Normalmente prefiero no hablar de películas, cómics y demás que no me gusten o que directamente sean malos. Cuando lo hago, prefiero no ensañarme y usarlo más como un aviso a navegantes, centrarme solo en lo positivo y no pasarlo mal ni amargar a nadie. Pero es que no he visto una sola película en la que Jessica Chastain esté mal. Ninguna, es una actriz capaz de hacer que funcione hasta Madagascar 3: De Marcha por Europa. No pasa lo mismo en Fénix Oscura, porque me resulta imposible decir algo bueno de Fénix Oscura; si algo define esta película es que constituye en si misma la sublimación de una vieja máxima: Si algo puede salir mal, saldrá mal. Y en Fénix Oscura todo sale mal.
Fénix Oscura empieza en 1992 con el accidente de la primera misión del transbordador espacial Endeavour, el cual fue construido como consecuencia de la destrucción del Challenger en 1996. Este dato es importante porque en el mundo real el Endeavour aguantó durante casi veinte años hasta el final de la era de los transbordadores espaciales, demostrando que lo del Challenger fue un asunto aislado y dándole a la NASA cierto optimismo respecto al programa espacial, pero en Fénix Oscura todo sale mal desde el primer momento y los mutantes reciben una petición de socorro desde el bateléfono del presidente -que el teléfono en cuestión tiene una X muy gorda, no te miento- para que rescaten a los tripulantes del Endeavour, a los cuales está a punto de tragarse una tormenta solar que tiene la forma del Dios Espagueti Volador. Y entonces, pues eso, que se suben a su X-Jet capaz de salir a la estratosfera sin tantos propulsores ni tantas zarandajas como los transbordadores de la NASA y llegan fuera a salvar astronautas, y allá va Rondador Nocturno a teleportarse y a recoger astronautas sin necesidad de llevar un traje presurizado ni nada anti radiación y con las manos descubiertas, porque su mutación secundaria debe ser algo así, o yo que sé. Normalmente yo en estas cosas no me fijo si el resto acompaña, pero quiero que con esto os déis cuenta de hasta que punto en Fénix Oscura si algo puede hacerse mal, se hará mal.
Y mientras vemos la secuencia de acción y rescate más aburrida que se recuerda -joder, es que parece dirigida y montada por Scott Lobdell, de hecho toda la película parece hecha por el a pesar de que no hace tanto Scott Lobdell ha demostrado que podría hacerlo mejor- nos damos cuenta de que esto va a ser la versión de Simon Kinberg -productor, guionista y director de todo esto y de los 4F de Trank, sí- de la muerte de Jean Grey. Porque sí, porque queda un astronauta en el Endeavour para rescatar y la tormenta solar está a punto de comerse la nave, por lo que Rondador teleporta a Jean para que con sus poderes telequinéticos escude a la nave el tiempo suficiente como para que él pueda rescatarlo y la cosa sale mal y Rondador salva al astronauta pero Jean se tuesta. Y todo esto con el conflicto de fondo entre Xavier -que quiere que salven al astronauta como sea para que la Patrulla X se ponga otra medalla para seguir ganando puntos con la humanidad- y Mística, que está más preocupada por sacar a todos sus mutantitos con vida. Y a todo esto nos damos cuenta de que a Jean Grey le acaban de arrebatar su gran momento, porque en el cómic original -y en el X-Men 2 de Singer- Jean se sacrifica ella de motu propio, y hasta se pelea con algunos de sus compañeros por su derecho a sacrificarse. Que tiene que noquear a Scott para que la dejen sacrificarse, y su muerte tiene un peso mucho más fuerte precisamente por ello, porque muere pensando en los demás y no en si misma. Aquí no, aquí su muerte viene como consecuencia de obedecer una orden directa, su muerte es responsabilidad de Xavier y está completamente vacía, y esto es probablemente una de las peores cosas que hace la película.
Porque para contar la corrupción de un personaje primero tienes que establecer su virtud, y aquí lo que te hacen pensar es en Xavier, en como la clave del conflicto Xavier/Magneto residía en que ambos compartían un mismo fin -la felicidad de los mutantes- pero no los medios. Para Xavier, el fin nunca justifica los medios y por ello lucha por un futuro en que humanos y mutantes convivan en paz, pero a lo largo de esta película demuestra que no solo ha estado tomando atajos morales, si no que ha empezado a venderse a los humanos de mala manera, que le puede la fama y el gusto de agradarlos. Y así es como Jean Grey pasa de ser una persona que se sacrifica por la supervivencia de sus amigos a sacrificarse por un ideal ya de por si corrupto. Todo mal.
Sin embargo y a pesar de que su cuerpo acaba tirado a la deriva en el vacio del espacio, Jean Grey sobrevive, porque todo el mundo sabía que iba a sobrevivir; de nuevo tengo que acordarme del cómic original y de X-Men 2, que se permitían un cliffhanger en el cual Jean moría y punto, dejando a la audiencia preocupada por si se la habían cargado. El sacrificio de Jean aquí dura un suspiro y hasta casi se le da la razón a Xavier con sus mamarrachadas, todo el mundo aplaude a los mutantes y Jean se siente estupendamente. Los mutantes dan una fiesta en el jardín con Dazzler vestida con su mono blanco y maquillaje setenteros -pero sin bola de discoteca al cuello, algo completamente imperdonable porque eso hace que sus efectos de luz no sean estrobos si no chispitas lamentables, ¡ya digo que si algo lo pueden hacer mal lo hacen mal!- y es en ese momento en el que a Jean le da un jamacuco y se le van los poderes de la mano, reventando la fiesta de un pronto telequinético.
