No sé si estáis siguiendo War of Realms, el crossover gordo de Marvel para este (pre)verano. Para el que no lo sepa, la cosa empezó con Malekith el Maldito en las series de Thor, las cuales llevan ya un par de años inmersas en una guerra iniciada por el elfo malasombra ese que con la tontería ya ha arrasado todos los reinos de Yggdrasil menos el más importante, Midgard (que como solían indicar los textos de apoyo en los buenos viejos tiempos, es la Tierra) y así es como los elfos chungos, los gigantes de hielo y gentuza parecida se lían a invadir el planeta y pegarse con superhéroes por todos lados. Pero eso a mi me da completamente igual, porque yo he venido a hablar de Superior Spider-Man.
Porque por si a estas alturas no lo sabíais (que ya os vale no haberos leído Superior Spiderman) ahora mismo tanto el Amazing Spider-Man de Spencer como el Friendly Neighborhood de Taylor están bastante bien, pero la verdadera revelación de la temporada es el Superior Spider-Man de Christos Gage, que con los mimbres dejados por la historia del Doctor Octopus que llevó a cabo Dan Slott ha terminado por hacer el único crossover de War of Realms que me ha gustado -el de X-Men tampoco está mal, pero en eso soy parcial porque soy muy fan de Dani Moonstar. Para entendernos, ¿vosotros os acordáis de cuando los guionistas se tomaban los crossovers que les endosaban como una oportunidad para sacar a sus protagonistas de su zona de confort, enfrentarlos contra situaciones raras y hasta hacer una historia divertida? ¿No? Pues yo sí, porque soy viejo y tengo el veneno del rencor en la mente, y me acuerdo de como en Inferno hubo multitud de series que tenían mejores historias que el crossover principal. Y éso es precisamente lo que ha pasado en Superior Spider-Man.
Porque aunque el dibujante titular Mike Hawthorne se ha tomado vacaciones aprovechando la ocasión, su sustituto Lan Medina se basta y se sobra para que no lo echemos mucho de menos, con lo que estamos ante un cómic que no ve ralentizado su ritmo en absoluto. Y para que os hagáis a la idea de lo que significa eso os resumiré un poco la situación hasta el momento: Octopus, usando como cuerpo un clon de Peter Parker especialmente modificado y bajo la identidad del Doctor Elliot Tolliver, persigue al amor de su vida Anna Maria Marconi -la cual ya no quiere saber nada de él- hasta San Francisco y sin revelarle su nueva identidad se pone a trabajar en la misma universidad que ella, algo nada siniestro y de gente que está en sus cabales. Anna Maria, que (SPOILER para los que estéis siguiendo la edición de Panini) de tonta no tiene un pelo, no tarda en darse cuenta de la verdad -sobre todo después de verlo ejercer como Superior Spiderman cuando Terrax ataca San Francisco- con lo que se da cuenta de que el universo le ha impuesto soportar al energúmeno ese y decide que es mejor tenerlo vigilado que dejarlo suelto para que su forma de salvar el mundo consista en liquidar a la mitad de la población del universo o algo peor. Y así está el equilibrio emocional de la serie, entre un Otto con ego descomunal que utiliza como fachada para ocultar todas sus inseguridades y una Anna Maria Marconi que es demasiado buena gente y, aunque se huele que esto puede acabar fatal, hará lo que pueda para que el Spiderman de la costa oeste funcione y así evitar que vuelva el Doctor Octopus (fin de SPOILER).
Y la cosa no iba mal, con una visita del Doctor Extraño para una pelea con Pandemonium -villano de pedigrí de la Costa Oeste- y Otto cada vez siendo un Spiderman más desastroso a pesar de los buenos consejos de Anna Maria, hasta que un día llegaron los Gigantes de Hielo de Jotunheim y proclamaron que todo norteamérica era «Nuevo Jotunheim» -que por supuesto la mejor parte se la llevó Malekith, que se quedó Europa enterita-. Para cuando empieza el crossover en el séptimo número de Superior Spider-Man San Francisco ya parece estar en plena campaña para evitar el calentamiento global y los gigantes de hielo se están paseando a placer por la ciudad mientras Otto trata de evacuar a la población como puede. Siendo como es él, no tarda en darse cuenta de que pelearse con los gigantes uno a uno es una pérdida enorme de su tiempo y talento, por lo que decide buscar aliados de cara a enfrentarse a la raíz de la invasión, por lo que acaba «reclutando» a los Vengadores Costa Oeste…
Y de repente te das cuenta de que si en ese grupo hubiera estado Otto Octavius, la serie habría mejorado tremendamente. Gage, que ya fue responsable de Avengers Academy, aprovecha las peculiaridades de Quentin Quire o Gwenpool para establecer unas dinámicas que, con el contraste del propio Ojo de Halcón -que pedazo personaje desperdiciaron en el MCU, pobre Jeremy Renner- dejan claro que tal vez la cancelación de la serie fue algo prematuro, y que a veces es buena idea cambiar los autores y buscar un nuevo rumbo antes que cancelar la serie entera y enterrar a los personajes (que ojo, a mi West Coast Avengers me gustaban, pero entiendo que le faltaba un hervor para poder llegar al público suficiente). Vamos, que Superior Spider-Man merece mucho la pena y si sois capaces de superar los prejuicios por el trauma Brand New Day o lo mal que os pareciera que Dan Slott matara a Peter Parker, creo que esta serie es un refugio perfecto para todos los lectores que no se sienten del todo cómodos con el target actual de Marvel y prefieren un tebeo más «normal», más a lo vieja escuela. Aunque sea protagonizado por un Doctor Octopus reformado en el cuerpo de un clon modificado de Spiderman, claro.