejuicio ajeno, serán culpables y se merecerán parte del odio del resto de los habitantes de la Tierra; no todo porque el Traskismo estaba bien agarrado y muchos se lo traían de casa, pero la otra parte sí. Pero en cualquier caso y ciñéndonos solo a House of X y Powers of X, no podemos hacer otra cosa que felicitarnos del excelente trabajo de Marte Gracia y Pepe Larraz, del buen hacer de RB Silva y quedarnos con la duda sobre si Hickman va a volver a hacer la que hizo en Vengadores porque, dejando de lado que trató de abarcar mucho y poco apretó, la serie tras su marcha parecía haber sido arrasada por Atila, que por allí no ha vuelto a crecer la hierba; y es que Hickman no es un tipo que te de un planteamiento para muchos años, Hickman normalmente viene a contar su historia, la cuenta y después… Después ya se acabó la serie y no hay nada que contar. Aun así y antes de dar por finalizado este post, me veo en la necesidad de resaltar el mayor problema del planteamiento de Hickman durante HoX/PoX, y es que no solo esto ya lo hemos visto, si no que para colmo de males recupera dos elementos que la amplia mayoría de lectores ha rechazó en su día de la forma más enérgica posible…
Vale, lo de Australia es más una coña que una pega de verdad; a finales de los 80 y con el guionista de la serie (estoy haciendo un esfuerzo para no decir su nombre, que luego me decís que soy un cansino) harto de que le mangonearan lo más grande los personajes, decidió enviar al grupo a Australia para que nadie tuviera fácil sacar un cameo de Lobezno en su serie o le obligara a tener que padecer el crossover de turno. Tristemente, para muchos la decadencia de la edad dorada mutante empezó ahí, a pesar de que la verdadera decadencia con Jim Lee llegaría un poquillo más tarde. Aun así tengo que decir que me hace gracia que Hickman haya decidido colocar la «Krakoa principal» en Micronesia… Pero vale, que sí, que esto es completamente anecdótico y vosotros tenéis sed de sangre, así que voy al meollo del asunto, lo verdaderamente grave: Veréis, a principios de la presente década y con Fox y Marvel peleados, cuenta la leyenda que Ike Perlmutter en persona decidió marginar a los mutantes, negarles el pan y la sal y sustituirlos por los Inhumanos, de los cuales Marvel conservaba la licencia cinematográfica y podía explotarlos a placer. Durante años y hasta hace bastante poco, Marvel ha intentado meternos a los Inhumanos hasta en la sopa, sacaron multitud de series a unos personajes que ni nos iban ni nos venían y acabaron consiguiendo que los lectores acabaran hartos de la Inhumanidad y marcharan con antorchas a aporrear los portones de la mansión de Perlmutter demandando el retorno de los mutantes. Y así es como llega este gran relanzamiento de Hickman, con los mutantes volviendo a su lugar y… Y… Espera un momento.
Los Inhumanos son una raza de mutante que viven en un lugar apartado y recóndito al que el resto de la humanidad tiene prohíbido entrar. Son reclusivos y se consideran una raza distinta y superior al resto de la humanidad y… Y… La madre que…
¿Es ese el verdadero secreto de Hickman? ¿Acaba de marcarle un golazo por toda la escuadra a Marvel y a todos sus lectores acérrimos, que tanto denostaron la Inhumanidad y ahora reciben con los brazos abiertos este relanzamiento? No lo sé, pero como lo esté haciendo a propósito Hickman -además de un cabronazo- es un puto genio del troleo digno de toda mi admiración. Y es que cuanto más lo pienso más me cuadra, si no de que íbamos a tener una serie llamada Los Merodeadores:
Nada más que añadir por el momento, lamento no haber podido dar una respuesta sencilla sobre la calidad de todo esto como muchos esperabais, pero eso no lo sabremos hasta que Hickman haya terminado con lo suyo. Mientras tanto, tengo que reconocer que me ha costado morderme la lengua y no sacar una conclusión apresurada durante estos meses -sobre todo con lo de la Inhumanidad, que no se lo dije ni a M’Rabo- pero doy por hecho que seguiremos hablando del tema durante los próximos meses, que esto es solo el principio…