Y mirad, podría seguir contándoos la película, pero es que me parece una experiencia completamente estéril. Os repito que, normalmente, cuando hago una crítica, trato de exponer pros y contras, de mantener la cabeza fría, pero es que en Fénix Oscura ni un solo actor está bien, no hay una frase que merezca la pena, no hay un plano, el guión desprende tanta desgana que no da ni para un chiste, no hay un mísero efecto especial -el pelo ondulante de Jean Grey se merece un razzie al actor más sobreactuado- y ni siquiera Hans Zimmer está bien, todo está mal, todo, sin excepción. El conflicto Xavier/Mística/Magneto se come la historia de Jean, su proceso de corrupción es inexistente -me he cabreado y ya- puntos clave como la sangre de Mística en la ropa de Jean quedan absolutamente ridículos porque en la escena en la que muere ella no solo Jean no se mancha con su sangre, si no que se ve claramente como abandona el lugar con su ropa inmaculada. Claro, esto podría ser un fallo de racord como otro cualquiera, pero cuando hablamos de que es precisamente esa mancha de sangre el centro de sus escenas con Magneto y lo que acaba desencadenando que él intente matarla al final del segundo acto, pues como que en estos tiempos de retoques digitales es un tanto imperdonable. La cosa es peor todavía si vemos como Jean empala a Mística por error pero luego ella misma es empalada y se libra de ello con sus poderes de Fénix; uno puede pensar que es porque al principio Jean no es capaz de entender lo que puede llegar a hacer, pero a la vez resulta muy desafortunado porque en el segundo caso podrían haber aprovechado para dejar claro el aprendizaje de Jean o la incapacidad del personaje para controlar lo que hace. Y luego están los Hombres Espárrago.
En el cómic original los D’Bari eran unas criaturitas que eran capaces de convertir al personal en piedra, pero en esta película son, en esencia, Skrulls multiformes. Doy por hecho que antes de la compra de Fox por Marvel la película iba a contar de hecho con los skrull, porque por lo que ha contado Kinberg las escenas finales del guión original eran en el espacio y tuvieron que cambiarlas porque se parecían demasiado al final de Capitana Marvel; recordemos que al final de dicha película Carol descubría que los skrull eran buena gente y acordaba ayudarlos a recuperar su libertad, con lo que supongo que la idea original de Kinberg era la de decir que los D’Bari eran buenas personas y Jean se iba con ellos a reconstruir el planeta que la fuerza Fénix se había cargado en su día. Porque esa es otra, en Fénix Oscura los D’Bari son unos cabrones que se consideran superiores a los humanos y se van cargando gente sin pestañear, con lo que un genocidio D’Bari empieza a parecer algo tremendamente justificable. Pero ya digo, aquí las cosas no se justifican, las cosas pasan porque sí y el concepto de causalidad es algo arcano e innecesario, porque para caracterizar un personaje lo único que necesitas es que diga que va a hacer algo y lo haga. Y sí, con esto último hemos llegado a la madre del cordero.
Porque además de unos diálogos atrozmente insípidos y redundantes, Fénix Oscura ahonda en el mayor delito de toda la adaptación que ha venido realizando Fox de la franquicia mutante durante los últimos veinte años: intentar adaptar poderes, historias, conceptos pero nunca a los personajes. Seguramente el personaje mejor adaptado por parte de Fox -dejemos de lado a Masacre, por favor- ha sido el propio Lobezno, porque nos daba absolutamente igual que Hugh Jackman mida un metro noventa, se comportaba como Logan y eso hizo que su presencia se comiera casi literalmente todas las películas en las que aparecía. El reboot de First Class hizo que todo girara entre Xavier y Magneto, y por eso las cosas volvieron a funcionar, porque Xavier y Magneto estaban bien caracterizados y sus motivaciones y actuaciones funcionaban, pero todo eso se fue al traste con el regreso de Synger en Days of Future Past y Apocalypse. La Saga de Fénix Oscura, más allá de los efectos especiales de Dave Cockrum y John Byrne, lejos del dramatismo y el ritmo magistral que imprimen en sus viñetas, tiene su razón de ser en los personajes, en su foma de hablar, en su forma de actuar y de ser. El que la muerte de Jean en el Starcore o en la luna nos impacte deriva directamente de que nos creamos al personaje, de que nos importe Jean Grey y la gente a la que le importa Jean Grey, y eso es precisamente lo que no consigue hacer la Fox en su conjunto ni en la primera adaptación de 2006 ni en esta de 2019. Esperemos que Marvel, lejos de convertir a los mutantes en comparsas de Tony Stark o algo parecido, sea capaz de darse cuenta de que caracterizar a Tormenta o a Rondador Nocturno va más allá de peinados o lentillas de colores, que el éxito de los mutantes en los ochenta derivo, simple y llanamente, de hacer un buen trabajo y no tomar al lector por un rematado imbécil.
Lo triste es que esta sigue siendo la mejor adaptación al audiovisual que se ha hecho hasta ahora.
Y nada más, a falta de que salgan (o no) los Nuevos Mutantes, hasta aquí han llegado los mutantes de la Fox. Han sido veinte años de altibajos que se han visto bien reflejados en los cómics de la época que les ha tocado vivir, y problablemente marquen las adaptaciones de un futuro más de lo que nos gustaría. Habrá que ver que es lo que hace con todo este material Kevin Feige y su gente de Marvel Studios, con suerte alguien con cabeza se hará con las riendas de todo este material y se dará cuenta de que lo más importante de la Patrulla X es hacernos conocer a Jean, Scott, Piotr, Ororo, Logan, Kurt y todos los demás.