Tenemos que hablar de los Nuevos Mutantes porque esto es un sinvivir, oye. Que la película empezó a desarrollarse en 2015, no entró en preproducción hasta abril de 2017 y el rodaje empezó en julio de 2017, supuestamente terminando en septiembre de ese mismo año. Se suponía que se iba a estrenar al año siguiente, pero para no chocar en fechas con Deadpool 2, la película se retrasó hasta febrero de 2019, luego agosto de 2019 para, finalmente y tras la venta de Fox a Marvel, colocarla en el veinte de marzo de 2020.
Por el camino habría cambios en el tono de la película -empezó como una historia de terror adolescente puro y duro para transformarse en algo más Stranger Things, o eso dicen- y debido a esos cambios se necesitaba rodar algunas escenas nuevas, pero el tiempo iba pasando y por eso ha acabado siendo necesario el retrasar la película al año que viene, a pesar de que más de uno se temía ya lo peor y que la película acabara siendo estrenada directamente en Disney+ o peor todavía, inacabada y encerrada para que se pudriera en algún lugar de los servidores de la antigua Fox. Pero parece que no, que el proyecto sigue adelante, y mientras tanto yo, que cometí la imprudencia de empezar una serie de posts sobre los Nuevos Mutantes de Sienkiewicz que supuestamente iba a terminar justo con la primera fecha de estreno, tuve que retrasarla sine die porque cualquiera se fia ya con esta gente. Cabrones.
Pero claro, después de la venta de Fox tampoco nos queda muy claro cual es la situación de los Nuevos Mutantes en todo esto, porque no dejan de ser la película «sobrante», la que queda bailando en todo esto; Marvel ya tenía tres fechas reservadas para 2020 (mayo, julio y noviembre) en las cuales va a estrenar películas indeterminadas, con lo que New Mutants se queda dos meses antes del primer estreno -se dice que puede ser Viuda Negra, yo que sé- y es imposible no pensar que se estrena por compromiso, por obligación, porque después de gastarte ni sé cuantos millones -que no deben de ser tampoco muchos, para Fox era una película «experimental» como lo fue Deadpool en su día- no tienes más remedio que estrenar la película y sacarla adelante como sea o perder dinero. Y claro, Fox ya no es una productora gobernada por una junta de inversores, pero Disney destaca por aprovecharlo todo salvo cuando crea que pueda darle mala imagen como Canción del Sur o algo parecido.
Y aun así, detrás de todo este ruido y especulación sigue habiendo una película, y es precisamente de la película en sí de lo que menos se habla en estos días. El proyecto nació de la mano de Josh Boone y Knate Lee, siendo el último conocido por su trabajo en Jackass y películas como Cardboard Boxer o Kidnap -esta última con Halle Berry en sus últimos tiempos- mientras que Boone es un director forjado en el cine independiente con Stuck in Love y que consolidó su carrera con Bajo la Misma Estrella (The Fault in Our Stars, 2014) una producción encargada por Fox de presupuesto modesto que cosechó bastante éxito (300 millones recaudados por los 12 de presupuesto) y provocó que Boone empezara a recibir ofertas para la realización de proyectos de mayor envergadura como la adaptación del The Stand de Stephen King, siguiendo en cierto modo una trayectoria parecida a la directores como Josh Trank pero con bastante mejor resultado.
Boone afirma que el proyecto de los Nuevos Mutantes lo empezó junto a su mejor amigo Knate Lee porque ambos eran fans de Los Nuevos Mutantes de Bill Sienkiewicz, y habían crecido juntos leyendo la serie, por lo que usando un generador de cómics llamado Comic Life y viñetas de los propios Claremont & Sienkiewicz, presentaron un proyecto a Fox y al gurú mutante por esos lares, Simon Kinberg, de una trilogía basada en la Saga del Oso Místico, Legión y demás hitos de la serie. Finalmente, Fox dio luz verde sólo a una primera película del proyecto -el resto, por supuesto, dependería del éxito de la primera entrega- y los dos amigos empezaron a escribirla, encontrándose que la diferencia entre diez y cien millones de presupuesto estribaba en la de opiniones que de repente tenías que tener en cuenta a cada paso de la producción.
Y probablemente ése es uno de los mayores escollos que ha tenido New Mutants en su tortuoso camino, el estar a la sombra del fracaso de Fant4stic -Trank no consiguió adaptarse al paso de hacer la película «a su aire» a tener que trabajar con tantos jefes- y el encontrarse con tantas órdenes de cambio de tono, estilo y demás que para colmo de males han coincidido directamente con la venta de Fox. A día de hoy no se sabe si la producción ha pasado de la supervisión directa de Kinberg a las manos de Feige o a algún punto intermedio, lo que está claro es que a ninguna película le puede sentar bien el ser congelada y descongelada constamente. Afortunadamente para Boone, sus otros proyectos han seguido adelante y parece que su adaptación del The Stand de Stephen King para CBS All Access va hacia delante -porque sí, el All Access ese no vale solo para ver Star Trek- con lo que de momento las políticas corporativas de Fox y Disney no van a hundir otra carrera por sus tonterías. Ojalá la película por fin se estrene y el proyecto llegue a buen puerto, porque tanto los Nuevos Mutantes como Claremont y Sienkiewicz se merecen ser adaptados como es debido.