Years and Years era una serie a la que le tenia muchísimas ganas (aunque he tardado algo en verla) desde que se anuncio. Se trataba de una serie de la BBC y HBO que tocaba temas interesantes y de mucha actualidad, detrás de ella se encontraba alguien como Russell T Davies, responsable del relanzamiento de Doctor Who (y de descubrirnos a David Tennant) y de la creación de Torchwood, y ademas el reparto estaba lleno de gente de talento como Rory Kinnear o Emma Thompson entre otros. Y tras haberla visto en su totalidad tengo que reconocer que pese a que Years and Years me ha gustado mucho, la serie tienen algún problema que otro, hay temas cuya ausencia clama a los cielos y no han sido capaces del todo de integrar el final con el resto de la serie. Problemas que han impedido que sea la gran serie que esperaba que fuese pero que pese a ello sigue siendo bastante disfrutable siempre que uno no sea Diógenes.
En el año 2019 en Gran Bretaña la familia Lyons no puede decir que se encuentren en una mala situación. Es cierto que las cosas no van tan bien como en las décadas pasadas, pero gozan de buena salud, tienen buenos empleos y todo parece encontrarse relativamente estable. Pero las tensiones internacionales sumadas a los conflictos políticos internos acaban llevando a lo largo de los siguientes quince años al mundo, al país y en ultima instancia a los Lyons a caer en una espiral de inestabilidad, caos y extremismo que amenazara con destruir todo lo que conocen…
La premisa de la serie era de lo mas interesante, y muy necesaria en los tiempos que vivimos, pero al final toda esa promesa no ha terminado de fructificar y nos hemos quedado con una serie bastante entretenida pero que podría haber sido mucho mas. Y es que al final Years and Years ha sido por encima de todo una mezcla curiosa entre un episodio descafeinado de Black Mirror en el que se tocan, a veces un poco de pasada, los avances tecnológicos que quizás nos encontremos en el futuro y el dramón familiar centrado en los Lyons en la que todos los conflictos nacionales e internacionales no son mas que un telón de fondo para el culebrón de esta familia y sus miserias. Y mejor no hablar de que se supone que transcurren quince años entre el principio y el final de la serie y prácticamente ninguno de los personajes, con la excepción de algunos de los niños y el pelo de Rory Kinnear, parecen sufrir los efectos del paso del tiempo.
Y es que tristemente pese a que con algunos temas no han tenido problema para llevarlos hasta el final, como el drama de los refugiados que solo tratan de encontrar un hogar, en otros casos se han quedado demasiado cortos, que es curioso el poco racismo que se ve en una serie como esta aunque la homofobia si que se trata con mas amplitud (probablemente por ser algo que le toca mas de cerca). Quizás el punto mas descarado, sobre todo teniendo en cuenta que la serie esta ambientada principalmente en Inglaterra, es la practica ausencia del tema del Brexit. Da la impresión de que ya fuese cosa del propio Russell T Davies o de la BBC, el resultado es que apenas se han atrevido a tocar este asunto, uno cuyas menciones se pueden contar con los dedos de una mano y que mas allá de un pequeño chiste sobre la cortedad de miras de sus creadores, da la impresión de que en la realidad en la que se ambienta esta serie no tuvo apenas repercusiones (aunque algunas se tocan de pasada sin relacionarlas abiertamente). Una ausencia que dado el contexto de la serie, y lo bien que se acoplaba a los temas que se tocan en ella, solo se entiende como cobardía para intentar no alienar a los espectadores británicos.
Pero superada esta pequeñas decepciones nos encontramos con un drama bastante solido (para quien le gusten este tipo de historias) que se sostiene básicamente por el talento de su reparto. Un reparto en el que para mi han acabado destacando precisamente quienes me decidieron a ver la serie, Rory Kinnear y Emma Thompson. El primero consigue con su retrato de Stephen Lyons que un personaje que podría haber sido una caricatura plana de un hombre de clase media/alta, se convierta en uno de los personajes mas humanos de la serie, por el que acabamos sintiendo simpatía o el mas absoluto de los desprecios. Pero nada que me sorprenda ya que desde que le descubrí en aquel primer y polémico episodio de Black Mirror no le he visto un mal trabajo y mas de una vez ha sido lo único destacable de producciones por otro lado olvidables. (Y para ver de lo que es capaz nada mejor que ver “A Blade of Grass“ el cuarto episodio de la tercera temporada de la añoradisima Penny Dreadful en el que el y Eva Green son capaces ellos solos de hacer que un episodio entero de dos personajes hablando en un decorado minimalista se convierta en uno de los mejores de la serie y en todo un ejemplo de lo que es actuar con mayúsculas.)
