A la hora de crear ficción siempre hay temas mas polémicos que otros y que muchos autores y editoriales prefieren obviar para evitarse problemas, y sin duda uno de ellos es la religión. Por eso no es de extrañar (aunque resulte triste) que un cómic como Second Coming, que cuenta la segunda visita de Jesucristo a la Tierra para hacerse amigo de un superhéroe, generase polémica, la suficiente como para que Mark Russell y Richard Pace, sus creadores, tuviesen que buscar un nuevo hogar para su idea. Pero tras leerme el primer numero (si, solo el primero) de este cómic debo decir que no solo no entiendo la polémica (bueno, la entiendo pero me parece ridícula) sino que me lo he pasado muy bien leyéndolo, y por ello animo desde aquí a todo el mundo a hacer lo mismo, que las cosas hay que juzgarlas después de conocerlas, no antes.
Dios creo el universo, la Tierra, la humanidad y tras milenios de de frustración intentando guiar a sus creaciones pro el buen camino decidió desentenderse de ellos. Su único hijo no estaba dispuesto a abandonarlos de una forma tan expeditiva y así fue como Jesucristo decidió nacer como un humano para entender a los otros “hijos” de su padre, pero pese a sus buenas intenciones duro poco mas de treinta años entre ellos, por ello su padre le prohibió incluso observar lo que sucedía allí abajo. Pero todo cambio el día en el que Dios descubrió en la Tierra a Sunstar, un héroe prodigioso del planeta Zirconia que era todo lo que el deseaba que fuese su hijo. Así que deseando que su hijo aprendiese a ser un poco mas como Sunstar, hizo los arreglos necesarios para que acabasen compartiendo piso con la esperanza de que en su segunda visita Jesucristo se convierta en un digno hijo a ojos de su padre si no acaba antes con la paciencia de su nuevo mentor.
La idea de soltar a Jesucristo en el presente o en escenarios de ciencia ficción y enfrentar la imagen que cuenta la biblia de el con la realidad no es nada nuevo y en el cómic la hemos podido encontrar en títulos como el Battle Pope de Robert Kirkman y Tony Moore, el Chosen de Mark Millar y Peter Gross, el Chronicles of Wormwood de Garth Ennis y Jacen Burrows o Las vacaciones de Jesús y Buda de Hikaru Nakamura por citar algún que otro ejemplo, aunque que yo recuerde no se si se había mezclado antes de una forma tan directa con el genero superheroico. Pero como es de esperar cuando se tocan temas como la religión. los fanáticos siempre están al acecho, en esta ocasión incluso algunos payasos locales, quienes hicieron sus habituales campañas de mierda para presionar a la editorial, en este caso DC Comics, quienes iban a publicar la serie dentro de la ya difunta Linea Vertigo. Y ya sea porque estas campañas dieron sus frutos o porque en DC ya tenían pensado liquidar Vertigo y no querían sacar nada nuevo que no tuviese que ver con Sandman, la serie fue cancelada (pese a haber llegado a estar ya en pre-order).
Por suerte para los lectores, Mark Russell, el creador de la serie (y no viene a cuento pero quiero añadir que ha escrito al Juez Dredd aunque sea en la versión “apócrifa” de IDW) negocio con DC el quedarse con los derechos de la serie para publicarla en otra editorial, recayendo finalmente en casi recién nacida AHOY Comics, fundada entre otros por Tom Peyer y Stuart Moore (quienes trabajaron en su día con Karen Berger en los inicios de Vertigo) y que cuenta con la colaboración de grandes nombres de la industria como Grant Morrison y Ann Nocenti (aunque de momento solo en las historias de complemento que acompañan a los primeros lanzamientos de la editorial). Un hogar que parece hecho a medida para esta irreverente serie de Mark Russell y Richard Pace.
Y el cómic en si resulta tremendamente divertido, que exagerando el contraste entre el Dios vengativo del Antiguo Testamento y el Jesucristo bondadoso del Nuevo, nos presentan a un Dios cabrón y resentido con su creación que casi podría haber salido de un cómic de Ennis y a un Jesucristo que ni entiende a su padre ni acaba de encajar del todo con ese Sunstar que pese a ser un héroe no es todo lo generoso con los demás que Jesús piensa que debería ser. Un contraste que Russell y Pace aprovechan para señalar con poco disimulo la hipocresía de todos esos que se llenan la boca con rezos y plegarias pero luego sus actos van por otro lado.
Un divertido guion que viene acompañado por el trabajo artístico de Richard Pace, todo un veterano que lleva desde los 90 metido en el mundo del cómic (creo que la primera vez que vi algo suyo fue en los New Warriors y anda que no ha llovido desde entonces) y al que el paso de los años ha sentado mas que bien.
Así que ahora es un buen momento para subirse al carro de este cómic que promete mucho, para descubrir a esta nueva editorial que como otras parece querer recuperar el espíritu de lo que fue en su día la Linea Vertigo y sobre todo para poder juzgar las cosas por lo que son y no convertirse en otro fanático descerebrado que cree que la idea preconcebida que se ha creado en su cabeza tiene validez alguna, que de eso tristemente ya tenemos demasiados.