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X-Men Disassembled: Un par de reflexiones sobre la nueva Uncanny X-Men

Pues se acabó X-Men Disassembled, esa saga que ha tenido al nuevo volumen de Uncanny X-Men publicándose semanalmente durante todas estas navidades, y tengo que reconocer que para mí han tenido una sensación agridulce. Porque después de todos estos años de altibajos tras la partida de Chris Claremont en 1991, da la sensación de que se quiere ir en otra dirección. Que toda esa continuidad convulsa ha llegado a tal punto que no se soporta a si misma y va a reventar, y que tal vez John Byrne tenía razón desde un principio. Pero para aclarar todo esto mejor aclaro primero que este post, desde luego, tiene un carro de SPOILERS como camiones, y que el que se esté preguntando sobre si debe leer o no esta nueva serie tiene que tener en cuenta que va a volver a tener un porrón de personajes de continuidad convulsa pegándose contra casi todos los miembros que ha tenido el grupo a lo largo de su historia y parte de sus spinoffs, y que aun así el cómic funciona y es recomendable si no nos ponemos muy puntillosos con la caracterización. Pero que sí, que vamos con los spoilers.

Ha sido un trabajo editorial estupendo que no flaquea a nivel artístico, pero Disassembled no deja de ser un prólogo demasiado largo a la nueva etapa.

Realmente cuando se habla de hacer nuevos números uno se piensa fundamentalmente en vender más y luego en la posibilidad de que sirvan de punto de entrada de nuevos lectores. Pero nos encontramos así con un problema, porque cómics como este tiran tanto de la antigua continuidad -hablándonos de personajes como Legión, Apocalipsis, versiones de universos paralelos de personajes nacidos a partir de un clon de un personaje de la línea principal y demás extravagancias- que al final el guión de Ed Brisson, Matthew Rosenberg y Kelly Thompson tiene que centrarse en una serie de personajes -los villanos, Mariposa Mental que vuelve a ser occidental, el Ángel que se convierte en un jinete de X-Man pero luego se transforma otra vez en su versión de jinete de Apocalipsis pero en la versión posterior del X-Force de Remender, Jean Grey que resucitó hace nada casi por generación espontánea, algunos estudiantes de Wolverine & The X-Men/New X-Men: Academy X/New Mutants la última con otros personajes, no la de Claremont en los 80, aunque alguno de esos también sale- que seguramente no puedan ser considerados primeras espadas de lo que consideramos que debería ser Uncanny X-Men porque claro, Lobezno está muerto y a Tormenta es mejor caracterizarla siempre como la loca de los pelos que vuela por ahi en plan bad ass -que, entre nosotros, nunca he entendido como tener «mal culo» puede ser considerado algo bueno por los yanquis, aquí lo más parecido es un culo de mal asiento-.
Yo aquí no veo mal culo por ningún lado.

La cuestión -y lo que quería reflejar en este farragoso primer párrafo- es que X-Men Disassembled es un cómic bien escrito, pero a la vez es un galimatías que ni de broma ayuda al lector a introducirse en la franquicia. Más de una vez he dicho yo que, estando como están las cosas hoy en día que te puedes leer la serie original en digital o tirar de wikipedia si eres realmente vago, tampoco hay que ponerselo taaaaan fácil a los nuevos lectores, pero es que en este caso se está rizando el rizo, porque precisamente se ha abundado sobre los personajes de trayectoría más caótica de la historia del grupo, por no hablar de que hay otros iconos mutantes que ni asoman, básicamente para no matarlos al final de Disassembled. Y eso es una auténtica pena, porque podrían haber aprovechado para tirar de la épica y darnos una última carga de personajes como Tormenta, Rondador o Coloso que en su mayoría tienen un papel bastante secundario en esta historia, exceptuando viñetas concretas. Pero bueno, que había que darle más protagonismo a Jamie Madrox, que anda que no la lían con el pobrecillo…
¿POR QUÉ TANTO ODIO?

Porque no hace tanto hemos hablado por aquí de la serie de Multiple Man, en la que Matthew Rosenberg nos mostraba a un Madrox más desmadrado de lo habitual y que acabó siendo una sorpresa bastante agradable. Sin embargo, una de las molestias que encontré al leer esa serie era el ver como Rosenberg mostraba a Madrox como una especie de bicho raro para el resto de los personajes, como un friki, como un secundario cómico al que no se toma en serio. Y claro, venimos del X-Factor Investigations de Peter David y todo aquello, con lo que se supone que, al haber muerto el Madrox original durante la inhumanidad y ser este un duplicado suyo, no ha pasado por la evolución que tuvo el personaje desde los tiempos en los que era un secundario cómico en el Factor X noventero que guionizaba el mismo David… Que a su vez poco tenía que ver con el Madrox que escribió Len Wein y luego Claremont durante los 70 y 80, un tipo con pasado trágico y escasa personalidad que David reconvirtió en una especie de Booster Gold sin muchas aspiraciones. Con lo que tenemos lo comido por lo servido, David lo convirtió mágicamente en otra cosa -aunque repito que, en origen, el personaje era bastante plano- y ahora Rosenberg lo recupera en esa versión porque le parecerá más interesante. Es un fastidio para los fans de David, pero entiendo que tal vez esa sea la versión más conocida del personaje. Aunque en ocasiones se pasen cuatro pueblos acentuando la faceta de Jamie como un «cobarde de mierda» y dudes de que el personaje realmente haya sido en algún momento así, pero como es el duplicado de Rosenberg, el sabrá.
Que no nos engañemos, todo el plan de Legión para usar a Madrox contra X-Man nunca queda muy claro, pero como Legión está loco pues vale, pues bueno, pues nos lo creemos.