Y en una clave radicalmente diferente nos encontramos a Emma Thompson en el papel de Vivienne Rook una empresaria reconvertida en política esperpentica que a través de su lenguaje vulgar y de su mensaje simplista, plano y populista consigue poco a poco llegar hasta lo mas alto. Un papel en el que tiene pinta de que Thompson se lo ha pasado de miedo y que a través de sus políticas reaccionarias y extremistas se va convirtiendo poco a poco no en una caricatura, sino en un triste y fiel reflejo de algo que no paramos de encontrarnos en el mundo real en los Trumps, Johnsons, Bolsonaros o Abascales del mundo ( y menos mal que este ultimo sigue siendo algo marginal) políticos que parece que nos llevan de cabeza al abismo que Vivienne Rook cristaliza en esta serie.
Pero de forma extraña, y pese a las carencias ya mencionadas, aunque la serie consigue mantener un tono bastante equilibrado a lo largo de toda la serie, manteniendonos en tensión en todo momento y consiguiendo en momentos puntuales meternos alguna puñalada emocional de esas en las que retuercen el cuchillo para que duela mas, llegamos al ultimo tercio del ultimo episodio y sucede algo que no se como explicar o justificar. Pero eso mejor comentarlo con SPOILERS.
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Cinco episodios y medio llevándonos hacia lo que parecía un futuro totalitario propio de 1984, de V de Vendetta o del Capitan Britania de Alan Moore, con un país estrangulado, una Primera Ministra títere de poderes desconocidos, con vecindarios “problemáticos” vallados y sus habitantes tratados como criminales y donde se multiplican los campos de concentración en los que desaparecen los indeseables de la sociedad… Y de pronto da la impresión de que Russell T Davies se cansó de escribir a lo Black Mirror y le apeteció volver a escribir a lo Doctor Who. Estalla una sublevación a nivel nacional de improviso, rebeldes armados liberan los campos de concentración, el pueblo unido se opone a sus tiránicos gobernantes haciendo públicos los desmanes de estos y todo parece volver a la normalidad. Y si en ese momento se hubiese escuchado la Tardis o hubiésemos visto al Capitán Jack Harkness organizando a los rebeldes no hubiese desentonado en absoluto. (y tampoco ayuda que Viviene Rook fuese el nombre de una periodista que en Doctor Who trataba de desenmascarar a un Primer Ministro dictatorial o que la banda sonora de la serie sea obra del añorado Murray Gold)
Y es que ese final tremendamente optimista no encaja con el tono que la serie había mantenido hasta ese momento, que todo se arregle simplemente porque el pueblo “ha despertado”, los malos sean encarcelados y los buenos vuelvan a vivir en paz no solo es tristemente irreal, sino que tal y como esta planteado aquí queda como un pegote que parece escrito para una serie radicalmente diferente. Porque yo personalmente no estoy nada en contra de los finales optimistas, es mas, los prefiero, pero es que aquí ha estado horriblemente llevado, todo ello es es demasiado brusco, demasiado repentino, demasiado salido de la nada. Y es que si todo esto se hubiese empezado a fraguar desde el episodio anterior, si poco a poco, en lugar de centrarse solo en los Lyons nos hubiesen mostrado, nos hubiesen mostrado como el país se estaba levantando en armas contra su gobierno, todo habría fluido un poco de una forma mas natural, pero tal y como lo han hecho solo han conseguido empañar el final.
Un final en el que tampoco acaba de encajar del todo ese destino, hasta cierto punto incierto, de Edith Lyons, a la que a lo largo de la serie habíamos visto pasar de ser una activista política a ser una rebelde y estar a punto de convertirse en sus últimos momentos de vida en una especie de ser trascendental virtual con la misión de dar caza a Viviene Rooke y a sus amos por todo el planeta. Un destino que de nuevo comienza un poco a lo Black Mirror para pasar a ser mucho mas propio de Doctor Who. Y aquí dejamos los SPOILERS.
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Y el resultado final es que aunque no voy a negar que he disfrutado con la serie me da mucha pena que no hayan sido capaces de explotar todo su potencial, que se haya quedado en un quiero y no puedo (o no me atrevo) hecho a base de retazos de dos historias muy diferentes pobremente integradas. Pero pese a todo no me arrepiento de haber visto Years and Years, pese a sus problemas ha sido todo un placer disfrutar del trabajo y el talento de buena parte de su reparto y de algunas de las ideas que la han salpicado. Pero ahora lo que toca es dejar que Diógenes se desahogue en los comentarios porque el no ha reaccionado precisamente de la misma forma que yo…