Y sin embargo es un buen cómic, con personajes teniendo reacciones creíbles a situaciones absurdas, con referencias al pasado de los personajes y su trayectoria, mostrándonos una galería amplia de personajes de toda la historia del grupo pegándose y rompiéndo cosas, haciendo hincapié en los tópicos de la serie -mutantes contra humanos, mutantes con complejo mesiánico, una hipotética cura mutante y las dudas morales que conllevaría… Para al final reventarlo todo por los aires y terminar con ello. Se solía decir que La Patrulla X no volvería a ser la que era, y seguramente esta historia tenga la intención de mantener el grupo patas arriba durante la próxima década, devolviéndonos a los «fan favourites» poco a poco a lo largo de los próximos años, pero a la vez no dejamos de tener la sensación de que esto que coló en Vengadores con Bendis -aunque no exactamente, no nos engañemos- aquí no acaba de funcionar porque esto ya lo hemos visto con los mutantes un millón de veces. Y con esto nos toca volver al principio.
Es digna de elogio la capacidad del equipo editorial y los dibujantes Pere Pérez, Yildiray Cinar, RB Silva y Mahmud Asrar para conseguir que sus estilos cuadren entre sí y no provoquen un espanto como el que se dió con Secret Empire, si no todo lo contrario.

Porque si Uncanny X-Men tuvo éxito alguna vez fue por ser una historia coherente que evolucionó durante los quince años de la etapa de Claremont, y todo lo que vino después fue una evolución de aquello, derivación tras derivación entre los distintos estilos de todos los guionistas que sucedieron a Claremont y aun así en la mayor parte de las ocasiones fueron incapaces de entender que todo tenía que moverse sobre el conjunto, y no sobre historias cortas de 6 o 12 números -sí, estoy diciendo que para X-Men 12 números es una historia corta- con las que completar su etapa. Para un guionista, para un editor, X-Men tiene que ser algo a largo plazo, porque la gracia de la serie estaba en la forma en que iba cambiando y no en los hechos concretos que ocurrían en cada número. La primera vez que matas a Jean Grey tiene más impacto por ser la primera vez, pero a la vez el impacto viene de verla mes tras mes enfrentada a si misma y a una situación que la supera; cuando Morrison la vuelve a matar veinticinco años más tarde no solo no afecta al lector por el hecho de que ya ha visto morir a Jean, si no porque su muerte no ha sido «creada» durante meses, mientras que la muerte de su matrimonio con Scott sí que ha sido madurada durante unos dos años, y por eso muchos lectores no se rasgaron las vestiduras por la pareja Scott/Emma. Pero estábamos hablando de la nueva Uncanny X-Men…
Pues oye, me parece un punto de partida la mar de interesante.

No nos engañemos, estos diez números han sido el típico evento/crossover con un porrón de personajes en el que pasan cosas muy gordas, y repito que para ser eso es un gran cómic, en la tradición de Crisis y demás, pero a estas alturas el concepto lo tenemos muy muy visto, y vuelvo a tener la sensación que tuve con Schism hace ya casi diez años; que lo bueno no era el crossover, que lo bueno iba a ser lo que venía detrás. Que sí, nos quitamos de en medio a X-Man, Legion y la mayor parte de la Patrulla X que muere -si no hay cadaver no hay muerte, que no somos nuevos- y eso posibilitará la resurrección de Cíclope -ugh-, el regreso de Lobezno y la reconstrucción de todo lo «X», pero el desgaste de haber visto ya tanto relanzamiento me hace perder el interés. No sé, igual me estoy amargando porque soy consciente de que si este relanzamiento no consigue cierto volumen de ventas a buen seguro tendremos otro dentro de un año, y otro el siguiente y el siguiente como llevamos teniendo desde que Gillen y Aaron dejaron X-Men en manos de Bendis y Perlmutter empezó a marginar a los mutantes…
Que por cierto, ¿a estas alturas de la película no debería haber un diálogo más fluido entre dibujantes, entintadores y coloristas? Que tenemos el internet, mecachis…

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